44 Deja vu

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Llegar aquel bar donde la conoció solo le provocaba ganas de salir a buscarla, miraba a las meseras buscando su rostro sin éxito alguno, Galand le dio una palmada en la espalda para volverlo a la tierra  acepto salir a beber con Galand, Fraudi, Merlin y Vivian la conquista de Merlin.

— ¿Algo que quieran ordenar?— Esa voz hizo que se tensara un escalofrío lo recorrió, al alzar su mirada encontró una pelirosa, de ojos azules con una ligera sonrisa. Anoto lo que beberán y desapareció entre la multitud, Merlin se acerco sigilosa a Meliodas.

—¿Que esa no era tu niña?— Meliodas asintió buscándola entre la gente, encontrandola cerca de un pelirosa que parecía reírse y ella solo le dio un codazo. No iba a negarlo se sorprendió al verla en el bar y con esa apariencia, parecía un algodón de azúcar le quedaba muy bien sin embargo su mirada era triste y vacia tal como el día que la conoció; deja vu. 

La noche avanzaba sin apartar su mirada de aquella femina, esa mirada destrozada y la sonrisa fingida eran puñaladas quería salir del lugar aunque también lo vio como una oportunidad para hablar. Noto como Fraudi y Galand se hablan al oído sin apartar sus miradas de la pelirosa que se dirigía al área de fumadores. Fraudi se dispuso a intentar algo.

—Es una agradable noche ¿no crees?— Elizabeth ignoro al tipo aún lado de ella continuo fumando mirando las calles blancas por la nieve. Aquel hombre no se daría por vencido.— He escucho que algunas chicas hacen horas extras. 

Elizabeth lo dio una mirada desagradable haciendo que el pelimorado retrocediera incómodo.— Te busca Merlín.— ¿podia ser su noche peor? Se pregunto Elizabeth reconociendo la voz de Meliodas, quien después de que se alejo Fraudi intento caminar a Elizabeth.— Necesitamos hablar.

—No, solo necesitas hablar tu, yo no tengo nada que decirte.— Elizabeth intento seguir de largo fue detenida por el agarre de Meliodas. — Tengo que trabajar.

—Elizabeth por favor.

— Te perdone. Déjame en paz, no te quiero cerca de mi.

—Elizabeth por las Diosas dejame hablar.

Meliodas fue tomando de la muñeca por Gil haciendo que soltara a Elizabeth.— Señor si continúa con esa actitud voy a pedirle que se retiré.— Elizabeth se alejo con Gil dejando detrás a un rubio que solo estiro su mano intentando detenerla. Quizá aun no era momento de hablar.

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Pasaban de las 5 am Elizabeth salia del bar la gélida madruga la.hizo temblar un poco, busco en su abrigo un cigarro necesita calentarse. Se quedo quita al ver a Meliodas al frente de ella recargado en su auto como antes.

—¿Tu no entiendes?—Elizabeth aparto su vista caminando hacia otro lado.

—Dejame llevarte a casa es muy tarde por favor, no quiero que nada te suceda.—Elizabeth se detuvo.

— Ire contigo pero a cambio deja de buscarme, no me buques aquí ni te estaciones fuera del edificio. Me incomodas.

Meliodas sabia que era un suicidio aceptar pero quizás podían hablar.—De acuerdo.

Elizabeth suspiro pesadamente girando hacia él sin mirarlo a los ojos subió al auto. Se quedaron en silencio solo escuchaban el ruido de la radio.

— Elizabeth perdóname por lo que sucedió.

—No tienes nada de lamentar, la culpa es mía—Meliodas detuvo el auto, era la oportunidad de hablar y tenía aprovecharla.

—¿Por qué dices eso?— Sus miradas se cruzaron, Meliodas sintió una puñalada al corazón Elizabeth estiro su mano acariciando su rostro tibio.

—Esto fue mi culpa. No debí confiar en ti, desde la primera vez que note marcas en tu pecho debí hacerme hecho a la idea que tarde o temprano esto sucedería. No debi esperarte por horas aquella noche y tampoco debí llegar a tu departamento.— La mano de Elizabeth resbalo hasta llegar al pecho del rubio sintiendo sus latidos.— Llegué a imaginar que mi luz podría iluminar tu oscuridad incluso que podríamos encajar en los planes de cada uno. Pero solo lo imagine yo. No puedo estar con alguien que me jure fidelidad y ya tiene a otra en su cama.

Meliodas levanto su mano acariciando la de Elizabeth.— Yo de verdad quiero recuperarte.

—No vas a cambiar y yo no voy a repetir la historia de tu ex perdonarte mil veces. Tengo bastantes líos emocionales como para sumarle otro.

—Elizabeth.—La mencionada retiro su mano para llevarla a su rostro. Las palabras que diría le pesaban.

—Es mejor que nos alejemos, haz tu vida lejos de mi yo haré lo mismo.

Meliodas frunció el ceño y retiro la mano de Elizabeth observando sus ojos llorosos acerco sus manos temblorosas al rostro de Elizabeth.—Dime que me odias y que me quieres fuera de vida mientras me miras a los ojos.

Elizabeth abrio sus temblorosos labios sin embargo no había sonido, Meliodas se acerco de golpe besándola despacio, la pelirosa no se resistió se perdió en sus labios, cerró sus ojos dejando que él profundizara el beso, la tomo firme de la cintura llevandola hacia él. Elizabeth lo alejo notando el hilo de saliva que aun los unia, frunció su ceño y limpio el rastro con su mano, Meliodas volvio a besarla con intensidad y pasión, ella mordió fuerte su labio, se besaban entre la sangre, él sintió la agresión en ella sin embargo no se opuso a eso. Meliodas la tomo firme del cuello extrañaba sus cabellos largo solía enredarse en ellos y someterla un poco pero eso no detendría sus ganas de besarla se aparto descendiendo despacio por su cuello escucho los dulces suspiros y gemidos reprimidos de la femina.

—Esto es un deja vú— surruro entre suspiros jalando con fuerza por el cabello a Meliodas quedando frente a frente.— Te odio y te quiero lejos de mi vida.— Vio la ceja de él arquearse dejando una sonrisa ligera.

—Ahora dilo hasta que lo creas— Elizabeth ensancho una sonrisa arrogante, Meliodas estaba perplejo jamas había visto esa faceta. Se acerco una vez más al cuello de Elizabeth besandolo, ella aflojo su agarre del cabello del rubio dejándose envolver por la pasión de él.

Meliodas succiono dejando una marca visible, Elizabeth lo alejo y abrio rápido la puerta para bajarse Meliodas la detuvo volviendo a sentarla en su regazo.

—No huyas de mi, vamos a intentarlo.

—Ya lo intente y me rompiste el corazón. Además te dije que no me dejes malditas marcas, si no puedes respetar mi cuerpo menos respetaras una relación.

—Jugare tus reglas, hare lo que tu me pidas.

—¿Seguro?—Meliodas asintió— Entonces aléjate de mi,

Elizabeth dio un pequeño golpe al estomago del rubio para salir rápido del carro. Ya no podia escucharlo si se quedaba un instante más podria perdonarlo.

Meliodas se recargo en el volante, ya no podia hacer más. Tenia que aceptar la derrota y dejarla ser feliz.

Hola 👋  Aquí les dejo el último capitulo

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Hola 👋 
Aquí les dejo el último capitulo.

Gracias a quienes se dieron un tiempo para leer esta historia.
Queria subir una historia dedicada Zeldris obviamente siendo la pareja secundaria de esta historia ¿la leerian?

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