La mejor manera para describir el como veía la vida era la escena en la que Milhouse dice "ya no hay días buenos, solo días", y si, era estupido identificarme con las palabras de un programa idiota de personajes animados, pero mi cerebro no pensaba quemarse para ingeniar una frase original y profunda sobre lo agrio que es vivir.
Este verano no era muy diferente a de los pasados años, no había viajado como lo hicieron Margo y Oli, la primera se fue junto con su madre para visitar a su familia de otro estado y la segunda tuvo un viaje junto a su equipo de volley, tampoco había salido de fiestas como Kai, ampliando su núcleo social.
El verano para mí era como un respiro de mi poca vida social, no escuela, no amigos, no hermano (porque se la pasaba saliendo), no nada, solo yo, mi soledad, un Michi dormilón y música, maravilloso, ¿no?, la gloria para las personas como yo, inestables y raras hacia la sociedad.
Pero debía de admitir que el estar encerrada entre las cuatro paredes blancas de mi habitación llegaba a ser aburrido, bufé recorriendo con la mirada cada rincón desde una perspectiva de 180º grados, recostada en mi cama con la cabeza colgando en la orilla, comencé a sentir una presión desde las sienes hasta el nacimiento del cabello, señal de que la sangre comenzaba a subir, me erguí y cerré los ojos con fuerza aplastándome las sienes con las palmas de mis manos, comencé a ver lucecitas y me había mareado demasiado.
Nota mental para mí: Ara, no vuelvas a recostarte de esa forma.
Cuando las manchas desaparecieron volví a repasar la habitación con la mirada, en busca de algo para entretenerme, ¿pintar?, no estaría mal, ¿el problema?, mi imaginación llevaba años siendo nula, ¿ukelele?, tal vez, había encontrado algunas canciones que podría aprender a tocar, pero por otro lado, sabía que si alguna nota no me salía bien terminaría estresándome y queriendo lanzar el instrumento al piso, no me fascinaba la idea por lo que también quedaba descartado, ¿leer?, nope, mi vista estaba demasiado cansada después de obligarme a leer una trilogía de corrido, ojos resecos y rojos fueron la consecuencia.
Y eso nos dejaba con una total nada, no había nada más para entretenerme, Michi dormía y si lo despertaba tampoco es que haría demasiado para pasar el tiempo madre e hijo gatuno, ingrato, era la única que lo mimaba y alimentaba, lo único que le pedía a cambio era un poco de amor que se negaba a darme.
Me dejé caer de espalda rendida sobre las sábanas y cerré los ojos, mis dos únicas opciones se redujeron era dormir o mirar Netflix, pero para la segunda tendría que bajar las escaleras y me daba tanta pereza, dormir estaba bien, siempre estaría bien.
Pero como si el universo estuviera en contra de mis planes, mi celular comenzó a vibrar, solté un quejido y me incorporé de mala gana para buscar el aparato entre las sábanas desechas, hubo un momento en el que levanté sin cuidado la almohada y de debajo salió volando el aparato hacia el suelo.
-Fantástico, Ara, rompe tu celular, como eres millonaria -Me regañe a mi misma en voz baja.
Tome el aparato y lo examiné, limpio, estábamos de suerte, este seguía vibrando, ¿quien en su sano juicio insistía tanto para hablar con alguien?, amigo, si no te contestan en 15 segundos significa que no les interesa hablar contigo, solo como dato.
Desbloquee la pantalla y ahí estaba, la única persona, la cual no entendía, era capaz de no colgar una llamada, yo odiaba hablar por teléfono, es horrible, ¡ni pedir pizza!, quedo como estupida sin saber decir y me trabo constantemente, parecía retrasada.
—¿Qué quieres? —Le dije al momento que contesté.
—Buenas tardes para ti también, pequeña Ara —Sonó su voz del otro lado, animada y superficial como siempre.

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BREATHE ME (BORRADOR)
Novela JuvenilAra Loveall se siente atrapada dentro de su propio cuerpo; como en un cuarto oscuro, incapaz de avanzar. Y en su último año de preparatoria esa sensación no hace más que empeorar, pues ahora todo se inunda a su alrededor y lucha por respirar. "¿Pued...