Capitulo 30

1.4K 125 85
                                    

Doncanter, Reino Unido

Pov Louis:

Era media noche y Zayn por fin se dormía.

Decidió volver a su casa, porque sentía que tenía que volver con Harry. Decidió que no quería ser un completo cobarde.
Iba a disculparse por haberse ido sin razón e iba a ayudarlo a averiguar sobre su madre.

En el camino pensó en lo que le había contado Zayn, y todo lo que había estado sufriendo. El ojiazul no se imaginaba viviendo la vida de su amigo, no aguantaría.

Más que nada se quedó con una frase que el pelinegro le había dicho.
"Tengo miedo Lou. Miedo de que se entere mi padre, miedo a que Liam no sienta lo mismo, miedo al mundo. Tanto les cuesta aceptar algo que ni siquiera les incumbe o les afecta. Lo peor es que ni yo mismo puedo aceptarlo y todo por culpa de la sociedad de mierda."

Louis no sabía que creer ante eso. Su padre le había dicho todas esas cosas en contra de los homosexuales, pero cada vez lo dudaba más. Dudaba el echo de que su padre piense que son gente enferma, cuando, claramente se puede ver, qué los únicos enfermos son los que están en contrá de ello.

No sabía en qué bando estaba, solo podía pensar en Harry y en qué iba a decirle.

Llegó a la entrada de su casa y abrió la puerta con sumo cuidado, debido a que se suponía que a esas horas, cualquier ruido, podría despertar a todos.

Subió en cuclillas las escaleras que llevaban a su cuarto e intentó ser precavido para no despertar a Harry.

Este estaba destapado, acurrucado a un costado, abrazándose a si mismo.

Realmente quería hablar con él, pero no iba a despertarlo.

Aunque no podía no acercarse.

Llevo una mano hacia la sábana que ahora se encontraba en el piso y se la colocó a Harry hasta la altura del cuello. Le acarició delicadamente la mellija por unos segundos y-

—Louis.

Mierda.
Sacó la mano rápidamente de el rostro del rizado.

—Te estaba esperando, sabes, pero tenía muchas muchas ganas de dormir—dijo el rizado entre sueños.

—A que estabas despierto, pequeño dormilón, escucha necesito decirte que, si, te ayudaré a investigar sobre tu madre e iremos a ver a tu hermana, tengo un plan, y si me perdonas te prometo que lo pondremos en marcha mañana mismo—dijo el ojiazul lentamente embobado por la carita adormilada que llevaba ese idiota.

El rizado lo miró pensativo.
—No.

—P-pero-

—Con una condición—dijo el ojiverde inseguro de lo próximo que iba a decir.

Louis no entendía a qué venía esa "condición", pero aceptó.
—Esta bien, ¿cuál sería "esa condición"?

—Bueno, mm, ya sabés, sitequedasadormirconmigohoy, puede ser que c-considere tu disculpa.

—¿Que? No escuché bien.
El ojiazul había oído perfectamente.

—N-nada, era solo una broma, mañana habla-

—Esta bien idiota, dormiré contigo y toda esa mierda.

Aunque no parezca, el ojiazul estaba más que nervioso, esto era muy nuevo para él.

Se acostó junto al rizado, a una distancia prudente.

Los dos quedamos mirándonos el uno al otro.
—Si crees que voy a a-abrazarte y toda esas cosas empalagosas, estás malditamente loco.

De inmediato el rizado respondió.
—Q-que, n-no, yo no, adiós.
Y se dió media vuelta, mirando a la dirección contraria.

Maldita sea.
No podía creer que iba a hacer tal cosa, pero finalmente decidió pasar su mano derecha por encima de la cadera del rizado, formando una especie de abrazo.

Louis sintió sus mejillas arder como el infierno mismo y más cuando sintió al ojiverde darse la vuelta y recostar su cabeza en el pecho del ojiazul.

Por un momento pensó que podría estar en esa posición toda la vida...
Y talvez con esa persona.












Withered rosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora