Capítulo 4

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Los próximos dos días fueron horribles. Las heridas no se me curaban, Ace solía buscar hierbas para que se me curasen, pero no servían de nada. 

— ¿Estás mejor? — me preguntó Ace, al despertar.

— Bueno...

Me dolía la espalda, ya que había dormido sobre la arena, no teníamos ni comida, era como si acabasemos de naufragar.

 Decidí ir a buscar comida, pero nada más levantarme Ace me lo impidió.

— Todavía no estás del todo bien. — dijo.

— Pero necesitamos comida — supliqué.

— Lo se, pero además estoy seguro de que la Marina todavía anda por aquí.

Ví una palmera en la que había bastantes cocos, y traté de crear una pequeña ráfaga de viento para que cayeran frente a nosotros, y me salió bien.

Ace sonrió al ver comida, cogió un cuchillo y cortó todos los cocos en pedazos, e incluso me ayudó a beber.

— Eres increíble. — dijo, y yo no pude hacer nada más que sonrojarme.

— Creo que deberíamos pasar unos cuantos días más por aquí, pero luego tenemos que construir una especie de barca para ir a la ciudad más cercana.

— Me parece bien.

— Pero tendrás que matar a unos cuantos monstruos más para que esté seguro de que eres lo suficientemente fuerte como para seguir siendo pirata. — dijo.

— Eh... esta bien.

La verdad era que los monstruos eran bastante difíciles de matar, así que empecé a prepararme, mientras Ace dormía, solía usar mi habilidad haciendo que las piedras volasen, cada vez piedras más pesadas.

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— ¿Estás lista? — dijo Ace desde un árbol.

La criatura se estaba acercando, y yo me preparé para matarla.

— Ya mataste a la anterior, así que mátala rápido y nos la comeremos enseguida. — bromeó.

Era una especie de jirafa gigante, pero tenía unos musculos enormes, como si cada día fuese al gimnasio a entrenar. Fue bastante raro ver a una girafa así, y Ace se rió muy fuerte cuando la vió.

Empezó a andar rápidamente hacia mí, pero lo más rápido que pude le tiré un viento capaz de cortar en dos a cualquier criatura.

Y funcionó. La jirafa se partió en dos, era una imagen muy asquerosa, así que será mejor que no la describa.

Ace bajó en un segundo del árbol y me chocó los cinco. Estaba muy feliz esos últimos días, no paraba de sonreír, o mejor dicho no parabamos de sonreir los dos. Habían pasado sólo tres semanas y era como si volviesemos a ser pequeños otra vez, nuestra confianza había vuelto a la normalidad.

A la noche, Ace encendió una hoguera y empezamos a cenar. Era nuestro último día en esa isla, y de un cierto modo iba a hecharla de menos.

— ¿Te acuerdas de cómo mirabamos a las estrellas todas las noches? — Ace me sorprendió.

— Sí.

— Parece que han cambiad. — miró fijamente a las estrellas — Como nosotros lo hemos hecho.

— Todos cambiamos alguna vez.

— Ya. Pero estoy muy feliz de volver a pasar un tiempo contigo. — dijo— Me acuerdo de la primera vez que vi tu recompensa, fue increíble — rió al recordarlo — Quería ir a darte un abrazo por cumplir tu sueño de convertirte en pirata con Luffy.

No lo pude evitar, los ojos empezaron a empaparse, pero hice todo lo posible para que las lágrimas no empezasen a caer.

— Yo... — suspiré hondo — Todos estos años he estado pensando en que estabas enfadado conmigo.

— ¿Por qué iba a estarlo? — me miró fijamente a los ojos, y notó que estaba a punto de llorar.

— Fui una estúpida.

Se acercó a mi y me abrazó muy fuerte. Lloré durante mucho rato sobre su hombro, se me hizo eterno.

No puedo creer que se vaya. Desde que los conocí supe que quería surcar los mares junto a los dos, no quería que Ace se fuese. Es horrible. No quiero que se vaya. Él es más que un hermano para mi, pero a él no le importa en absoluto.

—¿Janna? ¿Qué haces aquí sola? — Ace aparece de la nada.

— Déjame en paz.

— ¿Qué pasa? 

Me pongo frente a él y empiezo a pegarle en el pecho, llorando sin parar.

— ¿Por qué? — gimo— ¿Por qué te vas? Por favor...

Me coge de las muñecas para que parase de pegarle, y me abraza. Pero después de pensarmelo, lo aparto de mí y salgo corriendo. Es lo único que se hacer. Huir de los problemas, huir de la realidad. No quiero que se vaya.

No quiero despedirme de él, ni lo haré.


Eso fue lo que recordé mientras Ace me abrazaba, era el mismo abrazo, con el mismo propósito: consolarme.

Ace hizo que le mirase a los ojos, y me retiró las lágrimas de la cara. Apoyó su frente sobre la mía.

— No fuiste una estúpida, ni lo eres ahora. — dijo — Te quiero tal y como eres.

Y me besó.

LOST [One Piece fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora