BREATHE ME (BORRADOR)

34

"Aplicamos ser amigos, que hablaban como enamorados.
Y eso era más que suficiente para dos adolescentes que estaban asustados de amarse uno a otro."
—Desconocido.

Hoy por primera vez en bastante tiempo, meses o incluso años, me gusto lo que vi a través espejo, la persona que se reflejó en ella.

No podía explicarme si eso era deprimente o en realidad algo bueno, supongo era un poco de ambos.

Pero entre más lo pensaba y la idea daba vueltas en mi cabeza, comprendí que en realidad era demasiado triste, porque mi rostro era completamente igual que cualquier otro día, pero de alguna manera, solo en ese momento me parecía lindo, y aún así, todo lo de adentro lo odiaba, y todo lo que estaba más allá de mi garganta también.

Y al día siguiente, volvería a odiar cada facción sin diferencia.

Y no entendía en qué momento mi adolescencia se volvió sinónimo de odio.

O puede que solo estuviera tan sentimental porque estaba caminando sola bajo la oscuridad de la mañana mientras escuchaba mi playlist para llorar y estaba casi al 100% segura de que estaba hormonal por un próximo ciclo.

Llegue a la preparatoria con mil ganas de morirme y cero ganas de escuchar a profesores, solo quería volver a mi cama y no saber el mundo por unas horas más. Había subido la mitad de los escalones cuando una notificación interrumpió la canción.

Braydie Gardener:
"Gm, solo un recordatorio matutino sobre nuestra cita hoy, buena suerte en clase"

"XO"

¿Qué clase de chico usaba XO?

Ara Loveall:
"Creí que para una cita ambas partes tenían que estar de acuerdo con eso"

Braydie Gardener:
"Perdiste el derecho a decidir cuando decidiste ignorar todos mis mensajes"

Ara Loveall:
"Buh, aburrido"

Braydie Gardener:
":("

Cuando entré al salón recibí a mis amigos con un saludo.

—¡Ara!, ¡que linda te ves hoy! —Kai me repaso con la mirada al tenerme frente a él.

Mi respuesta fue una sonrisa.

☾

—Me rindo, usaré la ley de atracción.

Sofoque mi risa al escuchar a Kai y Margo lo miro como si fuera un loco.

—No digas estupideces, Kai.

—Si, Kai, qué tal si el chico es un psicopata y lo terminas teniendo pegado como chicle —Margo colgó mejor su mochila sobre sus hombros.

—Situaciones desesperadas ameritan soluciones desesperadas.

—No digas tonterías, Kai —Apoye a la castaña —Además, estoy muy segura que eso no se debe usar con las personas.

—¿Cómo por?

—Porque va en contra de su voluntad o algo así —Bajamos los escalones del plantel para cruzar el patio principal.

—¿Y eso a mí qué?

Margo y yo nos entendimos con una sola mirada: Él no tenía remedio alguno.