- Esa mujer que vuelve loco nunca se que piensa, dos minutos quiere cariños y todo el día me odia y siempre esta con esa cara apática.
El rubio se quejaba mientras sus amigos se carcajadan.
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- Si tanto me detestas lárgate.
Grito his...
Han pasado días del suceso de la chica del bar, no recuerdo su nombre ahora que lo pienso no me lo dijo. Por lapsos recuerdo esos ojos azules profundos y fríos, su rostro serio palido y la sonrisa fingida que le regalaba a los clientes. Esa mujer es un caso.
Observar el cielo oscuro me reconforta, hoy mi hermano me aviso que saldría de fiesta aunque la gente dice que es maduro para su edad tiene sus declives espero hoy no sea de esas noches.
Meliodas escucho el timbre de la puerta al abrir encontrando una azabache con una sonrisa coqueta dejandola pasar.
-¿Valió la pena dejarnos?- tomo asinto cruzando sus piernas observando fijamente al rubio quien comenzó a reír burlesco.
- Si diversion llamas ir por Zeldris en estado de ebridad, entonces si- se tiro a lado de ella con una mano comenzo acariciar sus hebras negras.
- Conmigo no coquetees ni juegues, se que tuviste una movida.
- No la tuve antes de iniciar salió corriendo- alzo sus hombros restandole importancia, Merlin ladio su sonrisa. Conocia al rubio un casanova descarado, había notado su mirada picara y sensual sin embargo no descubrió a la víctima.
Meliodas encendio la televisión buscando alguna película, sabia que Merlin solia perderse viendo películas así evitaría tocar esos temas, se froto los ojos de cansancio. Iban por la segunda película de miedo cuando sonó su teléfono una llamada de Zeldris apenas entendible. No dudo en ponerse su abrigo y salir a buscar a su hermano, Merlin tomo también su abrigo para ayuda al rubio.
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Al llegar al bar reconocio el auto negro de Zeldris habían tres personas recargadas conforme se acercaba reconocía al peligro que se carcageaba con una rubia y una albina que fumaba. Sus ojos verdes se abrieron sorprendidos al reconocerla, usaba unos jeans con un abrigo rosa, dejando apenas a la vista una blusa blanca, su cabello peinado en forma de dos moños, su rostro pálido con los pómulos teñidos de un ligero carmín por el frío de no ser por esa expresión seria se vería bastante tierna.
- ¿Zeldris estas bien?- camino y tomo a si hermano antes que cayera.
-Sabia que vendrías por mi, quiero ir a casa a dormir- Meliodas suspiro rodando los ojos, la albina no se inmutaba a verle sostenia a su compañera. Meliodas vio como su amiga pelinegra estaba con la boca un poco abierta y su mirada lo decía todo, ella deseaba lo mismo que él.
- Hey ¿quieren que las llevemos?- Merlin dijo buscando sonar amistosa sin despejar sus ojos ambar de la albina quien no dejaba de revisar su celular.
- mmmm- Elizabeth ladeo su sonrisa quizas podría ser buena idea aceptar la ayuda aunque no conocía a los amigos del pelinegro, antes que pudiera decir algo escucho la bocina de un auto que le resultó familiar, de el bajo una rubia en un abrigo rojo que resaltaba su figura y belleza- No gracias han llegado por nosotras.
Elizabeth camino sosteniendo a Jenna quien no dejaba de reírse y acariciar su rostro en plan de coqueteo, cuando bebía demasiado hacia ese tipo de show y mañana le pediría perdón mil veces.
-¿ Te interrumpí?- Elizabeth recargo su rostro en la ventana mientras Gelda manejaba tranquilamente.
- No, cariño de hecho tenia problemas de inspiración, llevo desde las 8 de la noche mirando la ventana sin que lleguen las ideas, Gowther mañana va a matarme.- Gelda dramáticamente dio un golpe con su frente al volante, Elizabeth sonrió por los pucheros de su amiga por el retrovisor veía dormir a la rubia.
-No se ve que bebieras mucho- volvio haber Gelda observando por el rabillo de sus ojos a Elizabeth quien miraba por la ventana.
- Estaba bebiendo pero note como Zel y Jen aumentaban el número de copas, debía haber alguien responsable.
- ¿quienes eran los que llegaron por zel?
- Ni idea no los vi bien.
Elizabeth se quedo perdida viendo por la ventana viendo los edificios con una que otra luz prendida y los anuncios que iluminan las calles frías, con uno que otro enfiestado como ellos, mujeres y hombres caminando. A veces se preguntaba ¿donde esta aquel hombre que la engendro? ¿en que piernas estará su madre? ¿estará bien el imbecil que le rompió el corazón? Sin querer chasqueo la lengua capturando la atención de Gelda.
- Gowther me ofreció cambiarme de departamento ¿qué te parece?
- Estaría bien para que fluya tu inspiración.- su voz desinteresada hizo que la rubia meneara su rostro buscando calma para no matar a la albina.
- Lo estoy pensando, me gusta convivir con los vecinos, la vista de mi departamento, verte sentada en la banqueta fumando con Guila mientras conversan. Ya sabes todos esos detalles hacen que me cueste trabajo decidir.
- Supongo que tu fetiche es espiar a la gente- Elizabeth comenzó a burlarse de la rubia quien asintió soltando tremenda carcajada.
Apesar de desinteres de Elizabeth, Gelda sabia que había tristeza en los ojos azules de su compañera, habían sido vecinas por casi cuatro años en ese tiempo Gelda descubrió pequeñas facetas de Elizabeth incluso comprendia lo que deseaba pero no decía por temor.
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-¿como es tu hermano tiene amigas tan guapas y encantadoras? Y nunca nos las ha presentado- Dijo Merlin con un coqueto brillo en los ojos.
- ¿Será porque te comiste a su amiga?- Merlin hizo una expresión de ofendida llevándose la mano al pecho- No fingas demencia.
- Besaba rico y cogia muy rico además no parecías quejarte cuando gemia tu nombre hablando de nombres ¿cuál era su nombre? Ammmmm- Merlin se llevo la mano a la frente pero suspiro dándose por vencida. Merlin nego con la cabeza por el cinismo de su mejor amiga pero no era un secreto que más de una ocasión han pasado la noche o compartido amantes. Promiscuidad era el segundo nombre de ese duo lujurioso.
- Diane.- Grito Merlin orgullosa, Meliodas lo vio confundido no entendía de hablaba la azabache.- Asi se llamaba la amiga de tu hermano.
- Eres una descarada.
Por el retrovisor veía dormir a su hermano perdido en el alcohol, no recordaba la ultima vez que Zeldris dio un problema así, siempre ellos habían sido tranquilos no causaban problemas quizas él que causaba problemas era solo él. Al detenerse en el semaforo vio un anuncio iluminado de una playa recordando los ojos azules frios de la albina, mañana la buscaría y preguntaría su nombre para no ser su tipo en especifico le llamaba la atención.
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