5.Supongo Que Es El Destino

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Michelle.

Ajusté mi nuevo uniforme verde.

He de admitir que me traía recuerdos de Cameron, la forma en la que le quedaba, y todas esas tardes que pasé en la librería junto a él.

No pude evitar que la nostalgia invadiera mi mente.

Eran las seis de la tarde, Dan me había encargado estar atendiendo los pedidos en caja estos primeros días. Dice que era la tarea más fácil que había, y que para empezar me vendría bien. Tenía bastante suerte, ya que los otros compañeros que trabajan conmigo en este horario eran Jhon y Beck, aunque Jhon salía dentro de una hora y vendría otro compañero.

No me preocupaba.

Beck y yo estábamos en la caja, hablando un poco sobre nuestras vidas mientras esperábamos a que algún cliente decidiera comprar un libro.

—¿Entonces sois pareja? —le pregunté.

—No, es que no lo sé Michelle. —dijo Beck suspirando. —Nos tratamos como tal pero nadie ha dado el paso de pedírselo al otro.

Estábamos hablando sobre Jaeden, aquél rubio de la fiesta que me ayudó a vomitar y que después se enrolló con mi mejor amiga. Al parecer en este tiempo él y Beck habían avanzado bastante en su relación.

—¿Y no has pensado en pedírselo tú? —pregunté.

—Es que tampoco quiero tener pareja, ¿sabes? —dijo. —Estoy bien como estoy.

—¿Estás segura? ¿No te estarás enamorando no? —pregunté enarcando una ceja.

—Por Dios Michelle, enamorarse es una palabra muy grande, no la uses a la ligera. Digamos que somos amigos que se sienten atraídos sexualmente él uno del otro y que de vez en cuando tienen relaciones. —dijo y sonrió.

Yo me reí mientras negaba con la cabeza.

Até mi cabello en una coleta baja. Hacia muchísimo calor, y el uniforme no ayudaba mucho.

Una señora se acercó a la caja con su hija y Beck las atendió. Yo al ver el poco trabajo que había decidí ir a ayudar a Jhon. Él estaba ordenando la estantería de poesía.

Me acerqué a él.

—Buenos días estrellita, la tierra te saluda. —dijo sonriéndome y moviendo las caderas. —¿Qué tal tu primer día Michi? —preguntó.

—Bastante bien la verdad, aunque tengo muchísimo calor. —respondí.

Jhon puso una cara pervertida.

—¡No ese tipo de calor, cerdo!— dije riéndome.

Jhon levantó las manos a modo de inocencia.

—¿Y tú qué, que tal con George? — pregunté, hacia tiempo que no sabía de ellos dos como pareja. Si había hablado con Jhon pero a apenas mencionamos el tema.

—Pues todo igual que siempre Chikibeibi. —dijo y me reí ante el mote que últimamente le había dado por decirnos a todos. —Ahora que se acerca el verano podremos quedar algún día todos como antes. —dijo guiñándome un ojo.

Todos...

¿Ese todos incluía a Cameron?

Sonreí.

Jhon fue a decir algo, pero sus ojos se abrieron como platos antes de pronunciar una palabra.

—Caja. Trabajo. Ya. —pronunció casi tartamudeando. Me empujó y yo corriendo fui a caja.

Me posicioné en mi lugar para recibir al cliente que acababa de entrar por la puerta.

Y sí, fue entonces cuando unos ojos color avellana se cruzaron con los míos.

Enséñame a perdonar #2  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora