- No estoy preparada para luchar. - dije, y solté la mano - Soy una inútil, lo único que haré es morir.
- Janna, no digas eso. - me miró a los ojos bastante mosqueado por lo que había dicho.
- Es la verdad. Casi muero por un doble de Doflamingo, un maldito doble, Law. - seguí.
- ¿Sabes a cuantos piratas has vencido? - bufé - Tus nakamas te necesitan, y yo también. Eres más fuerte de lo que crees.
Cogió mi mano y entrelazó nuestros dedos, sonreí al instante.
- No merezco tenerte.
- Janna, para ya.
- Es la verdad.
- ¿Se puede saber por qué cambias de opinión tan drasticamente?
Empecé a correr hacia el centro de Dressrosa, sin mirar hacia atrás, sin ver cómo había reaccionado Law. No oí nada, y seguí corriendo como si mi vida dependiera de ello.
Me quedé horrorizada al ver aquella escena. Cientos de ciudadanos matándose los unos a los otros, llorando y gritando. Los niños lloraban en una esquina, mientras veían a sus padres morir delante de sus ojos. ¿Como podía alguien ser tan cruel?
- ¡No puedo controlar mi cuerpo! - gritó un hombre con un palo enorme, mientras luchaba contra una mujer.
- ¿El cuerpo...? - susurré.
Entonces lo vi todo: un hilo salía del cuello del hombre, y subía hasta el centro de la cúpula. Un montón de hilos estaban en el centro. Doflamingo estaba controlando a los ciudadanos, haciendo que se matasen entre ellos.
- Dios mío...
- ¡Es ella, matadla!
- Mierda.
Me habían visto, y corrí como una loca. Algunos habían prendido fuego a las casas, y las llamas se estaban extendiendo en toda la ciudad. Entré en lo que antes era una tienda, y me llevé una mascara. Sólo habían mascaras antigas, pero por lo menos así no me reconocerían.
El fuego daba cada vez más calor. Me quité el jersey y quede en tirantes. Dressrosa estaba siendo destruida, y por los propios ciudadanos.
- ¡Lo siento!
Antes de que me pudiese girar, un hombre me hizo un pequeño corte en el brazo. Aquella persona tenia un hilo en su nuca, asi que salí corriendo, no lo había hecho queriendo, pero la sangre no paraba de salir.
Me arranque un trozo de tela de mis pantalones (que quedaron cortísimos) y me la até en la herida. Por lo menos así pararía de sangrar.
Seguí corriendo, ni siquiera sabía dónde estaba, ni lo que esperaba encontrar. Empecé a arrepentirme de haber dejado solo a Law. ¿Estaría bien? Tantas preguntas en mi cabeza me iban a volver loca. Quería encontrar a mis nakamas, pero entre tanta gente era practicamente imposible. En la pantalla de la pared Doflamingo seguía hablando, pero esta vez había añadido a más personas para recompensar a la gente.
Supuestamente, si los ciudadanos o la Marina nos cogían vivos o muertos a mis nakamas, a Law y a mi, Doflamingo acabaría con toda esta masacre. ¿Por qué había metido a mis amigos en este asunto? Se suponía que sólo éramos Law y yo quien nos enfrentaríamos a él, pero la verdad es que no nos vendría mal una pequeña ayuda.
Paré un rato para descansar, estaba muy casada de tanto correr, y la máscara me hacía sudar. Además, mi herida del estómago me seguía doliendo.
Unos piratas se estaban acercando hacia mí, el capitán (que tenía un tatuaje de el símbolo de su banda) me estaba mirando fijamente. No iban a reconocerme, o eso esperaba, hasta que me arrancó la máscara sin ni siquiera tocarme.
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LOST [One Piece fanfic]
FanfictionJanna conoce a Ace desde que tenía 10 años, pero ahora que tiene 17 no le ha visto en mucho tiempo. Todavía se arrepiente porque no se había despedido de él correctamente, pero no puede ir a por él de un día para otro. Hasta que un día todo cambia...