Capitulo 41

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CRUZ

No pude hacerlo. Cassandra Gregory era una de mis mejores clientes.

Me había enviado a muchas otras mujeres ricas. Pero maldita sea si podía dejar Sisi en mi apartamento y entrar en la casa de playa de esta mujer.

Sería un maldito milagro si pudiera llegar hasta allí.

La culpa de mentirle a Sisi y haberla dejado cuidando de Taly era bastante mala.

Al recordar lo bien que se sentía estar dentro de Sisi, tenerla aferrada a mí y diciendo mi nombre mientras ella encontraba la liberación, era un asunto completamente diferente.

Nadie más iba a llegar a esa altura. Me veía y me sentía mal. No podía hacer esto.

Saqué mi Jeep del estacionamiento de la casa de Cassandra. Iba a tener que decirle algo. Cualquier cosa para dejar esto de lado.

Necesitaba el dinero.

Agustin tenía otra cita con el odontólogo para su aparato la próxima semana y necesitaría por lo menos diez mil pesos para eso.

Además necesitaba conseguir nuevas ventanas en las habitaciones de los niños. Dos estaban rotas.

Agustin dijo que cuando llovía, se mojaba la pared y el suelo. Lo último que necesitaba era que el remolque tuviera un piso podrido.

Mi teléfono sonó. Miré hacia abajo para ver el nombre de mi madre en la pantalla.

Mierda.

No quería hablar en estos momentos. Pero si la ignoraba, podría ir al apartamento mientras no estaba y encontraría a Sisi.

-¿Qué?- dije con rabia al teléfono. Todo era culpa suya, incluso que estuviera en esta situación difícil.

-Trae a Taly a casa. Se encuentra mejor. Y mi coche tiene un neumático pinchado. Necesito neumáticos nuevos.

-Llevaré a Taly a casa esta noche, si creo que está bien. Y si quieres neumáticos nuevos, consigue un maldito trabajo.

Perra estúpida, odiaba recurrir a mí para pagar las cuentas, pero seguro que no le importaba pedirme dinero.

-¿Quieres que conduzca con tus hermanos en esos neumáticos malos? Bien. Conduciré con ellos a la escuela. Odian el autobús de todas formas.

Era una amenaza que mantendría sólo porque era una viciosa.

Miré hacia la casa en frente de mí. Necesitaba el dinero. Siempre necesitaba más dinero.

Debería haber guardado el dinero de Andrés del juego de póker para pagar en efectivo y no haber obtenido esa maldita televisión de pantalla plana.

No hubiera sido suficiente dinero, pero habría ayudado.

-Conseguiré tus neumáticos. Pero será mejor que no lleves a los chicos a ninguna parte hasta que lo haga.

Colgué el teléfono y lo tiré en el asiento del pasajero. Apagando todas las emociones y bloqueando cualquier sentimiento que tenía por Sisi, abrí la puerta de mi Jeep y salí.

Hacía esto desde hace tres años. Podría hacerlo. Tenía que hacerlo.

Tres horas más tarde estacioné mi Jeep de vuelta en mi casa y salí, cerrando la puerta detrás de mí.

Había tenido tiempo suficiente en el camino a casa para calmarme. Le di una patada a mi neumático y golpeé las dos manos sobre el capó.

Respiraciones profundas.

Necesitaba respirar profundamente. Me dolía el pecho, el estómago se retorció en nudos y el dinero de mierda en mi bolsillo era más pesado que nunca.

Antes de que tuviera a Sisi, esto era fácil. Ahora era enfermizo.

Yo era un jodido hijo de puta, literalmente.

Necesitaba sentir de nuevo.

Necesitaba estar cerca de Sisi.

Anduve a través del estacionamiento y me dirigí escaleras arriba, de dos en dos a la vez. Verla y sostenerla lo mejoraría.

La mujer que acababa de pagarme destelló en mi mente y me congelé.

No podía tocar a Sisi en estos momentos. Tenía que estar limpio. Necesitaba una ducha. La más caliente que pudiera soportar.

Sisi no tenía necesidad de estar cerca del sexo barato y sin sentido que yo acababa de tener.

Abrí la puerta y entré.

La televisión en mi habitación se hallaba encendida y podía oír a las chicas hablando.

Antes de que ninguna de ellas se diera cuenta de que me encontraba en casa, me dirigí al cuarto de baño.





Continuará.....

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora