Capitulo 44

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CRUZ

Me sentía inquieto.

Sisi se fue cuando fui a llevar a Taly a casa.

Dijo que tenía que ir a cenar con su madre. Anoche le había dicho a su madre que se quedaba en lo de un amigo.

Dijo que se pondría curiosa si ella no se presentaba esta noche.

Todo el apartamento olía a Sisi. No había estado a solas con ella desde el trabajo. Necesitaba estar a solas con ella.

El miedo dentro de mí me comía vivo. Si alguna vez se enteraba... No podía suceder.

Mi teléfono sonó y caminé al mostrador y lo levanté. Era el Ponte equivocado.

-Hola- dije, tratando de no estar irritado porque era Benicio y no Sisi.

-Hola, ¿qué haces esta noche?

Esperar junto al teléfono a que tu hermana me llame, no era exactamente algo que pudiera decirle- Nada. Me quedo en casa.

-Allegra está estudiando para una prueba y necesita que me aleje. ¿Quieres ir a Bash Secrets Bar? Iván estará allí. Toca Juan y sabes que Cande no se lo perderá.

No.

Quería quedarme aquí y esperar a Sisi.

Pero si no llamaba, podría ponerme un poco loco. Necesitaba una distracción.

-Bueno, sí. Nos encontraremos allí. 

-Suena bien- contestó y colgó.

Me puse las zapatillas y agarré mis llaves.

Iría para pasar el rato con mis amigos hasta que llamara Sisi.

Cuando entré, el lugar ya se hallaba repleto. Me detuve en el bar y tomé una cerveza antes de hacer mi camino a nuestra mesa.

Benicio ya estaba aquí. Iván y Cande ocupaban sólo un taburete ya que ella se sentó en su regazo. Andrés no se encontraba cerca.

-Ahí está- dijo Benicio mientras yo sacaba el taburete de su lado y me senté.

-Pero, ¿por cuánto tiempo? Tan pronto como una chica se acerque, lo perderemos por la noche- dijo Iván, arrastrando las palabras.

Benicio se echó a reír.

Traté de no tensarme. Se darían cuenta si me comportaba diferente.

Entonces todos empezarían a hacer preguntas.

Y no había forma de que las respondiera.

Benicio era como mi hermano, pero si trataba de alejarme de Sisi, iba a ser un problema.

Nadie iba a parar esto.

-Me voy a tomar una noche libre- le contesté.

-¿Alguien te cansó anoche?- preguntó Iván.

Tampoco iba a ir allí. Esto era difícil. Siempre había sido capaz de hablar con ellos de chicas. Pero entonces, nunca hablaría de Sisi en la forma en que hablaba de las otras chicas.

-Simplemente no estoy de humor- expliqué y tomé un trago largo.

Un teléfono sonó y Benicio sacó el suyo- ¿Está bien?... Sí, la he comprobado hoy... Lo siento, estoy en Bash Secrets. ¿Puedes oírme?... Si ella está durmiendo bien, entonces debería estar bien si quieres salir... Uh, no. Cruz, Iván y Cande están aquí. ¿Quieres venir a verme?... ¡Ja! Claro que sí. Te veo en un segundo.
Colgó el teléfono- Mi mamá va a cansar a Sisi. Por mucho que la hubiera extrañado, no me gusta la idea de que se quede para cuidar a mamá. Necesita una vida.

Era Sisi.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo.

Lo saqué y bajé la mirada.

Sisi: ¿Te parece bien si voy al Bash Secrets? Si no, me iré a la cama y te veo más tarde.

Diablos, no.

Necesitaba verla esta noche.

Yo: Tu hermano cree que vienes aquí. Ven a calmarlo y luego vamos a encontrar una manera de irnos.

-¿Preston está enviando mensajes de texto?- preguntó Iván- ¿Cuándo en el infierno comenzó a enviar mensajes de texto?

Sisi: De acuerdo. Nos vemos en unos minutos.

Deslicé el teléfono en mi bolsillo y levanté la mirada para ver a todos en la mesa mirándome con expresión de incredulidad en sus rostros.

No enviaba tantos mensajes de texto.

¿Cuál era el problema?

-¿Qué?- pregunté, tratando de alcanzar mi cerveza.

-Le enviaste mensajes de texto a alguien- respondió Benicio

-Intensamente- agregó Cande.

Con Sisi aquí, no necesitaba que vigilen cada uno de mis movimientos.

-En realidad, son mensajes sexuales. Las calientas lo suficiente y comienzan a enviarte videos sexy mediante texto- guiñé un ojo y me recosté en mi asiento.

Eso era lo que esperaban de mí.

Benicio se echó a reír y sacudió la cabeza.

Iván levantó las cejas y miró a Cande- Si te regalo ese nuevo iPhone, ¿me enviarás videos sexy?

Cande se rió y le susurró al oído.

Aparté mi atención de ellos y miré la puerta.

Me las arreglé para seguir la conversación en la mesa sin parecer tan desconectado.

Entonces la puerta se abrió y por fin entró Sisi.

Maldición.

Llevaba un corto vestido rojo y botas altas.

Esto iba a terminar en una pelea.


Continuará.....

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora