17.Ahogarse En Un Vaso De Agua

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Michelle

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1...

¡Ding!

Las puertas del ascensor se abrieron.

No veía nada. Tenía los ojos borrosos, llenos de lágrimas. Escuché como unos pasos se acercaron a mí y me envolvieron en un familiar abrazo.

—Shhh, ya está. — escuché la voz de Beck mientras me acariciaba el pelo. — Ya pasó, estás conmigo.

Me permití llorar en su hombro todo lo que llevaba acumulando estas semanas. Sentía un dolor en el pecho que me dificultaba respirar. No sabía, no podía expresar lo que sentía, y eso lo hacía todo más jodido.

—Shhh... — murmuró sin soltarme.

Levanté mi cabeza y me separé de ella. Sequé mía lágrimas con mis manos.

—Vamos, entra. — dijo Beck señalando su casa con la mirada.

Después de que Cameron se fuera, me di cuenta de que quizás no siempre podía solucionar todo yo solita. A veces necesitamos a alguien más que nos diga por donde comenzar. Y esa era Beck.

Había ido a su casa, a pesar de las horas que eran. Nos sentamos sobre su sofá. Ella me agarró las manos y me miró a los ojos.

—¿Qué ha pasado? — preguntó en un tono dulce.

—No sé que siento. — dije, sin más.

—¿Cómo es eso?

Mi cabeza era un barullo de emociones, dudas y sentimientos. Ya no sabía que quería. No sabía que era lo correcto. No sabía que sentir. Ni que hacer. Era como si ya no fuera dueña de mi propio corazón.

—Es todo tan complicado que no sé si voy a poder seguir con esto. Ha llegado un punto en el que yo... no puedo mantener esto. No puedo mantener esta situación. — traté de explicar mientras mis manos temblaban.

—Michelle... — dijo Beck en un suspiro.  —Si no me dices que pasa no puedo saberlo, no soy adivina. — yo hice una mueca triste. — Sabes que puedes confiar en mí, no tengas miedo. Di lo que sientes.

—¡Eso es joder! ¡No sé qué pasa! — grité desesperada. Inconscientemente había llevado las manos a la cabeza, agarrándome mechones de pelo. — Siento que he perdido el rumbo de mi vida. No sé quién soy, ni que cojones hago. ¡Ni que debería hacer! Es asfixiante. — comencé a andar de un lado a otro. — Siento... ¡Siento! Joder ese es el puto problema. ¡Si no sintiera no pasaría nada!

Beck observaba la situación. No decía nada, y en parte, lo agradecía. Sólo quería gritar y desahogarme, soltar todo aquello que llevaba dentro.

—He perdido mi vida. Y ya está. ¡La he perdido!

Miré a Beck.

Ella se había sentado sobre su sofá, cruzando las piernas. Yo decidí quedarme de pie. A la hora de hablar y explicarme, se me daba mucho mejor si estaba andando.

—¿Cómo que la has perdido? — preguntó.

—Hace un año mi vida era completamente distinta a como es ahora. Y no sé si eso es bueno. No me asusta el cambio, ¡pero podría ir más lento joder!

—En tan solo un año han pasado tantas cosas... Mis padres se han divorciado, me he enamorado, ¡tal y como soñaba! Dios, ¡viví mi amor de libros! ¡y lo mandé a la mierda por yo que sé, ¿inseguridades?! — escupí frustrada. — ¡Oh! También me rompieron el corazón. Terminé el instituto y me separé de mis amigas. ¡He sido incapaz de empezar una carrera universitaria por la ruptura! Me despidieron de mi trabajo, ¡y ahora tengo que soportar como el baboso de Dan me mira el culo cada vez que me subo a una jodida estantería! Tuve que despedirme de Tere y Paco con todo lo que me dieron. Mi madre está con problemas económicos y ya no sé cómo ayudarla. ¡Y por si fuera poco ahora mi ex vuelve a mi vida, y lo único que tenía estable, lo cual era mi jodida relación, se acaba de ir a tomar por culo porque me he dado cuenta de que sigo enamorada de Cameron! ¡Joder!

Enséñame a perdonar #2  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora