Sofía.—¿Cómo que han comprado todas las obras?— pregunto histérica.
Después de salir corriendo del baño he sacado a Diego a la calle para poder hablar con él y que nadie nos escuche. Es que no puede ser verdad esto. Lo que me pasa a mí no le pasa a nadie.
—¿Por qué te pones así? Es una cosa buenísima. Es perfecto, las han comprado todas
—¿Quién?— interrogo— ¿Un tipo alto, fuerte, ojos azules grisáceos con el pelo oscuro rapado?
—¡Sí!— asiente— Creo que se llamaba...
—Simone Bianchi— acabo por él, soltando ese nombre que tanto tiempo lleva sin salir por mi boca porque me prometí que nunca mas hablaría de él, y lo logré los dos años que no lo vi, pero he roto la promesa.Me sorprendo a mí misma con el asco y rabia que he dicho su nombre.
Se me queda mirando con cara de que cómo lo sé y le respondo:
—Se podría decir que lo conozco. Y demasiado bien— esto último lo digo en un susurro—. No se las vendo.
—¿¡Qué!? Estás loca. Claro que se las vamos a vender. Deberías de estar contenta y orgullosa de ti misma como lo estoy yo.
—Pues quiero hablar con él.Volvemos a entrar dentro y lo buscamos por la galería.
Ahora mismo no sé ni con quién estoy cabreada, no sé si realmente lo estoy o no, no sé qué es lo que está pasando ahora mismo dentro de mí, hay un montón de emociones y sentimientos mezclados y explotando.
En fin, los sentimientos son incontrolables. Son como un caballo que no se deja domar. Crecen sin límite ninguno.
Lo buscamos por todos lados y es como si hubiera desaparecido. ¿A caso es Houdini?
Este chico puede sacarme de mis casillas con solo chasquear los dedos.
¿¡Pero dónde te has metido, idiota!?
Seguimos buscando y nada. Se lo habrá tragado un agujero negro o algo. Ojalá me trague a mí. O no, ojalá se lo haya tragado.
—¿Sofi?— pregunta alguien a mis espaldas. Me giro y me encuentro a Adri.
—¿Adri?— se abalanza sobre mí y me abraza, pero yo me quedo quieta sin devolvérselo—¿Qué haces tú aquí?— pienso un poco— Vale, no me lo digas. Creo que estáis aquí todos.
—En realidad no. Y no sé ni por qué estás tan borde con nosotros.
—Tal vez por lo que pasó— respondo.
—En realidad creo que nadie sabe lo que pasó— ruedo los ojos—. Es enserio, al menos yo. Mi hermano no me dijo nada cuando volvió inesperadamente a Italia. Nadie lo esperábamos por allí. Llego demasiado cabreado y mal.Las palabras de Adri me hacen dudar de lo que he estado creyendo todo este tiempo. Suena muy sincero, pero no me voy a dejar engañar.
Emprendemos un paseo sin ningún rumbo ni nada, solo hablamos de cómo nos ha ido y cómo nos va. Intenta convencerme de que los chicos y él no tienen nada que ver con lo que pasó, pero le pido que no saque el tema. Es raro que esté bien con él cuando he intentado alejarme de todos, pero Adri es muy mono, gracioso, inocente, es como imposible estar cabreada con él. Aunque ha cambiado físicamente.
Le pregunto cómo están sus padres y sus abuelos, sobre todo la Nonna. También me dice que Simone y su madre tuvieron una pequeña discusión pero no me ha dado detalles ni nada. Creo que ha comprendido que no quiero hablar de Simone y le agradezco que no lo haga.
—Por cierto, estoy buscando a tu hermano. ¿Sabes dónde puede estar?
—Sí, me ha dicho que iba al baño y luego a la calle a hacer algo.
—Vale, pues voy a ir a buscarlo.Me despido y me dirijo a la puerta para salir a la calle donde he estado hace poco con Diego. Por el camino me paran algunas personas y me entretengo un poco mientras hablamos.
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Un corazón robado. (Segunda parte de "Un beso robado")
Teen Fiction(2ª parte de "Un beso robado") Después de dos años, Sofia ya parece haber olvidado a Simone; o tal vez es lo que quiere creer. A ella todo le está yendo de maravilla: trabaja en lo que le gusta, sigue estudiando, tiene a sus amigos... Él volverá, y...