BREATHE ME (BORRADOR)

38

Brayden me llevo en su auto hasta el hospital, lo vi tamborear sus dedos con nerviosismo sobre el volante, supuse que por tener que manejar tan lento al tener a su hermanita entre los asientos traseros. Cuando llegamos le prometí que estaría bien y que no tenían porque quedarse, regresaron a su casa después de una despedida incómoda. Camine deprisa para atravesar la entrada, cuando me indicaron a donde dirigirme seguí apretando el paso aún cuando sentía mis pulmones arder, aún cuando no podía respirar, aún cuando mi vista comenzó a nublarse.

Doble una esquina y me tope con mis padres en el pasillo mientras hablaban con otras dos personas, con un nudo en mi garganta y mi el oxígeno entrando a mi cuerpo con dificultad, me acerqué a ellos con las preguntas plasmadas en mi rostro.

—Nahiara, estos son los padres de Abril —me informó mi madre cuando estuve frente a ellos, los señores me dieron un intento de sonrisa que no llegó a sus rostros.

Y entonces lo entendí. Mi alma cayó a mis pies.

Debí quedarme con él.

—¿Qué fue lo qué pasó?, creí que Farid estaba en casa.

—Estaba en una fiesta —la respuesta de mi padre resonó como reproche y por su mirada no entendía si era hacia mí, hacia Farid o hacía si mismo —. Él y Abril iban de regreso en su moto y entonces chocaron contra un poste.

—¿Cómo están?, ¿qué les han dicho?

—El doctor dice que bien —mi madre le lanzó una mirada lívida por su tono —. Al parecer pudo ser peor. Tu hermano tuvo una fractura en su mano derecha, un esguince en su pierna y una contusión en el lado derecho de su cabeza y otra de segundo grado en su mejilla.

Debí quedarme en casa.

—¿Y Abril? —miré a sus padres, los cuales parecían sostenerse el uno en el otro con mucha fuerza.

—Tuvo un esguince en el cuello y algunos rasguños —contestó su madre. Abril era idéntica a ella, de tez un poco morena y largo cabello negro —. La darán de alta en unas horas, hasta entonces evaluarán que no reaccione por un mal golpe en la cabeza.

—¿Puedo ver a Farid? —me abrace a mi misma, esperanzada aún con las miradas de mi padre.

—Está sedado, no despertará hasta mañana y un doctor sigue con él.

Debí quedarme en casa.

—Deberíamos de ir por un café —sugirió mi madre poniendo una mano sobre el brazo de mi padre.

Los padres de Abril asintieron y después me miraron a mí esperando mi respuesta. Miré por detrás de ellos hacia el pasillo, detrás de alguna de esas puertas se encontraba mi reflejo.

Debí aceptar quedarme con él.

☾

El agua subía hasta mi cuello y comencé a sentir la presión.

Respira.
Respira.
Respira.

El aire se negaba a entrar a mis pulmones y el agua no hacía más que subir, y subir, y subir.

¡Respira!

Miré desesperada a mi alrededor, todo era de cristal, no, un espejo. Mi reflejo me regresó la mirada, desesperada, pidiendo que la salvara. Pero el agua no paraba de subir y subía por mi mentón.

¡RESPIRA!

Incliné la cabeza hacia atrás e intentaba flotar pero mi ansiedad no hacía más que incrementar y empeorar la situación, no podía parar.