- Esa mujer que vuelve loco nunca se que piensa, dos minutos quiere cariños y todo el día me odia y siempre esta con esa cara apática.
El rubio se quejaba mientras sus amigos se carcajadan.
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- Si tanto me detestas lárgate.
Grito his...
Un ruido estruendoso lo hace despertar, pequeñas gotas de sudor resbalan por su rostro y una evidente ereccion. No recordaba la última vez que tuvo un sueño asÃ. Llevaba dos semanas sin cogerse a Elizabeth.
—¿que pasa amor? Parece que tuviste una pesadilla— dijo una peliverde soñolienta, Meliodas la beso para no tocar el tema no podrÃa decirle "soñaba que me cogia a otra" comenzó a deslizar su mano a la entrepierna de su chica deseaba descargar su lujuria.
O eso intento hasta que sono su celular no pensaba atender la llamada pero volvÃa a sonar insistente, reviso y era la casera de Zeldris atendió la llamada y la peliverde supo que algo no estaba bien el semblante del rubio apasionado se torno en uno lleno de enojo. Ella se puso de pie y comenzó a vestirse.
— Tengo que salir, te llevo a casa.— ella asintió siguiendo al rubio, salieron del hotel. En un silencio absoluto lo veÃa de vez en vez tomar el celular textear algo y volverlo a dejar.
Al llegar al edificio la música sonaba fuerte. Merlin se burló de Meliodas por última vez antes de entrar al departamento. Se sorprendieron al ver unas treinta personas enfiestadas. Ambos reconocieron un olor, Meliodas frunció el ceño Zeldris tendrÃa muchas cosas que explicar.
— Hey mirada quien esta ahi— dijo Merlin al oÃdo de Meliodas girando en la dirección que señalaba. Unos chicos y chicas sentados en el piso teniendo enmedio una albina que no paraba de reÃrse sosteniendo un cigarro y a su lado un chico sosteniendo un cigarro de dudosa procedencia. Por impulso camino a ella.