16.¿Qué Es Lo Correcto?

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Cameron

Abrí los ojos.

La cabeza me dolía horrores. Estaba destruido. Sentía como si un camión me hubiera pasado por encima unas doscientas veces. Pero eso no fue lo peor. La amnesia total que tenía, me dió miedo. No recordaba absolutamente nada de lo que hice anoche. ¡Nada!

Revisé mi teléfono, quizás había enviado algún mensaje estúpido o algo. Un momento, ¿dónde cojones estaba mi móvil? Froté mis ojos.

La peor resaca de mi vida.

Me levanté de la cama, estiré mis brazos, y crucé al baño. No sin antes agarrar una camiseta y ponérmela. Me sorprendí al ver mi ropa arrugada sobre el váter. La agarré para llevarla a la lavar cuando un olor desagradable inundó mis fosas nasales. ¿Había vomitado sobre mi ropa? Joder, si que bebí anoche. Lavé mi cara y bajé por las escaleras a comer algo, no sin antes ponerme unas gafas de sol.

Al entrar a la cocina vi a Julia preparándose un café.

—Buenos días. — dije sentándome sobre una de las sillas. Apoyé mis codos sobre la mesa.

—Buenos días bello durmiente. — respondió Julia. — Ya veo que te ha dado fuerte la resaca. — comentó mirando mis gafas de sol.

—Muy graciosa... — murmuré.

—Graciosa no, me debes ochocientos euros.

—¡¿Qué?! — exclamé sorprendido. —¡¿Ochocientos euros?! ¡¿Por qué?!

—¿Cómo que por qué? ¡Ayer tu y tus amiguitos casi os cargáis la casa! — gritó y yo sentí como me daban pinchazos en la cabeza. Cerré los ojos.

—Vale a ver, primero que nada, no nos alteremos.— dije mientras masajeaba mi sien— Y tú no grites.

Julia se cruzó de brazos.

Me levanté de la silla para agarrar la taza de café. Pero en cuanto le puse un dedo encima, Julia me dio un empujón que me dolió más de lo normal.

—Quieto ahí, ese es mio. Si quieres uno te lo preparas.

Me lleve la mano al pecho y noté un ardor. Joder como dolía. Levanté mi camiseta para revisar si tenía alguna herida o algo y lo que me encontró fue casi peor. Tenía una jodida mariposa tatuada en el pecho. Repito, UNA JODIDA MARIPOSA.

—Está bien, no la llamaremos por su nombre. — contestó Julieth después de mi pequeño berrinche.

Estaba harto de oír el nombre de Michelle. Cada vez se hacía más difícil. En cada jodida consulta su nombre salía y revoloteaba por la sala como si fuera una jodida mariposa.

—Pero al menos necesitaré un nombre para referirme a ella. Puede ser un objeto o algún animal.

Miré a Julieth.

—Llámala mariposa.

Tenía toda la zona roja, incluso un poco inflamada.

—Cameron que cojones. — dijo Julia acercándose a mi, con los ojos bien abiertos. —¿Cuando cojones te has hecho eso?

—¡¿Crees que lo sé?! — pregunté con los nervios a flor de piel. Jamás me había tatuado, y la verdad es que si tenía pensado hacerlo, ¡pero al menos quería estar consciente!

—La madre que te parió Cameron. —murmuró Julia acercándose a mi. —¡Tú primer tatuaje! — gritó con un ápice de emoción.

—¡¿Cómo que mi primer tatuaje?! — le grité. —No estarás emocionada, ¿no?

Enséñame a perdonar #2  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora