CAPÍTULO III: "¿CÓMO LLEGUÉ AQUÍ?"

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"¿CÓMO LLEGUÉ AQUÍ?"

- Dios, me duele la cabeza. ¿Tanto bebí ayer? - Kagami, restregó sus manos por sus ojos, mientras daba un bostezo. Sentía como si pequeños martillos estuvieran golpeando dentro de su cabeza. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en su cama, eso le pareció extraño ya que recuerda haber estado con los chicos en la sala - ¿Qué pasó anoche? ¿Cómo llegué aquí?

Se levantó con pereza y se sintió diferente, como más liviano y ligero, pero pensó que era una de las consecuencias de la resaca. Mientras caminaba hacia el baño, los recuerdos de la noche anterior regresaron a su mente, se formó una pequeña sonrisa al creer que los viajes en el tiempo podrían ser reales cuando no lo eran, la prueba de ello era que todo estaba como siempre.

Dio una carcajada, entró en el baño y se miró rápidamente en el espejo - Viajes en el tiempo. ¡Já! Como si eso fuera a pasar. Lo único que pasó ayer es que adelgacé - "¿Qué?" Volvió su vista nuevamente a su reflejo y se miró más detalladamente - Pero, ¿c-cómo? ¿qué me pasó?

El Kagami que lo miraba de vuelta, no era el mismo de esa semana, se veía ligeramente más pequeño, sus músculos que si bien estaban formados no eran tan voluminosos cómo recordaba, su cabello estaba más corto y más rojizo. Ese no era él, es decir, era él pero ¿más joven?

Salió corriendo en búsqueda de los chicos, pero se dio cuenta que era él único en el departamento. Algo estaba mal, él lo sabía. Regresó corriendo a su habitación para buscar su teléfono, cuando lo encontró, miró la fecha. 5 de Marzo del 2018, no podía ser, viajó en el tiempo, se encontraba 1 año antes del Torneo de Invierno, 1 año de entrar a Seirin, 1 año antes de conocer a Kuroko.

No sabía qué hacer, no tenía idea de lo que iba a pasar ahora. Trató de llamar a los otros, pero recordó que en esas fechas aún no se conocían, así que no tenía sus números. Estaba preocupado, "¿dónde están? ¿cómo se lo habrán tomado?"

A las afueras del centro, se hallaba una pequeña pero acogedora casa de color blanco. En el interior, un tierno castaño dormía plácidamente entre las sábanas, se removía ligeramente porque sentía una presión en su hombro, no era demasiado fuerte pero si era lo suficientemente consistente como para levantarlo de su sueño.

- ...ki, ...uki ... ¡Kouki! - un castaño mayor, gritó mientras sacudía un poco más fuerte el hombro de su pequeño hermano, desde que era un niño tenían problemas para despertarlo, el menor tenía un sueño muy pesado, la casa podría caerse y él seguiría durmiendo.

- ¡Ah! ¡Unicornio-san! - Kouki se levantó rápidamente y se lamentó poco después. Se sujetó la cabeza con ambas manos, mientras emitía un ligero quejido - ¡Auch! Mi cabeza.

- ¡Kou! ¿Qué pasó? ¿Estás bien? - Kouta se acercó más a su hermano y lo miró preocupado.

- Estoy bien Kouta-nii, no te preocupes - su cabeza le dolía demasiado, pero no quería alarmar más a su hermano, esperen un segundo, "¡¿Hermano?!" - ¡Ahhhhhhh! ¡¿Kouta-nii?!

- Pues, hasta donde sé, así me llamo. O ¿qué?, ¿estoy tan feo que ya no me reconoces? - miró curioso a Kouki, y puede que un poco ofendido.

- No, no, solo me sorprendiste. ¿Cuándo regresaste? No respondiste mi último mensaje - Kouki miró mejor a su hermano, se veía cambiado, al parecer la universidad lo había vuelto más joven. Sin embargo, había cosas que aún no le cerraban, "¿cómo llegué a casa? Espero que Kouta-nii no me haya visto en ese estado"

- ¿Cuándo regrese? ¿Me había ido a algún lado? - Sacó su celular en búsqueda del supuesto mensaje que su hermano le había enviado.

- De la universidad, Kouta-nii. No me avisaste, te hubiera preparado un pastel - mencionó con un ligero puchero. Extrañaba mucho a su hermano, ahora que se había ido a la universidad, solo lo podía ver en las reuniones familiares.

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