Salvando tu destino

ESPECIAL NAVIDEÑO NIJIHAI

¡Feliz Navidad! A todas las que nos leen, queremos alegrarles con esta pequeña sorpresa que le tenemos preparada. Sale de nuestros corazones para ustedes.

¡Asi que hemos preparado especiales para Navidad y Año Nuevo!

Lo que significa que la historia, nuestra historia volverá para el próximo año.

Solo le deseamos lo mejor para ustedes en esta Navidad y que las pasen super bien, con todo los buenos deseos y les dejaré para que lean el especial.

El siguiente capítulo está ambientado en el pasado de la línea temporal original.

Un pequeño niño peliplateado sujetaba con sus pequeñas manos el dibujo que había hecho en clase días atrás. Como cada año, los niños de escuela primaria realizan un dibujo como regalo de Navidad para toda su familia, el pequeño Haizaki había puesto todo su esfuerzo en aquel papel dibujando a su papá, mamá y a su pequeño hermanito. Le había puesto brillos y muchos corazones por todas partes porque quería que a sus padres les gustará, tal vez con ello podía lograr que lo quisieran un poquito más.

Pudo escuchar como su padre agarraba las llaves de casa y corrió con todas sus fuerzas para detenerlo y darle el dibujo antes de que se fuera. Logró llegar justo cuando su padre se estaba poniendo los zapatos de vestir, así que se puso frente a él e hizo una reverencia y extendió ambos brazos mientras le entregaba el dibujo.

- Padre. Feliz Navidad - dijo con voz fuerte aunque se escuchaba cansado por la carrera anterior.

El Sr. Haizaki, un gran político amado por gran parte de la población, fue indiferente a su hijo. Se terminó de colocar los zapatos y se levantó, cuando vio a su hijo que bloqueaba su camino a la puerta, simplemente lo empujo con fuerza haciendo que este cayera al piso golpeando sus pequeñas rodillas contra el frío suelo.

- Muévete y no estorbes - dijo con voz grave y con un dejo de molestia.

El hombre pasó por el lado del pequeño y salió de la casa sin importarle que los ojos del pequeño se enrojecían al igual que la piel de la zona en donde se había golpeado y que seguramente luego se convertirían en zonas amoratadas.

El pequeño Haizaki se levantó como pudo y se limpió las pequeñas lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. Con un poco de dolor se dirigió a paso lento hacia la habitación que compartía su madre y pequeño hermanito.

Tocó la puerta emitiendo pequeños sonidos que eran perfectamente escuchados en aquella silenciosa casa, pero al no recibir respuesta, abrió lentamente la puerta que se encontraba sin seguro. Dentro de la habitación se podía ver a una mujer delgada con ojeras en los ojos mirando fijamente la computadora frente a ella y a su costado una pequeña cuna donde descansaba su pequeño hermanito.

- ¿Madre? - el pequeño preguntó entrando en la habitación, pero antes de que pudiera ingresar más un grito lo detuvo.

- ¡Vete! - la voz de la mujer resonó por todo el lugar - ¡Y yo no soy tu madre!

- ¿Mamá? - Haizaki retrocedió asustado con aquel grito, no era la primera vez que ocurría pero siempre le asustaba.

Aún no entendía porqué le decía que no era su madre si su padre cuando se la presentó le dijo que de ahora en adelante tenía que llamarla de esa manera, ¿se habrá equivocado? ¿Tenía que decirle de otra manera? Tal vez así no se enojaría más con él.

- ¡Largo! ¡Vete! ¡¿Qué no entiendes?! - la mujer giró con el ceño fruncido para ver al niño que la miraba desde la puerta.

Los gritos de la mujer fueron tan altos que despertaron al bebé que momentos antes estaba durmiendo.