Epílogo

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"Me parece extrañamente fascinante, como jamás podré desconocerte."
—Desconocida.

Dos datos que son irrelevantes para tu vida, o que por el contrario, puedan llegar a servirte.

Uno, la luna es preciosa, eso todos lo sabemos, es totalmente preciosa, pero realmente no brilla por sí misma, necesita ayuda para resplandecer ante todo los mortales, refleja de un 3% a 13% de la Luz solar. Y debía de admitir, que era ignorante a esa información hasta ahora.

Segundo dato, antes de morir ahogado, y después de la lucha y el ardor que es pelear por respirar, entras en un estado de inconsciencia en el que tu cuerpo se relaja y todo se vuelve calma.

Estos dos datos completamente diferentes y sin relación en común me enseñaron dos cosas; aún las cosas bellas necesitan ayuda de otras para seguir deslumbrando y aún las cosas que parecen más horribles pueden tener sus momentos de calma.

No todo blanco y negro, quizás era ambos, un tono gris, no completamente brillante, sino una tenue.

O quizás ya solo estaba delirando y buscando justificación a mi vida.

4 años después.

Abrí los ojos recibiendo los rayos de luz de un nuevo día, bizquee un poco, había sido una pésima idea poner la cama frente a la ventana, odiaba usar el sol como despertador, pero la flojera ganaba y me daba pereza reacomodar los muebles. Con un gruñido salí de entre las sábanas y Michi maulló llamando mi atención.

—Espera a que me desmodorre, gato tonto —murmuré con voz adormilada.

Acaricié la cabeza del animal y salí del cuarto, un golpe sordo retumbó fuera y me maldecí en seguida por no continuar en la comodidad de mi cama.

—¡Te he dicho mil veces que no dejes en el suelo tu mochila! —gritó Margo tirada en medio de la sala (si es que se le podía llamar sala ya que solo contaba con un pequeño sofá gris y frente a él una pequeña TV sobre una mesita de madera vieja) con una mochila negra a su lado.

—¡No te escucho! —gritaron desde el baño (también mini y el único ahí).

—¡La tiraré al segundo piso! —amenazo la castaña poniéndose de pie.

No hubo respuesta y Margo no perdió el tiempo, tomó la mochila y con pasos pesados se acercó a la puerta principal y la abrió con fuerza, camine tras de ella para presenciar la escena y Michi me imito, por el barandal del pasillo alzó la mochila y la dejó caer sin miramientos, otro golpe sordo se escuchó desde abajo y ella se giró con una mirada satisfecha.

—Debí pensarlo mejor cuando me propusieron que fuéramos roomies —me lamenté mirándola divertida.

—Como si hubieras recibido más propuestas —rodeó los ojos.

Entramos de nuevo al departamento y la morena salió en ese momento del baño envuelta en una toalla alrededor de su cuerpo y otra en su cabello, inspeccionó la sala con la mirada meticulosamente, cuando sus ojos lanzaron llamas hacia nosotras señale a Margo con mi meñique, la castaña me dio un empujón con su hombro.

—¿Qué hiciste con mi mochila, Margochi? —pronunció detenidamente.

—Te advertí que tenías que pararas de dejar tus cosas tiradas por todas partes —Margo se cruzó de brazos sin dejarse intimidar por la mirada de fuego.

BREATHE ME (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora