Sofía.Abro los ojos poco a poco, aunque me es casi imposible por que los tengo muy hinchados.
Me siento, estirándome, y miro la cama. Las sábanas están un poco arrugadas ya que no me molesté en quitarlas. Y la almohada tiene unas manchas negras.
Joder.
Me levanto y arrastro los pies por el suelo hasta llegar al baño para mirarme al espejo. Mi cara es un poema. No me desmaquillé y tengo todo el maquillaje corrido.
La cabeza empieza a dolerme.
Comienzo a lavarme la cara hasta que el agua se lo lleva todo y no queda ni un rastro de pintura y vuelvo a ver mi reflejo.
Ojalá el agua también pueda llevarse más cosas.
Ahora se me notan más las dos medias lunas violáceas que descansan debajo de mis ojos. Apenas he pegado ojo, lleguemos aquí casi a las 7 de la mañana, me tiré un par de horas llorando hasta que me dormí, cansada, luego me desvelé y volví a llorar hasta, otra vez, quedarme dormida un ratito.
Salgo del baño y miro la hora en el móvil.
Son las 12:37.
Agarro la ropa de Gian y bajo como un zombi a mi habitación y agarro ropa y algunas cosas para volver a subir y ducharme en la habitación de Simone.
Cuando salgo de la ducha, agarro un albornoz —que me queda grande por que es de él— y me lío una toalla en el pelo.
Saco un cepillo del neceser que he traído y me peino el pelo. Pienso en si secármelo, pero ya se me secará con el sol.
¿Qué he hecho?
¿He hecho algo para que el karma o lo que sea me la devuelva?
Me siento en la cama y me dejo caer hacia atrás. Las ganas de llorar vuelven, pero me digo a mí misma de que no lo haga.
Llorar no va a solucionar nada.
Es más, debería de estar mejor, él no está en peligro, solo está en coma. Pronto se despertará, lo presiento.
Y yo tengo que explicarle muchas cosas cuando lo haga.
También necesito estar ahí cuando abra los ojos.
Me pongo los tenis, vuelvo a mi habitación para hacharme colonia y desodorante y bajo al salón, donde están casi todos menos Adri, Ales, Luka y Alonzo.
—¿Cómo estás?— me pregunta mi amiga.
Me limito a encogerme de hombros.
—Es tarde, pero desayuna algo— me dice Diego.
Niego con la cabeza.
—¿Has dormido?— ahora pregunta Carlo.
Vuelvo a encogerme de brazos.
—Sofía, dinos algo. Pareces un mimo— no hago nada, me limito a mirar a Sergio—. ¿No vas a hablar?
Me llevo una mano a la cabeza y me froto las sienes.
—Voy a tomarme una pastilla para la cabeza— murmuro, comenzado ir hacia la cocina.
—No puedes tomarte un medicamento sin desayunar— me recuerda Diego.
—No importa.
—Desayuna primero.Ahora mismo mi amigo me está cabreando.
Sé que siempre está preocupándose por lo que nos puede pasar y es protector, pero no estoy para aguantar nada. Ni a mí me aguanto ahora mismo.
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Un corazón robado. (Segunda parte de "Un beso robado")
Teen Fiction(2ª parte de "Un beso robado") Después de dos años, Sofia ya parece haber olvidado a Simone; o tal vez es lo que quiere creer. A ella todo le está yendo de maravilla: trabaja en lo que le gusta, sigue estudiando, tiene a sus amigos... Él volverá, y...