Capítulo 36

723 23 0
                                    

SISI

No poner peros para ir a los brazos de Cruz no fue probablemente muy inteligente, pero en ese momento, no me importó.

Necesitaba abrazarlo. No podía abrazar a Agustín y a Sebas, pero podría abrazarlo a él. Y mañana le daría a Taly cada segundo de mi atención cuando no estuviera en clase.

Quizás me las saltaría para estar aquí. Ella volvería pronto con su madre. La idea de que estuviera descuidada era dolorosa.

-Siento habértelo dicho- susurró Cruz contra mi cabello mientras me sostenía con fuerza. Yo no lo sentía. Me dejó entrar. Era algo que había querido.

Sin embargo, cuando quise entrar, no tenía ni idea de que iba a averiguar esto.

Imágenes de Cruz a lo largo de los años seguían apareciendo en mi mente.

Cuando lo conocí, había sido un niño delgado con el cabello tan largo que lo llevaba en una coleta. Incluso con sus vaqueros descoloridos y su camiseta desgastada no podía evitar pensar que era hermoso. Pero me preguntaba por qué su madre lo dejaba lucir así.

-Gracias por decírmelo. Por dejarme ayudar. Sé que reacciono como la niña mimada que soy, pero estoy procesándolo. Quiero ir, separarlos de tu madre y mantenerlos cerca. Cuidarlos. Asegurarme de que tengan buenos cortes de cabello y ropa limpia.

El pecho de Cruz retumbó por su risa y lo miré.

-¿Buenos cortes de cabello y ropa limpia?- preguntó, sonriéndome.

-Sigo recordando la primera vez que te vi. Tu cabello era ridículamente largo y tu ropa desgastada. Eso no quitaba que fueras el niño más hermoso que había visto, pero aun así...- Oh, mierda. ¿Dije eso?

Cruz inclinó la cabeza y me estudió durante un momento- ¿Pensabas que era hermoso?

Suspirando, empecé a salirme de sus brazos, pero me sujetó firmemente- Respóndeme- susurró, bajando la cabeza para que su boca estuviese cerca de mi oído.

-Sí. Sabes que eres hermoso.

Cruz deslizó una mano por mi espalda hasta que tuvo un agarre firme en mi cintura y después me sostuvo más cerca contra su pecho- Quizás no lo sepa- contestó, elevando su otra mano para acunar mi cara y pasar su pulgar por mi pómulo- Quizás estoy tratando de averiguar por qué querrías tener algo que ver conmigo.

¿Hablaba en serio?

-He tenido un flechazo por ti desde que tenía dieciséis años. Seguramente lo sabes. No era muy reservada sobre ello. Nunca me he perdido uno de tus partidos de béisbol, incluso los que jugabas fuera. Encontraba cualquier razón en la que pudiera pensar para lanzarme en tu camino. Entonces cuando conseguí tu atención, estabas borracho, pero no me importó. Me encontraba dispuesta a tomar lo que pudiera conseguir. Quizás no pensaba que te encontrabas tan borracho, pero me sentía feliz de que no me estuvieses tratando como una niña pequeña. Estaba cansada de tener que fantasear sobre ti. Quería lo real.

Cruz se quedó muy quieto.

Mierda.

Abrí la boca y dije demasiado.

Él iba a empujarme al baño e irse a esconder a su habitación.

-¿Fantaseabas sobre mí?

¿En serio?

¿Eso era todo lo que había elegido de lo que acababa de decir?

-Sí- respondí, rodando los ojos y tratando de apartarme, sólo para ser sujeta en mi lugar por su mano gracias a un agarre apretado en mi cadera.

Cruz bajó la boca hasta que estuvo contra mi mejilla- ¿Por qué no me cuentas esas fantasías? Ya sabes, para poder entenderlo mejor- Su cálido aliento hizo cosquillas en mi piel y me estremecí.

-Es una mala idea- contesté.

La mano de Cruz se deslizó bajo mi camisa hasta que sus dedos acariciaban mi estómago desnudo- No estoy de acuerdo. Creo que es una buena idea- dijo antes de repartir besos contra la piel sensible detrás de mi oreja hasta mi cuello.

No era fácil formar pensamientos mientras la mano de Cruz subía lentamente por mi estómago y su boca acariciaba y daba pequeños mordiscos a mi cuello.

No podía recordar de qué hablábamos.

-Lo ves, Sisi, es una buena idea. Malditamente buena- dijo justo antes de que su mano acunara uno de mis pechos.

Concentración.

Necesitaba concentrarme.

Había una razón por la que esto era una mala idea.

Sólo tenía que pensarlo bien.

-Quítate la camisa para mí- dijo Cruz en un susurro ronco.

Después sacó la camisa sobre mi cabeza y la dejó caer a un lado de nosotros. Sus parpados estaban bajos y lo hacía más sexy.

No me había dado cuenta de que era posible.

Con una mano, Cruz desabrochó los ganchos de mi sujetador y lo apartó.

Antes había estado con él así, pero era oscuro.

Ahora no nos encontrábamos en la oscuridad y las palabras de Cruz "Sé que tus tetas no son tan grandes" volvieron a atormentarme.

No tenía las tetas grandes como la mayoría de las chicas con las que salía.

Le gustaban las tetas grandes. Las mías no se parecían a lo que estaba acostumbrado.

Busqué frenéticamente mi camisa.

-Sisi, no- Cruz pasó la mano por mi cabello y giró mi cabeza hacia él.

Después su boca cubrió la mía. El suave calor de sus labios mientras me mordían y probaban hizo que mi interior se convirtiera en mantequilla.

Deslicé las manos alrededor de su cuello y le sujeté, asustada de que se diera cuenta de que tenía pechos pequeños o de que no quisiera hacer esto otra vez y me apartara.

Dejando escapar un gruñido bajo, Cruz agarró mis piernas y me puso completamente en su regazo hasta que me encontraba a horcajadas.

La presión de su erección contra mí, mandó pizcas de placer por mi cuerpo.
Fijé mis manos en su cabello, continué saboreándolo y perdiéndome en la conexión que antes había negado.

Sus dientes atraparon mi labio inferior y lo mordió suavemente dando un pequeño tirón.

Temblé y me apreté más fuerte contra su excitación, causando que gimiéramos por la sensación.

Continuará....

Sólo por ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora