42 Devuélveme a mi chicx

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Margaret leía un libro recostada en el sillón, eran cerca de las 9 pm, el silencio era parte de su día a día Elizabeth siempre fue silenciosa. Escucho el ruido de la puerta de Elizabeth pensó para si misma 《quiza Elizabeth tenga hambre》 alzo su vista encontrando a Elizabeth usaba un sueter blanco de cuello alto, unos jeans azules, unas botas negras y una boina roja.

—¿Vas a salir?—cuestiono cerrando su libro  Elizabeth asintió y coloco su abrigo negro.—¿Vas a llegar tarde?

— Entre las 5 y 6 de la mañana.— Margaret nego ¿a donde iria tan tarde?— Voy a volver al bar, hable con Zaratras por la tarde. De todos modos buscare otro empleo.

—No necesitas volver a ese lugar, gano lo suficiente además tio Denzel dijo que pagaría las cuentas.

— Margaret necesito mantener mi mente ocupada, no puedo depender de tio Denzel. Siempre he podido salir adelante.— Buscaba en la cocina una cejetilla de cigarros que según ella andaba por algun lugar Margaret frunció el ceño.— ¿No has visto mis cigarros? Ayer compre unos pero no los encuentro, recuerdo que padre guardaba una cajetilla por aquí.

— Los tire a la basura.— Se cruzo de brazos mostrando su molestia, Elizabeth siento como su billetera y su corazón se rompían.— Estas fumando demasiado y también te escondi el café, bebes demasiado.

—¿Estas de broma?— Margaret nego haciendo un puchero, Elizabeth suspiro para calmarse y no pelear.— Comprare unos más tarde, me voy. No te preocupes por mi, descansa. Te mandare mensaje cuando salga e trabajar.

La femina ahora pelirosa salio de departamento, volver a trabajar la ayudara a mantener la mente ocupada y dejar de pensar en la estupidez de Meliodas, habían pasado días desde que cambio su número y se había sentido tranquila sin las abrumadoras llamadas de Meliodas.

En el bar transcurria tranquila la noche, atendia mesas con una fingida sonrisa, algunos clientes amables le hacían la platica y otros con intensiones lascivas le invitaban una copa o le hacían insinuaciones. No les daba importancia con una mirada fría ellos se retiraban; la noche era perfecta. Sin embargo de vez en vez miraba la puerta como si esperaba que alguien cruzará por ahí, no iba a negarlo; quería ver a Meliodas.

《Estupida》 resonó en su cabeza por esperar alguien que simplemente no era 《quizas él ya tenga a alguien más》 continuo atendiendo para matar el pensamiento del rubio.

Así habían transcurrido dos semanas en las que Elizabeth trabajaba de noche llegaba a casa y dormia hasta la tarde que llegaba Margaret.

En la noche de su descanso se preparaba por ponerse su pijama cuando llamaron su puerta, Zeldris y Jenna con una sonrisa de oreja a oreja.

— No tengo ánimos para ir de fiesta.— la.sonrisa de los invitados se borro por completo.

—Será divertido, no hemos salido en mucho tiempo, bailemos, gritemos y olvidemos todo.

Elizabeth se froto el puente de su nariz, Margaret asintio tomando la mano de Elizabeth.—Deberias salir un rato.

—Tu también, vamos rompamos la noche.—Expreso Jenna con una hermosa sonrisa.—Podemos llevar a Gil, él es buena compañía.

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Vuelveme Locx.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora