9.Plantarle Cara

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Michelle

Ambos entraron agarrados de la mano, deslumbrantes. Mi padre, bueno, ahora Roger, llevaba un traje negro acompañado de una camisa blanca. Y ella... ella llevaba un vestido rosa chillón.

Mamá levantó la mirada de la revista que estaba leyendo para encontrarse frente a una imagen que hizo que su corazón diera un vuelco. Su exmarido y su nueva mujer estaban ahí, quietos.

Por la expresión de su cara sé que le dolió.

Yo tragué saliva y les mire a ambos durante un microsegundo. Después agarré mi teléfono en un intento fallido de distraerme.

Sentí como mi madre me agarró del brazo, apretando sobre él. Le miré a los ojos, y hasta yo sentí el pánico. Sentí su miedo, su angustia.

Me dio un pinchazo al corazón al verla así.

—Es... es... — dijo tartamudeando.

La agarré de la mano.

—Estamos juntas en esto. — dije tragando saliva.

Mamá me miró y me sonrió. Tenía los ojos llorosos, pero sabía que quería enfrentar la situación. Plantarle cata de una vez por todas y poder desprenderse de eso, dejarlo ir, y seguir adelante.

Roger se acercó cada vez más. Y fue cuando nos vio.

Sus ojos se abrieron durante un segundo pero consiguió poner cara de póker rápidamente. Agarró la mano de su nueva esposa y pasó de largo. Lamentablemente no le funcionó, ya que se dio cuenta de que no tenían ni idea de cuál era la habitación de Cameron.

Para mí mala suerte Julia se había ido hace unos minutos a comprarse algo de comer. Así que las únicas personas que sabíamos que estaba pasando con Cameron éramos nosotras.

Roger carraspeó durante un momento, se ajustó la corbata y le susurró algo a la madre de Cameron. Después se acercó a nosotras.

—Disculpa, ¿sabéis dónde está Cameron? — preguntó educadamente.

—Anda si ahora eres educado... — murmuré mientras seguía mirando mi teléfono.

Roger tosió.

—Necesito saber la habitación, Hellen quiere verle.  — dijo agobiado.

—¿Hellen? Con que así se llama. — dijo mamá levantando la mirada y encarandole. Me sorprendió bastante.

—Hola Karen. — la saludó. — Sí, se llama Hellen, y ahora es mi esposa.

Mamá le sonrió falsamente.

—Por favor necesito la habitación.

—Enhorabuena. — respondí.

—¡Necesito ver a mi hijo! — gritó.

—¡No es tú hijo! — gritó mamá. — Para empezar no hace ni dos años que lo conoces, ¡y no me vengas ahora con el papel de padre bueno! Tú hija era Michelle y no le has hecho ni caso.

Mamá se estaba descargando, pero le iba a venir bien seguro.

Roger suspiró.

—Karen no me hagas esto, ahora no, por favor. — suplico.

—Ahiri ni pir fivir. — repitió mi madre con tono de burla. — A ti no te importamos una mierda, ni nosotras, ni Cameron. Harías un favor a todo el mundo si ambos cogéis vuestras cosas y os largais de aquí.

La ahora con nombre, Hellen, se acercó a mamá. Por instinto me levanté del sitio quedando enfrente de ella.

—No será hijo de Roger, pero si es mi hijo. Y como madre tengo todo el derecho del mundo a verle. — respondió firmemente.

Enséñame a perdonar #2  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora