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—¿Una moto? —Lo miré no muy segura.

—¡Si! —Farid se veía emocionado, parecía un niño pequeño, hasta podría llegar a darme ternura si no fuera porque sé que es un pendejo de veintidós años en realidad —¿No te gusta?

—No me considero fan de las motos, la verdad —Miré la cosa, la moto, era negra y brillante —¿Crees que fuera buena idea cambiar tu auto por esto?

—¡Claro que si!, ¡es la mejor decisión de mi vida! —Se monto a la moto y la encendió me miró feliz con sus ojos brillando —Demos una vuelta.

—Mmm, nop, ni loca —Agite mis manos y retrocedí unos pasos —Quiero morir pero definitivamente no de esa forma.

—No seas exagerada, solo una vuelta —Insistió con un puchero.

—Farid, no creo poder confiarte mi vida con esa cosa —Formé una mueca apuntando el aparato —Es peligroso y mortal.

—A veces eres taaan aburrida —Resoplo, miró al cielo pensando y después volvió la vista a mí —Cula si no.

Ese hijo de perra.

—Eres un maldito hijo de puta —Me acerqué de mala gana y me ofreció un casco con una expresión divertida y victoriosa —Eso es trampa.

—Necesitas vivir un poco más, Moco —me ayudó a sentarme detrás de él—No me vayas a abrazar, seria muy raro.

—Tomaría ácido antes de abrazarte en mi vida —Aún así apretujé con mis manos los costados de su camisa cuando hizo sonar la moto aún sin avanzar —¿Y tu casco?

—Lo llevas tú, no tengo presupuesto para otro —Chasqueo sin darle importancia y subió uno de sus pies —No te vayas a caer, Nahia.

—No nos mates, Farolas —Le supliqué —Y por favor ve lento.

Arrancó la moto y apreté más mis manos, su camisa quedaría horrible después de eso, cerré los ojos cuando estos se comenzaron a llenar de lágrimas por el viento, tenía que haber bajado el visor del casco, escuché reír a Farid, exclamó un "Wooo" y aceleró más.

Hola, Dios, soy yo de nuevo.
Creo que han pasado varios años desde la última vez que hablé contigo, bueno, desde esa vez en la primaria que te rogué para que no citaran a mi mamá cuando insulte a la profesora llamándola de una forma despectiva —no estoy muy orgullosa de la Ara pequeña—, pero bueno, aquí estamos de nuevo, y solo tengo una cosa que pedirte.

¡NO DEJES QUE EL IMBECIL DE MI HERMANO NOS MATE!

Gracias por escuchar.

Farid llegó al auto servicio de Carl's Jr para comprar comida y volvimos a casa, cuando volví a poner los pies sobre la tierra aprecié la vida, durante unos segundos nada más, le lancé el caso al pecoso y entramos a casa, Farid se quitó sus tenis y se tiro en el sofá acostado boca arriba, yo fui a lavarme las manos en la cocina y después volví para dejarme caer en el sillón de un lado.

—¿Cuando fue la última vez que nos sentamos juntos a comer como buenos hermanos que somos? —Preguntó abriendo la envoltura de su hamburguesa.

—No lo sé —Admití tomando la que me correspondía mientras la desenvolvía no muy convencida, en cuanto el aroma llegó a mi nariz mi estómago rugió y formé una mueca —Pero la verdad no lo extrañaba para nada.

—¿No disfrutas de mi compañía? —Preguntó con la boca llena y llevando una mano a su pecho ofendido.

—¿Prefieres que te mienta o que sea sincera? —Me llevé una papa frita a la boca y lo miré divertida.

BREATHE ME (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora