Capítulo 5

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Me miró sonriente, y yo noté como me ruborizaba. Todavía no podía creer que me había besado. Todo aquello había pasado en muy poco tiempo.

— Tengo muchas cosas que contarte — dijo — y estoy seguro de que tú tambien, pero no tenemos tiempo para nada.

Apoyé mi cabeza sobre su hombro y lo abracé. Cada vez me estaba haciendo más fuerte, y todo gracias a él.

Tardamos unos días en construir una pequeña barca y en encontrar comida, pero ya estabamos listos para partir a la primera isla que viesemos. Quién sabía si la Marina venía a por nosotros.

Nos metimos en la barca y Ace empezó a remar. No hacía nada de viento así que era muy dificil avanzar sobre las olas. Sonreí y creé una pequeña ráfaga de viento detrás de la vela, para que la barca avanzase y Ace no tuviese que pasarse todo el rato remando.

— Gracias. — dijo, y se tumbó, poniéndose el sombrero sobre la cara.

Solo tardamos unas cuantas horas en ver la primera isla, era una isla con una población bastante alta, y aquel día estaba llena de turistas.

Dejamos la barca en el puerto y decidimos dar un paseo por el pueblo, insistí en que quería mirar las tiendas, pero al final fuimos a un restaurante porque nos moríamos de hambre.

Nada más entrar, notamos que no era un bar muy agradable, estaba lleno de hombres con pistolas y espadas. Nos miraron muy fijamente, Ace tapó su cara con el sombrero, pero yo no pude esconderme. Al menos no me reconocieron.

— Tres barriles de sake y mucha carne, por favor. — pidió Ace a la camarera.

— Eres igual a Luffy — dije, riendo.

Nos servimos sake en dos vasos, yo me emborrachaba muy rápido, así que procuré no beber demasiado. Entonces, un hombre me tiró el vaso encima, y me manche entera.

— ¡¿QUE HACES?! — gritó Ace. Estaba muy furioso.

El hombre, en cuestión de segundos puso una espada sobre mi cuello, y amenazó a Ace.

— Portgas D. Ace y Janna Windy, interesante... — todos los hombres del bar rieron, excepto la camarera — No se si te habrás dado cuenta que somos cazarecompensas bastante buenos.

— Suéltala.

— ¿Y si no lo hago?

Ace saltó a por el hombre, pero otra persona salió de la nada, y le hizo un corte en el hombro a él. Era una espada hecha con Kairouseki.

— ¡Corre! — grité, pero el hombre que me sujetaba me atacó con su espada en la mejilla.

No podía soportarlo más, odiaba a los cazarecompensas, y aunque el hombre me estuviese sujetando fuerte todavía era capaz de hacer que toda la taberna quedase destrozada si con mi habilidad pudiese crear un viento muy fuerte. Pero tenía que concentrarme y no podía.

Cerré los ojos fuertemente y me concentré lo máximo que pude. De repente, todas las sillas y mesas del bar empezaron a salir volando, estrellándose sobre todos los hombres. Aprobeché que mi enemigo se había despistado y le dí una patada en su punto débil.

Ayudé a Ace levantarse, cogió un barril en una de sus manos y a mí como si fuese un saco de patatas y salió corriendo lo más rápido que pudo, hasta que perdimos a los hombres.

Nos sentamos sobre la hierba, a unos kilómetros del pueblo, y suspiré.

— Eso ha sido un despiste muy gordo. — dijo Ace.

— Podrían habernos capturado — dije — Nos hemos relajado demasiado.

— Tranquila, no volverá a pasar.

Ace abrió el barril de sake y empezó a beber. Me lo pasó y bebí más. Tal vez me estaba pasando.

— ¿Así que soy igual de importante que el sake? — reí.

—  ¿Por que lo piensas? — me miró directamente a los ojos.

— Nos has cogido a los dos por igual.

— Oh...

Y no respondió. La verdad es que me dejó con ganas. Al cabo de media hora ya nos lo habíamos bebido todo entre los dos, y el efecto del alcohol empezaba a notarse. O al menos yo. Y mucho.

Decidimos volver al pueblo, ya que había un festival de fuegos artificiales. Por eso estaba tanta gente.

Empezaba a anochecer, y cada vez había menos luz, era el perfecto momento para el festival. Todas las calles estaban repletas de puestecitos con un montón de productos, desde comida hasta accesorios. Ace paró en uno de ellos.

— Espérame allí — señaló una fuente.

Le hice caso y fui a donde me indicó. Ví como hablaba con la vendedora y le sonreía. Le había comprado algo. 

— Tengo un regalo para tí. — dijo, cuando volvió.

— ¿Lo acabas de comprar? — dije — No era necesario...

— Date la vuelta. — parecía emocionado.

Me di la vuelta y puso las manos sobre mi cuello. Me había puesto un collar, con el símbolo del fuego. Él se había comprado otro, solo que con el símbolo del viento. Eran preciosos.

— Ace... gracias.

Lo abracé lo más fuerte que pude. Sonrió. Y pasó su dedo sobre mi mejilla, donde el hombre de la taberna me había hecho la herida.

— ¿No te duele?

— Es solo un corte. — dije, para tranquilizarlo. — Vamos.

Lo conducí a la montaña, donde todos estaban esperando el comienzo de los fuegos artificiales. Nos sentamos sobre la hierba y Ace me cogió de la mano. Apoyé mi cabeza junto a la suya.

LOST [One Piece fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora