Sofía.Abro los ojos poco a poco e inmediatamente el olor de algo que huele súper bien llega hasta mis fosas nasales.
Mi estómago ruge en respuesta como si acabasen de presionar un botón para hacer que inmediatamente me dé hambre.
No sé quién estará cocinando, pero benditas sean sus manos.
Giro la cabeza y a mi izquierda Adri duerme plácidamente en su cama, boca arriba, con los brazos y las piernas abiertas al igual que la boca.
Me estiro y me levanto, pero al poner un pie en el suelo tropiezo con algo y caigo de rodillas. Maldigo y estiro la mano para sacar la chancla que se acaba de meter debajo de la cama, pero toco otra cosa que no es eso.
Es el cuadro que había sobre la cama de Simone. Todos sabíamos que en algún momento iba a volver a su casa, y antes de que él viera ese cuadro y pensase tirarlo por no saber quién y por qué tenía uno del cuerpo de alguien que no conocía lo quité y guardé debajo de mi cama. Y nadie sabe de la existencia de ese cuadro ya que solo lo conocíamos Simone y yo, y él ya no se acuerda.
Me meto en el baño y cuando salgo llamo a Adri el cual murmura algo ininteligible.
—Vamos, despierta que ya es tarde. Vamos a desayunar.
No me hace caso por lo que opto subir la persiana haciendo que le dé todo el sol en la cara.
—¡Sofi!— se queja.
Se sienta aún con los ojos pegados y se queda un buen rato mirando a algún lado, empanado.
Me rio y bajo las escaleras siguiendo ese delicioso olor proveniente de la cocina.
Todos se encuentran en esta menos Adri y Luka, pero este último aparece a mi lado unos segundos después y apoya su brazo en mis hombros.
No cabe duda, el que cocina es Simone, en esta casa solo él es capaz de cocinar algo verdaderamente bueno y desde que ha estado ausente en esta cocina no se ha cocinado apenas.
Todos lo miran, esperando a que termine de cocinar para comer. Parecen animales detrás de su dueño esperando a que les den una chuche.
—¿Cómo puede cocinar con una sola mano?— pregunta el que está a mi lado inclinando la cabeza.
—No lo sé.Los demás salen disparados pasando por nuestro lado y se sientan corriendo en la mesa del comedor.
Nosotros dos intercambiamos una mirada y fruncimos el ceño, pero cuando vemos al mayor de los Bianchi recogiendo todo y con dos platos llenos de tortitas lo entendemos.
Ahora que puedo verlo mejor me quedo un rato observándolo y comiéndomelo con los ojos. Echaba de menos hacerlo.
Esta semana todo a vuelto casi a la normalidad. Ha vuelto a su casa y estamos casi igual que antes, solo que con algunos cambios que el destino nos ha obligado a hacer.
—¿Venís a comer u os quedáis ahí?— pregunta pasando por nuestro lado— Venid antes de que desaparezcan.
Le hacemos caso y cuando llegamos a la mesa el más pequeño de nosotros también está sentado como si llevase ahí ya un buen rato.
Me siento, quedando entre Simone y Luka y comenzamos a comer.
Nunca me voy a cansar de decir que todo lo que hace le queda delicioso. Por eso saboreo cada trocito que me llevo a la boca.
Noto la mirada de alguien clavada en mí y al mirar a mi izquierda es él el duelo de ella. Me quito un poco de sirope de la comisura de los labios con el dedo y cierra los con fuerza y aprieta la mandíbula para después mirarme.
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Un corazón robado. (Segunda parte de "Un beso robado")
Genç Kurgu(2ª parte de "Un beso robado") Después de dos años, Sofia ya parece haber olvidado a Simone; o tal vez es lo que quiere creer. A ella todo le está yendo de maravilla: trabaja en lo que le gusta, sigue estudiando, tiene a sus amigos... Él volverá, y...