Cameron
—No me importa una mierda, de verdad. — contesté sentado en el sillón.
—Actúas cómo si no, pero a mí no me puedes engañar Cameron. — respondió Julieth.
—¿Qué vas a saber tú? No tienes ni idea de lo que siento o dejo de sentir.
—Soy tu psicóloga, algo te conozco.
Solté una risa irónica.
—¿Cómo te sientes?
—Pues cómo me voy a sentir. — respondí de mala gana. Julieth abrió los ojos, y me di cuenta de que ella no tenía la culpa. Respiré hondo. — Estoy confundido.
—¿Por qué crees que estás confundido?
—¿Por qué no iba a estarlo? — rebatí. — Estamos bien y al día siguiente mal, es un bucle.
—¿Eso crees? ¿Crees que estás en un bucle?
—Claramente sí. —solté una carcajada irónica. —¿Acaso no lo ves?
Se hizo el silencio, y sentí la necesidad de seguir hablando, de explicarme.
—A ver, un día estamos genial, hablamos entre nosotros, hay algún momento más romántico y todo perfecto. Pero hay otros días en los que siento que me odia y no somos capaces ni de hablar. Eso si no contamos los momentos en los que parece que avanzamos y cuando estamos casi ya, ¡pum! adiós a todo lo que estaba construyendo.
Julieth observaba atentamente cada palabra que le decía.
—¿Y por qué crees que pasa eso?
—¿Cómo?
—¿Por qué crees que Michelle huye? — preguntó.
—Por su estúpido novio. Daniel, Damon o como se llame.
—¿Estas seguro de que es por eso?
Fruncí el ceño.
—¿Por qué iba a ser si no?
—¿No has pensado que quizás no es sólo eso? Quiero decir, claramente influirá, pero quizás no lo es todo.
—No te pillo. — confesé.
—Imagínate por un momento que eres Michelle. Partiendo de la base de que tiene el corazón dividido, ¿sabes cómo está ella? ¿Cómo le va la relación con su familia o con sus amistades? ¿has pensado en que quizás es muy pronto para ella todo esto, el volver a empezar? A lo mejor simplemente se siente agobiada.
Me quedé sin palabras.
Jamás lo había visto de esa manera, siempre le había echado la culpa a su relación, pero no pensé que quizás tuviera parte de culpa.
—¿En qué piensas? — preguntó Julieth irrumpiendo mis pensamientos.
—¿Crees que la agobio? — no pude evitar preguntar.
—No lo sé, sólo tú puedes responder a esa pregunta.
Sentí como me sudaban las manos.
—A ver... eh... yo no creo que la agobie, no es mi intención al menos.
—No se trata de que sea tu intención, Cameron. A veces, tratamos de hacer que las cosas vayan perfectas, y en realidad no nos damos cuenta de que quizás, no es lo que se necesita. Quiero decir, quizás tú perfección, no es lo que necesita Michelle ahora mismo.
Pasé las manos por mis pantalones, limpiando de esa manera el sudor acumulado.
—¿Qué se supone que debo hacer entonces? — tragué saliva. —Si intento que salga todo perfecto, está mal. ¿Qué debería hacer? ¿Fallar apropósito?
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Enséñame a perdonar #2 ✓
Teen FictionSegundo libro de la trilogía Enséñame. Michelle y Cameron se habían distanciado. La reciente noticia que habían recibido había descolocado su vida y descuadrado sus emociones. Ambos se sentían perdidos, y en parte, la distancia y el tiempo hizo que...