34 Bufanda.

160 12 18
                                    

El frío invierno iniciaba con fuerza, Meliodas miraba su ventana mordia como de costumbre la punta de un bolígrafo, escuchaba la radio sonar. A su nariz llego el olor de chocolate caliente se giro encontrando una pelirosa que traiga una charola con galletas y dos tazas de chocolate.

— Este mes será difícil— Melascula tomo asiento, estaba lista para comer algo.

— Pensé que irías por comida.

— Muero de frío. Cambiando de tema ¿como te ha ido con la chica?

Melascula sonrió al notar como Meliodas sonreía genuino y con un brillo especial, ella juraba que había corazones alrededor de él.

— No la he visto desde hace tres días, en el día intercambiamos mensajes y por la noche cuando llego hablamos por  videollamada.

—¿ Por qué no se ven? ¿Trabaja?

— Esta castigada— Meliodas solto una pequeña risa. Cerro sus ojos recordando como comenzó a reírse de ella cuando le dio la noticia.

—¿Castigada?¿cuantos años tiene? Maldito enfermo.

— ¿Puedes creerlo? Años sin escuchar "estoy castigada"— se llevo las manos al rostro tratando de ocultar un leve sonrojo— Tiene 22 años vive con su padre, ella pidió permiso para salir con sus amigos no para irse conmigo.

—¡woooow! Que difícil. Bueno quitando eso, te noto entusiasmo incluso desvias las llamadas de otras mujeres. Cuando el gran mujeriego Meliodas Demon desecharla llamadas de otras mujeres por una mujer.

— No lo se. Incluso yo no se que me sucede.

— eso se llama estar enamorado.

— Ya deja de decir que estoy enamorado— Levanto su mano izquierda dejando a la vista una delgada pulsera plateada. Melascula no lo dejo pasar y rápido lo tomo de la muñeca detallandola rápido antes que él quitara su mano.

— Elizabeth. Que bonito nombre. No puedo creer que uses algo así ¿ella tiene una similar.— Meliodas casi escupe el chocolate. —¿Que clase de novio eres?

—¿Novio?

—Si o ¿no?— Meliodas nego, Melascula se llevo la mano al mentón pensando— Bueno ella te interesa romanticamente. Deberias darle un detalle.

—Quizá.

Meliodas volvio a beber su chocolate. Los ojos celestes de Elizabeth volvieron a sus recuerdos, su mirada indiferente y fría se fue tornando a una calida y llena de luz. Definitivamente era la mirada que deseaba apreciar más tiempo, entender cada gesto, explorar su pasado y presente, hacerse colono en ella.

Caminaba entre la multitud buscando a un rubio, su cuerpo no estaba ansioso por verlo todo lo contrario se sentia relajado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Caminaba entre la multitud buscando a un rubio, su cuerpo no estaba ansioso por verlo todo lo contrario se sentia relajado. Entro a la cafetería sin temor encontrando lo que tanto deseaba.

Vuelveme Locx.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora