Capitulo 7

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SISI

Hasta aquí llegué.

No más.

No podía seguir tratando de gustarle a Cruz.

Actuaba como si todavía fuera la hermana pequeña de su mejor amigo y no me hubiera cogido detrás de un club.

Esto sólo me dolía más.

Ya era hora de superarlo.

Olvidarlo.

Acababa de decirme cuán carente era mi cuerpo.

Acababa de ponerme el recuerdo de cómo perdí mi virginidad.

Debía olvidarlo y no mirar atrás.

Además, no es que pudiera compartir la experiencia con alguien.

Ya era bastante humillante saber que salió corriendo.

Ni siquiera me había besado.

La idea de besarme le repugnaba mucho.

No necesitaba ver a nadie por el momento.

Corrí hacia las escaleras en lugar de ir a la sala, donde todo el mundo se preparaba.

Maggie, mi mejor amiga, estaría aquí esta noche.

No estaría sola en esta multitud de personas.

Cerrando la puerta de mi dormitorio en la casa de mi padre, saqué el teléfono de mi bolso y llamé a Maggie.

No le había contado todo.

No tenía ni idea de que le di a Cruz mi virginidad en una unidad de almacenaje como una puta barata.

Me avergonzaba demasiado decirle esa parte de la verdad horrible.

Pero sabía que él coqueteó mucho conmigo y que fuimos a su jeep y nos cogimos un poco antes de que se marchara y me dejara.

-Hola- La voz de Maggie era feliz y alegre. Román, su novio estrella del rock, se encontraba en la ciudad. Ella siempre estaba en el séptimo cielo cuando él venía de visita. Esta vez vino para empacar sus maletas y trasladarla a California.

Trataba de no pensar en eso.

-Sé que tu chico y tú están empacando, pero quería asegurarme de que vienes esta noche- no había sido capaz de enmascarar el dolor en mi voz. Iba a darse cuenta.

-Sí. ¿Qué sucede, Sisi?- podía oír la preocupación en su voz.

Tragando el nudo en mi garganta, agarré el teléfono con fuerza y traté de controlar mis emociones- Simplemente no quiero estar sola. Con... todos. 

Maggie suspiro- ¿Se trata de Cruz? Te juro que quiero patear su culo.

-No. Es... está bien, bueno, tal vez sí pero es mi culpa. Debí haberme quedado lejos de él.

Sabía que era así. Tal vez no sabía que me cogeria y se alejaría, que nunca volvería a ser amable conmigo.

Pero sabía que era un mujeriego.

Esta era su despedida.

-Estaré ahí. No estarás sola. De hecho, tendrás una cita. 

Dejé de parpadear para controlar las lágrimas y esperé una explicación de su última declaración.

¿Qué quiso decir con """una cita"""?

¿Acaso iba a compartir a Román?

No… eso no tenía sentido.

-¿Eh?

Maggie aclaró su garganta, luego cubrió el teléfono con su mano, y la oí bajar la voz.

Esperé pacientemente a que dejara su conversación privada y me pusiera al tanto.

-Está bien. Aquí está la cosa. Ernesto, el hermano de Román, también está aquí. Lo conociste hace unos seis meses, ¿recuerdas? Estuvo en la fiesta de cumpleaños que organicé para Román en la casa de la playa.

-Claro que me acuerdo de Ernesto. Es difícil de olvidar- No se parecía mucho a Román. Él tenía una actitud más tranquila. Tuve que hablar con él esa noche porque no dijo mucho.

-Bueno, ha estado preguntando por ti. Sabía que estabas enamorada de Cruz, lo que no puedo entender. Es lindo y todo, pero es un mujeriego. Ernesto te volvió a mencionar hoy.

¿Le gustaba a Ernesto Heredia, el hermano menor del rompecorazones más grande del mundo?- Eh, bueno, um, bien. Creo. Quiero decir, ¿en serio? ¿Ernesto? Sale con modelos y esas cosas. Lo vi en una revista la semana pasada con una modelo súper importante. No puedo competir con eso. La he visto en comerciales de maquillaje.

Maggie se rió- Está retocada en ese comercial. No es tan fabulosa en la vida real. La conocí. Confía en mí. Además, estuvo con ella una vez. Dijo que le faltaba inteligencia. No le interesaba. 

-Ernesto Heredia… ¿en serio?- me costaba comprender esto.

Recientemente me había acostumbrado a que Roman Heredia apareciera al azar en mi casa del brazo de Maggie. ¿Ahora salir en una cita con su hermano?

-Sí, en serio. Consideraré que estás interesada- el tono divertido de Maggie me hizo sonreír.

Quizás era lo que necesitaba para superar a Cruz.

No me quería.

Tenía que afrontarlo.

-Está bien. Sí, quiero decir, si está seguro.

-Eres ingenua, Sisi Ponte. Sólo porque no puedes conseguir la atención de un hombre empeñado en acostarse con toda la Argentina no significa que no seas hermosa, inteligente y muy atractiva para cualquier tipo con dos ojos y un cerebro. Confía en mí, ¿sí?

La pesadez en mi pecho disminuyó un poco.

El dolor seguía ahí, pero la esperanza de que podía seguir adelante y dejar de ser lastimada por Cruz fue un alivio.

Todavía no podía creer que iba a estar con Ernesto Heredia. Esta noche ya no parecía tan mala.

-Confío en ti. Ahora, ¿qué me pongo?

Continuará....
      

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora