Capitulo 35

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Doncaster, Reino Unido

Pov Louis:

Había estado recorriendo con Harry bastante tiempo, y realmente no estaba sufriendo su compañía. Aún no sabía qué sucedía entre ellos, o por lo menos aún no podía afrontarlo.

Estábamos volviendo hacia el hotel, cuando el ojiverde paró un segundo y se quedó perplejo ante lo que veía. No sabía que estaba mirando, pero parecía asustado, y cuando decía asustado, lo que quería decir era realmente aterrorizado.
—¿Harry?

Este miro unos segundos al ojiazul, acto seguido para aferrarse de su camiseta y esconderse detrás de un auto estacionado cerca de ellos.

Pronto Louis cayó en cuenta de que el ojiverde estaba siguiendo con la mirada a un tipo que acababa de entrar a lo que parecería una farmacia. Sin embargo no había visto muy bien su cara.

El rizado comenzaba a respirar irregularmente y Louis empezaba a preocuparse un poco.
—Harry, escucha, tranquilo, dime a quien viste.

El ojiverde intentaba responder, pero entre palabras entrecortadas, que no se comprendían.
—Escucha, ya estoy aquí, nadie va a hacerte nada, ahora tranquilízate, y dime qué sucede.

—Lou, s-si me encuentra, vendrá por mí.

—¿Quien, Harry?

—D-des.

Eso sí que no lo esperaba.
—¿Es-estás seguro que era él?

—Si.

—Sigámoslo entonces.

—Ni lo sueñes, Louis.

—Es nuestra oportunidad, ¿qué tal si va donde se encuentra tu hermana? sería una oportunidad para encontrarla.

—Pero, pero tengo miedo—ahí mismo es cuando Harry levantó su mirada con los ojos más que cristalizados, y se había cuenta de dos cosas, la primera, era que no mentía cuando decía que le gustaba el verde en algunas personas, y que esa persona, estaba claro que era Harry. La segunda era saber que mierda le había echo ese maldito asqueroso para que esté tan asustado. Y claro que lo iba a averiguar.

—Está bien tener miedo, Harry, pero tenemos que afrontarlos para poder dejarlos atrás y descubrir la verdad de las cosas, además estás conmigo, podemos tener miedo juntos—dijo el ojiazul revolviéndole los rizos unos segundos.

No estaba de más admitir que él también tenía que afrontar algunas cosas, pero era distinto. Tal vez. ¿Lo era?

Vieron al tipo, o mejor dicho, a Des, retirarse de la tienda, cargando en una mano, lo que parecía ser unas pastillas extrañas en una bolsa trasparente.

Empezaron a seguirlo sigilosamente hasta una casa un poco antigua y descuidada.

Louis había conocido la casa de Harry, ya que, hace muchos años, cuando eran pequeños, ellos solían visitarse para jugar juntos o las típicas cosas que hacían los niños. Y aunque no recordaba mucho de la casa en si, estaba casi seguro de que esa no lo era.
—¿Tú vivías aquí?

—No, ellos me abandonaron al cumplir cinco años.

¿Abandonar? Mark le había contado otra cosa totalmente distinta.
—No puedo creerlo.

—Créelo Louis, ¿porque crees que no me dejaron verte de nuevo?

Escucharon a Des dar un portazo al entrar a la casa y se acercaron a una ventana que daba a una habitación.

—Porque tus padres se separaron y simplemente tú te quedaste con tu madre y tu hermana se fue con Des. Después dijeron que te mandarían a un centro psiquiátrico por que tenías algún tipo de enfermedad mental, que tenías que curarte porque era contagioso y no podía verte.

—¿Quien te dijo eso?

—¿Mark?

—¿Y tu madre no dijo nada?—el rizado parecía indignado.

—No habló del tema nunca más hasta que bueno, tú madre, bueno-

—No tengo una enfermedad mental, ¿lo sabes no es cierto?—Harry parecía molesto.

—Bueno, ya lo sabes, y para serte sincero, al principio, yo creía que la homosexualidad era una, una enfermedad, pero ahora no estoy tan seguro.

—"No estoy tan seguro", esa es tu respuesta, Louis. Mira te voy a dejar en claro una cosa, porque creo que no lo estás entendiendo. El día de mí 5to cumpleaños, cuando sople la vela del pastel, pedí un maldito deseo, y mis padres me preguntaron que había deseado. Los deseos no se tienen que decir, pero como soy un idiota les dije que quería que el chico que me gustaba, también estuviera interesado en mí. ¿Sabes cómo lo tomaron? Bueno, en resumen mi padre y mi hermana habían desaparecido para el día siguiente, porque Des se la llevó con él. Luego escuché a tu padre y a mi madre discutir una vez que él se había aparecido en mi casa, diciendo que yo era de riesgo que yo esté cerca de su hijo, porque yo te iba a contagiar, y lo peor es que yo lo creía, Y todo eso por un deseo.

—N-no, no sé que decir Harry—era un idiota con todas las letras.

—No digas nada, solo no digas que tengo una maldita enfermedad, porque eso es una completa estupidez. Ni siquiera puedes afrontar que no eres al cien por ciento heterosexual, Louis. Nadie lo es.

—Lo siento, tienes razón Harry, lo siento muchísimo—el ojiazul se había quedado sin palabras.

—Está bien—pero no, para Louis, no estaba bien.

Se produjo un pequeño silencio.

—P-puedo preguntar, por curiosidad, si no te molesta, claro...

—Pregunta lo que quieras—dijo el rizado como si estuviera acostumbrado.

—¿Quien te gustaba?

De repente se pudo oír un preocupante grito femenino.

Withered rosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora