Capítulo 31

352 15 0
                                    

SISI

-¿Quiere salir contigo?- dijo esa chica, Brenda- su imagen está plasmada en todos los lugares con modelos y actrices. El tono de incredulidad de su voz era muy chirriante para mis nervios.

Sabía que no podía competir exactamente con su elección normal de mujeres, pero asombrosamente, a Ernesto Heredia le gustaba algo en mí.

Incluso si Cruz Navarro no me deseaba.

-Tengo que irme. Tengo que escribir un trabajo y comprobar a mamá- dije, levantándome.

-Lo siento. No debería haberlo mencionado. No te vayas por mi gran bocota- Allegra sonaba preocupada.

Le sonreí de modo tranquilizador- En serio, no quería venir y quedarme. Sólo iba a saludar a todo el mundo. Ahora Cruz puede tener mi asiento.

Le eché un vistazo a él.

-Muchas gracias por hoy. Fuiste de mucha ayuda y me divertí contigo- dijo Allegra, levantándose y dándome un abrazo.

-Me encantó- contesté y la abracé.

Luego di un paso atrás y miré a todos en la mesa, incluyendo a Cruz, quien se encontraba parado al otro lado de Brenda, mirándome.

-Hasta luego- agité la mano, luego giré y me dirigí a la puerta.

No podía salir de aquí lo suficiente rápido. Esto fue una mala idea. No volvería aquí. No por un tiempo.

Pretender que Cruz no era un mujeriego era más fácil cuando no tenía que presenciarlo.

Esta noche era un recordatorio que necesitaba, pero quería olvidar.

-Sisi- gritó la voz de Cruz detrás de mí en el momento que toque la manija de mi coche.

¿Qué hacía?

Podía fingir que no lo escuché, abrir la puerta del auto, entrar y conducir lejos.

O podía ver lo que lo hizo correr aquí para hablar conmigo.

Mi indecisión sólo le dio tiempo para alcanzarme.

Mi plan de escape no fue posible.

-¿Qué es lo que quieres?- pregunté, levantando la mirada hasta encontrar la suya.

Sacudió la cabeza y la mirada triste y confusa se encontraba otra vez en sus ojos.

Maldita sea.

Odiaba esa mirada.

-¿Vas a verlo de nuevo?

Esto era por Ernesto.

¿En serio?

-Probablemente- respondí y abrí de un tirón mi puerta.

-Espera, no- Cruz se acercó más a mí y bloqueó mi entrada al coche.

-¿Qué estás haciendo?- mi impaciencia aumentaba. Regresó a ser frío y caliente. No podía soportarlo.

-¿Quieres verlo?

¿Qué era esto?

¿Quería saber si lo deseaba?

¿Nada más?

Le gustaba que la inocente, estúpida Sisi estuviera jadeando detrás de él.

Bueno, podía besar mi trasero. Se terminó. Y ya no era inocente, gracias a él.

-Sí, Cruz. Quiero verlo. Le gusto. Quiere estar cerca de mí. No me aleja.

Cruz se acercó más y su expresión preocupada se tornó en un ceño fruncido- ¿Qué tan lejos ha llegado, Sisi? ¿Te ha tocado?

Esto no ocurría.

Soñaba esta locura.

Cruz no podía ser posesivo conmigo cuando no me deseaba.

-Muévete, Cruz. Terminé con esto. No puedo hacerlo más.

Cruz me agarró la cintura y me atrajo hacia él- Lamento no poder ser quien necesitas.

Unas cuantas semanas atrás, deseaba probarle que podía cambiar.

Había creído que era la chica que lo cambiaría.

Pero ahora lo sabía.

Ni siquiera podía disfrutar de tocarme sobrio.

No lo cambiaría.

-Está bien. Lo entiendo. Ahora muévete. Quiero ir a casa- le empujé el pecho pero no se inmutó.

-Quiero cambiar. Me haces querer cambiar todo pero no puedo.

Dejé salir un suspiro pesado antes de volver a mirarlo.

-Lo sé. Un día vendrá alguien y cambiarás por ella. Será la única persona sin la que no puedas vivir y será más importante que cualquier persona y todo lo demás. Cuando pase eso, cambiarás. No soy ella. Ahora, por favor, déjame irme a casa. Hemos terminado.

Cruz apretó los dientes y sacudió la cabeza como si estuviera evitando decir algo, luego tomó una respiración larga antes de alejarse de la puerta de mi coche y dejarme entrar.

Se quedó parado, observándome mientras cerré la puerta.

Me retiré del estacionamiento y seguía allí parado mirándome.

Una vez que salí a la carretera, eché un vistazo por el espejo retrovisor y seguía allí.

Hace una semana habría dado reversa y vuelto a él.

Pero ahora lo sabía mejor.

Simplemente me echaría después de que tratara de que funcionara conmigo y no pudiera lograrlo.



Continuará...

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora