41Desorientadx

112 12 29
                                        

Desde aquel día que la vio con el corazón roto en la puerta de su recamara, aquella mirada no sale de su cabeza. Odiaba esa sensación de vacío en su pecho y en su vida, era difícil despertar sin verla descansar a su lado, beber té sin pelear con ella por querer beber café, manejar sin escucharla tararear. Sus días sin ella no eran lo mismo, llamarla desde el móvil por la mañana, en la tarde desde la clínica y por las noches desde su casa; se volvía un hábito.

Observaba por la ventana de la clínica mordiendo la tapa de una pluma, reflexionaba ¿que mierda estaba haciendo de su vida?

—¡Hey idiota vamos a comer!— se volteo al escuchar la voz de Melascula quien se ponía un calido abrigo color negro.

—¿Que quieres comer?

— No se, solo quiero un café caliente con mucha espuma— Abrazo a su cuerpo, buscando calentarlo, Meliodas suspiro cansado, se notaba en su rostro ojeras, Melascula se acerco y sujeto el menton de Meliodas— Te ves fatal, deberías irte a descansar.

Meliodas sujeto la mano de Melascula quedándose ambos en silencio, ella estaba entendiendo lo que sucedia por la cabeza de Meliodas. Escucharon a alguien tociendo, se giraron un poco aturdidos y Melascula arrebato su mano al ver a Zeldris.

—Solo veía a dejarte esto.— Dejo el libro en el escritorio y salió sin decir más Melascula camino detrás de él, Meliodas se coloco su abrigo y salio detrás de ella. Solo vio como Melascula intento acercarse a su hermano y este nego alejándose.

—¿No te escucho?— se acerco curioso notando esa tristeza en los ojos violetas de la femina.

— Vamos a comer muero de hambre.

●○●○●○●○

—¿Has hablado con Zeldris sobre Elizabeth?— dio un sorbo a su café, Meliodas nego, suspiro cansado.

— Zeldris dijo que Elizabeth no quiere saber nada de mi y que él se mantendrá neutro, soy su hermano pero ella es su amiga, me pidió comprensión.— Se llevo las manos a cabello.— Ya no se que hacer, no importa cuantas veces la llame no responde, ignora mis mensajes, ya no puedo manejar tranquilo si veo alguien de cabello blanco quiero detenerme para ver si es ella. Estoy cansado del juego de espionaje. 

—¿espionaje?

— A veces me estacionó frente a su edificio esperando verla pasar, nunca tengo éxito.

— ¡¿Que mierda?! Meliodas eso es acoso, me sorprende que no te haya denunciado.

—Voy a enloquecer, si no perdí el juicio con sus cambios de humor ahora lo haré.

— Tu provocaste esto, te dije imbécil "vamonos vamonos" y tu me ignoraste, te desapareciste con ella.— Meliodas bajo la mirada y ella suspiro.— Yo te investigo como se encuentra y si sale de su casa.

— ¿Que seria de mi sin ti?

— Eres un imbecil y te odio.— Meliodas sonrio, Melascula rodo los ojos y volvio a beber su café.

Si algo tenia que aceptar es que ambos encajaban a la perfección y no de manera romántica. Ellos solo eran un par de buenos amigos que se ayudaban a solucionar sus desastres.

Elizabeth caminaba por la acera desorientada perdida en sus pensamientos ¿por qué las diosas la odiaban tanto? Paso por enfrente de una cafetería, alzo su mirada y vio a un rubio bebiendo algo, por el poco tiempo que lo conocío supuso que era té, nego y continuó su andar. Meliodas sintió que lo observaban y busco el origen de aquella mirada sin éxito.

— Oye, dice Mael que pidamos un café para él, ya viene para acá.— Melascula revisaba su celular, Meliodas asintió mirando la gran ventana de la cafetería.

Vuelveme Locx.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora