Michelle
¿Enserio había dicho eso?
¿Ser amigos?
¡No podíamos ser amigos!
¡Ahora no!
Justo acababa de recapacitar y decidir que sí quería a Cameron. Después del accidente yo... no sé, creía que quizás... quizás podríamos hablarlo y con un poco de suerte...
Pero me lo había dejando bastante claro.
Al parecer el accidente no le afectó de la misma manera que a mí. Es más, había cambiado, estaba diferente. Le notaba más feliz, más animado y con las cosas claras. Y me gustaba verle así, pero una parte egoísta de mi se sentía herida al saber que esas sonrisas no las provocaba yo.
Y sonará feo, pero yo quería verle bien, pero conmigo a su lado, no sin mi. Y probablemente estaba siendo una niñata egoísta. Pero cometí un error. No me di cuenta en su momento, pero ahora lo he hecho y quiero remediarlo. Si tengo que ser amiga de Cameron y poco a poco ir reconquistando su corazón, lo haré.
Cameron me sonrió. Sus ojos brillaban gracias a las luces que iluminaban la piscina.
—Me alegra haber hablado de esto contigo. -— dijo con una sonrisa y se levantó. Se despidió con un gesto rápido y yo me quedé allí sentada. Viendo como un montón de desconocidos se bañaban en una piscina.
Suspiré y decidí levantarme. Agarré una de las toallas que había para secarme rápidamente los pies. Me puse las chanclas negras que había traído y volví a entrar a la casa.
Beck estaba sentada en uno de los sofás junto a Hunter. Ambos estaban riéndose a carcajadas mientras bebían.
—Hola. — saludé sentándome en el sofá que quedaba justo enfrente. Ambos abrieron los ojos sorprendidos para dejar de reírse. Noté como a Beck se le sonrojaron las mejillas.
—Oh, hola Michi. — saludó Beck. Hunter en cambio hizo un gesto rápido con la mano.
Uhm. ¿Beck?
—¿Qué hacíais? — pregunté enarcando una ceja. Los ojos de Beck se abrieron, y sus mejillas se sonrojaron. Hunter ahogó una risa.
—Sólo hablábamos.
—Ajá.
Hunter estaba luchando con todas sus fuerzas por no reírse. Lo podía notar en sus ojos achinados y en cómo se tapaba "disimuladamente" la boca con la mano. Sonreí discretamente y decidí dejarles solos, al menos se lo estaban pasando bien.
Recorrí la casa un poco por encima justo cuando caí en cuenta de que estábamos en la casa de Brent. Sólo había venido un par de veces antes pero no la recordaba así. Había cambiado algunos muebles de lugar y se había molestado (por fin) en poner las dichosas cortinas bien.
Decidí ir a la cocina a por algo de beber. Me abrí paso entre la gente la cual estaba bailando apelotonada en el centro del salón. Cuando llegué a mi objetivo, abrí la botella y me preparé mi mezcla favorita. Me dispuse a salir de la cocina cuando mi vaso estalló contra el suelo, rompiéndose en pedazos.
Me gustaría decir que fue por torpe o por qué alguien chocó conmigo, pero la verdad no fue esa. Mis ojos vieron como una chica se acercaba a Cameron y le daba un abrazo, aprovechando ese momento para susurrar algo a su oído, a lo que él sonrió.
¿Acaso él?
La forma en la que mis oídos dejaron de escuchar algún sonido que no fueran los martillazos de mi corazón, me indicó que algo iba mal. Los ojos de Cameron se clavaron en los de aquella chica. Se acercó a ella y apartó su pelo de la oreja, para después susurrarle algo.
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Enséñame a perdonar #2 ✓
Teen FictionSegundo libro de la trilogía Enséñame. Michelle y Cameron se habían distanciado. La reciente noticia que habían recibido había descolocado su vida y descuadrado sus emociones. Ambos se sentían perdidos, y en parte, la distancia y el tiempo hizo que...