22.Quizás El Malo No Es Tan Malo

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Cameron

Avancé con pasos decididos.

Mi mirada se clavó en Stacy.

Ella había drogado a Michelle, la había drogado. Y a saber que habría hecho con ella si no llegamos a tiempo.

No entendía nada, no sabía porque la había drogado ni que intenciones tenía. ¿Qué pretendía lograr con eso?

Fui directa hacia Stacy, la agarré del brazo y la acerqué a mi. No me tembló el pulso.

—Stacy, vamos a hablar tú y yo. —dije con el tono más calmado que pude.

—Oh, ¿Ya ha venido el príncipe a rescatar a su princesa?— vaciló.

—Stacy no me toques los cojones.

—¿Qué vas a hacer si lo hago?

Una mano me tocó el pecho y me echo hacía atrás.

—Tío, ¿Por qué no te calmas un poco? —era Brent.

—Brent esto no va contigo. —contesté y entonces me quedé callado. —No, en realidad sí que va contigo. —Me giré hacía él. —Brent, amigo mío,¿Me puedes explicar por qué me acabo de enterar que mandaste a Stacy a drogar a Michelle?

Brent abrió los ojos.

—Yo no hice eso.

Mis puños se apretaron.

¿Se creía que era gilipollas?

—Brent, respóndeme.

—Cameron yo no hice nada. —respondió. Pude notar como tenía miedo, y eso me confundió. ¿Acaso Brent no sabía nada de esto?

Brent entró en pánico. En un movimiento rápido, agarró a Stacy y empezó a gritarle.

—¡¿Stacy que cojones has hecho?! — empezó a sacudirla.

—!Yo no hice nada! !Se lo está inventando todo!  —gritó Stacy.

—Stacy, por favor, no me mientas. — dijo Brent con un tono de desesperación. Sujetó a Stacy con sus manos, acariciándole los hombros, para después agarrarla de la cara. —¿Qué has hecho?

Stacy rompió a llorar.

Eso nos sorprendió a todos.

—Y-Yo... Yo creía que... que si tú la volvías a ver t-te ibas a volver a enamorar de ella... Y yo no quería que pasara eso... y ... era más fácil si... si —balbuceó nerviosa.

—Stacy,¿Eres consciente de que eso es un delito, no?

—Pero yo...

Yo no podía hablar.

—¿Por qué me culpaste? — preguntó Brent. Parecía bastante afectado.

—Yo...

Un gritó nos sorprendió a todos. Cuando me giré, vi como Michelle se había abalanzado sobre Brent, colgándose encima de él como un koala mientras le pegaba en la cabeza.

—¡Me drogaste! —comenzó a gritar sin dejar de pegarle.

—¡Michelle! — grité y se la quité se encima a Brent. —Él no tuvo nada que ver, todo fue culpa de Stacy.

Michelle frunció el ceño.

—¿Qué?

—Sí, al parecer Brent no tenía ni idea de esto. Todo fue obra de Stacy. —expliqué.

Michelle se giró hacía Stacy.

—¿Tú...?

Michelle hizo el amago de lanzarse contra ella, pero en medio del proceso la agarré de la cintura. Atrayéndola a mi, e inmovilizándola a su vez. Volver a sentir mis dedos sobre la piel de su cintura, fue algo confuso. Excitante y aterrador a la vez. La retuve hasta que se calmó, y después, simplemente no pude evitar mantener las palmas de mis manos abiertas al igual que mis ojos. Podía seguir sintiendo su tacto.

Enséñame a perdonar #2  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora