Capítulo 47

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CRUZ

Benicio alcanzó a Sisi y la alejó de mí.

Su puño se plantó firmemente en mi cara antes de que pudiera asimilar el hecho de que ella acababa de decir que me amaba.

-¡Lamentable hijo de puta!- rugió Benicio y me agarró del cuello antes de que su puño conectara con mi cara de nuevo.

Podía oír los gritos de Sisi en la distancia.

Pero mi vista era borrosa y mi cabeza se sentía confusa.

Me sacudí y levanté las manos para bloquear más ataques mientras trataba de evitar que mi mundo girara.

-¡Benicio, NO!- lloró Sisi. Mi cabeza se aclaró muy rápido. Esto la hacía llorar. No quería que llorara. 

Esta vez, cuando su puño se acercó a mí, lo bloqueé y empujé con fuerza su pecho para conseguir que se apartara de mí.

Golpearlo alteraría más a Sisi, pero tampoco podía dejar que me noqueara.

-Confié en ti. Eres mi mejor amigo. ¿Cómo puedes meterte con mi hermanita? Cree que te ama- rugió Benicio- Ni siquiera te conoce. Dile, Cruz. Dile la mierda que has hecho.

-¡Cállate!- grité- Ya conseguiste golpearme. No voy a devolvértelo y molestarla más- levanté el brazo para limpiar la sangre que corría por mi nariz.

Sisi pasó corriendo junto a su hermano y chocó contra mi pecho.

-¡Maldición!- gruñó Benicio.

-Lo siento, lo siento mucho- Sisi lloró contra mi pecho. Verla así me volvía loco. ¿No podía ver lo que le hacía?

-Dame un minuto- le grité a él- Primero déjame calmarla. Necesita la tranquilidad de saber que no vamos a matarnos. ¿Es que no te das cuenta?

Incliné la cabeza y acuné el rostro de Sisi para poder mirarla.

Mi ojo izquierdo se cerró por la hinchazón, pero todavía podía ver su rostro surcado por las lágrimas.

Odiaba verla así. Si no empeorara las cosas, le daría unos buenos puñetazos a su estúpido hermano por hacerla llorar.

-Estoy bien. No lo dejaré golpearme más. Me atrapó con la guardia baja.

Me amaba.

Sus palabras se reprodujeron de nuevo en mi cabeza.

¿Cómo alguien tan jodidamente dulce como Sisi Ponte podía amarme?

-Sólo quiero irme. Necesito conseguirte un poco de hielo y estás sangrando- hipó.

-Lo sé. Dejaré que lo hagas, pero antes déjame tratar con él, ¿de acuerdo?

Envolvió los brazos a mí alrededor y me sostuvo con fuerza.

Esta era su manera de protegerme. Nunca nadie me había protegido.

-Bueno, he visto suficiente- dijo la voz de Iván detrás de mí- Retrocede, Benicio.

-Es mi hermana con la que está jodiendo, Iván. No me digas que retroceda.

-Sí, por eso te dejé golpearlo. Pensé lo mismo- Iván se interpuso entre nosotros. Me miró de nuevo. Su mirada cayó en Sisi, luego regresó a mi rostro- Esto es diferente.

-Él no lo hace diferente- escupió Benicio- Es mi hermanita. Se supone que la proteja. Siempre la he protegido. No puedo dejarla cerca de él. No es lo suficientemente bueno.

El dolor por las palabras, que sabía eran ciertas, lanzadas en mi cara por una de las únicas personas que creí que me aceptaba, con defectos y todo, fue duro.

Sisi giró la cabeza para enfrentar a su hermano- No te atrevas a decir eso. CÁLLATE, Benicio.

Iván hizo un gesto con la mano en nuestra dirección- ¿Viste eso? ¿Alguna vez lo has visto aferrarse así a alguien? No te regresó los golpes y no porque no pudiera, porque si fuera una pelea real, mi dinero estaría en Cruz. Ha estado peleando toda su vida. No te golpeó porque no le gusta molestar a tu hermana. La protegió.

Benicio tomó respiraciones rápidas y enojadas mientras miraba a Sisia junto a mí.

Pasó las manos por su cabello- Mierda. Pero ella dijo que lo ama- le dijo a Iván. Luego me miró- Te ama. ¿Por lo menos sabes qué hacer con eso?

Besé la cima de su cabeza- Cuidarla como si fuera lo más precioso en la faz de la tierra- le contesté con toda sinceridad.

-Bueno, demonios. Se volvió todo poético- dijo Iván, sonriendo y sacudiendo la cabeza- Nunca pensé que vería el día.

Benicio se apoyó en el capó de su camioneta y cruzó los brazos sobre el pecho, luego bajó la cabeza. Habíamos ganado. Iba a consentirlo.

-Tu ojo se cerrará por completo si no le pones algo de hielo. Sigan adelante. Me encargaré de Benicio- dijo Iván, señalando mi jeep para que nos fuéramos.

Quería prometerle a Benicio que nunca le haría daño, o decirle que también la amaba.

Pero no podía hacerlo.

Si alguna vez se enteraba de lo que hice para cuidar de mi familia, la lastimaría.

La quería. La necesitaba.

Pero, ¿la amaba?

¿Podía amarla sin ser completamente honesto con ella?




Continuará.....

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