LOST [One Piece fanfic]

Capítulo 36

Las ocho de la tarde. Lo último que quería hacer era ver a Ace. La noche anterior me había pasado. Suspire.

Había pasado una hora encerrada en mi habitación, y algún día tendría que salir. Pero no me atrevía. ¿Como se suponía que iba a mirar a Ace?

Fue entonces cuando alguien tocó la puerta, y casi morí del susto.

- ¿Janna?

Mierda, mierda y mierda. Ace estaba al otro lado de la puerta. Mi corazón volvió a volverse loco. Intenté no hacer ruido, pero me caí al suelo de la cama.

- Sé que estás ahí. - insistió.

- ¡No entres! Estoy... - dije lo primero que se me ocurrió - Desnuda.

- Ah... Esta bien, lo siento. ¿No vienes a cenar?

- No tengo hambre. - mentí.

- ¿Te pasa algo?

- Estoy cansada.

- Pues nos vemos luego, supongo. - parecía triste.

- Eh... Sí.

Oí sus pasos alejarse, y mi cuerpo se relajó automáticamente. Me tiré a la cama, sintiéndome mal por haber mentido a Ace. Ni siquiera le había visto la cara, y me había puesto muy nerviosa. No quería imaginar cómo estaría si estuviese cerca de él.

Tal vez lo mejor sería decirle que no recordaba nada, pero no era la mejor persona mintiendo, así que se me haría muy difícil. No quería salir de aquella habitación nunca jamás, pero mi estómago no dejaba de rugir. Tenía muchísima hambre. Debía arriesgar.

Me puse los zapatos, unos botines bastante cómodos, y subí a la cocina. Estaba llena de gente, pero no veía a Ace en ningún lado. Me senté al lado de Yuki, la chica a la que había ayudado hace unas horas.

- ¿Pasa algo? - preguntó - No paras de mirar a todos los lados.

- Eh... simplemente quería ver a toda la tripulación. - inventé.

- Ah... bien. Mira, ahí está Ace. - dijo tranquilamente.

Era verdad, estaba sentado en una mesa bastante lejos de la nuestra, con Marco y un hombre que no conocía. Parecía menos animado de lo normal. Estaba preocupada por él. Tal vez se había tomado mal cómo le había hablado. Suspiré.

- ¿Ha pasado algo entre los dos? - susurró Yuki.

- ¿Cómo lo sabes?

- Se nota que le miras muy preocupada. - sonrió - Puedes contármelo si quieres.

- ¡Mierda!

Ace me había visto, y me miró extrañado. Me levanté y me dí contra la mesa, seguro que me saldría una herida en la rodilla. Salí de la cocina rápidamente y me encerré en la despensa.

- ¿Janna? - era él, y al no responder, suspiró y se fue.

Odiaba huir de él, pero necesitaba tiempo. Todavía seguía en shock. Había besado a Ace, borracha. Salí, y entonces me acordé de que no me había dado tiempo para comer nada, y que mi estómago seguía rugiendo como un maldito león. Volví al comedor, que ya estaba casi vacío. Marco estaba sentado sólo, y me saludó.

- ¿Sabes qué le pasa a Ace? - me preguntó, cuando me senté a su lado con un plato enorme lleno de sopa.

- Eh... no.

- Tienes que animarle. Está un poco deprimido, y no sé por qué.

- No creo que pueda ni hablarle.