EPÍLOGO

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Nota: si habéis llegado hasta aquí, debo de daros las gracias mil veces, y siento que eso no será suficiente. Mil gracias por haberle dado una oportunidad a mis historias y por estar ahí apoyándome en todo. Voy a echar de menos escribir sobre estos dos y todos los demás. También echaré de menos vuestros comentarios, muchísimas veces me he reído un montón con ellos.
Y esto no es una despedida, por supuesto que no lo es; tengo muchas ideas de historias y por mi cabeza ronda alguna que puede que os guste. Por ahora, si queréis, en mi perfil tenéis Dulce Veneno, a mí me está gustando mucho escribirla y espero que a vosotros os guste leerla. Y creo que pronto comenzaré a reescribir UBR ya que creo que se puede mejorar, también añadiré algunos detalles y escenas. ;)
Y también puede que escriba algo de la o el descendiente de nuestra ojazos e idiota.
¡Ya somos 560!
Os amooo.


(Dos años)

Simone.

Hacía ya dos años desde que le había pedido matrimonio en aquellos recreativos, y en ese tiempo hemos estados comprometidos porque queríamos celebrar la boda en verano, quería que Sofía terminase los estudios y porque nos hemos esperado a que alguien sea un poquito más mayor.

A muchos le parecía una locura que nos casásemos tan jóvenes, pero aprendí que cuando hay un amor tan verdadero y único entre dos personas nada puede romperlo.

Ya estuvimos separados demasiado tiempo y ya iba siendo hora de que estuviésemos juntos.

Para estar junto a ella este tiempo me fui a España y estuve al mando de la empresa que papá tiene allí; estuve viviendo en en la casa de mis padres, pero no viví solo, la pelinegra se mudó allí conmigo. También hemos viajado mucho debido a su trabajo y por algunas que otras vacaciones que nos hemos tomado.

Cuando tuvo que volver a su casa, yo volví con ella, Sergio, Carla y Diego. Me senté frente a su padre y su madre y después de pedir disculpas por el daño que le hice a su hija, les dije cómo estaban las cosas. Su madre se alegró un montón y su padre... me gane unas miradas de odio de su parte, creí que me daría un tortazo o algo, pero al final me abrazó y nos felicitaron. Del que más me costó recuperar la relación que teníamos antes había sido de Angelillo, y lo comprendía, fue el que presenció todo y vio a su hermana hecha polvo por mi culpa. Después de haberlo invitado a comer helado, llevarlo al parque de atracciones y comprarle un traje de soldado me perdonó.

Quién diría que a la chica a la que le robe un beso terminaría siendo mi mujer.

Dios, todavía no me lo creo.

Mi mujer, Sofía Cruz va a ser mi mujer y yo su marido.

Sonrío frente al espejo al recordar todo lo que hemos vivido y pasado juntos.

Mamá se asoma por la puerta y entra en la habitación; me giro y me la encuentro mirándome con los ojos llorosos.

—Mamá, no vallas a llorar.
—Es que estoy tan feliz de que este día haya llegado. Por fin. Mi niño grande se va a casar con la mujer perfecta.

Vuelvo a sonreír y me acerco hasta ella para abrazarla.

Al separarse me retoca el traje y se marcha, volviéndome a dejar solo en la habitación.

Me giro y me miro al espejo. Cada vez que voy a trabajar voy con traje o formal, pero verme con el traje de novio es otra cosa. Me queda bien, no lo puedo negar.

Dan tres toques a la puerta y los chicos entran. No puedo evitar reírme cuando veo a Luka tirándose del cuello de la camisa.

—Esto me está ahogando. Nunca entenderé cómo podéis trabajar con ropas así.
—Pero bueno, si nuestra bella durmiente ha pasado a ser el príncipe azul— bromea Carlo.

Un corazón robado.                          (Segunda parte de "Un beso robado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora