Simone.Echo la cabeza hacia atrás, pasándome una mano por la cara y suspirando, intentando contener la paciencia.
Me pongo bien, apoyo una mano en mi cintura y me quedo mirándola, esperando a que hable o me mire aunque sea.
—¿Me vas a decir de una vez qué te he hecho para que estés enfadada conmigo?— pregunto por enésima vez, cansado ya de sus silencios.
Me ignora.
Hace como si no estoy y me está cabreando.
Me llevo los dedos al puente de la nariz y aprieto ahí.
Me están dando unas ganas de cogerla por los hombros y sacudirla hasta que suelte qué es lo que le pasa.
Ya lleva tres putos días sin hablarme y yo no paro de intentar averiguar qué ha pasado. Porque que yo sepa desde que estoy aquí no me he peleado con ella. Y sé que tiene que ver conmigo porque soy al único al que no le habla.
Me mata. El simple hecho de que pase de mí, de que no me hable y de que intente esquivarme me mata.
Lo único que ha salido de su boca y ha ido dirigido hacia mí han sido nada más que insultos y varios "déjame" o "no me hables".
Me apoyo en la isla, mirando cómo corta fruta.
Y me está poniendo nervioso porque parece que se va a llevar el dedo por delante en algún momento.
—Podría tocar la tensión que hay aquí— Diego entra en la cocina y me saluda.
—Ja, ja, muy gracioso, Diego— al parecer con él también está siendo cortante.Este pone los ojos en blanco y se sitúa al lado de ella para encararla.
—¿Puedes parar ya? De eso hace más de un año.
—¿Y qué quieres que haga?
—Él ni siquiera sabía de mi existencia. Solo sabía que su amigo, el cual también es el mío, contactó con alguien, pero a mí no me conocía de nada. Y ahora no recuerda nada de eso.Agarra más fuerte el cuchillo hasta que lo deja dando un golpe en la tabla de madera.
—Y eso es lo que más me cabrea: que estoy cabreada con él y ni siquiera se acuerda de lo que hizo.
Vale, sí, se ve que la cagué y bien grande hace un tiempo.
—Vamos a ir al cine. ¿Queréis venir?
Ella no dice nada, pero está claro que no.
—No me apetece mucho— le sonrío cuando pasa por mi lado, coge algo y se va, volviéndonos a dejar solos.
Ella vuelve a lo suyo y lo hace con más rabia.
De repente suelta un gritico y suelta el cuchillo de inmediato.
Cazzo.
Me apresuro a llegar hasta ella y la veo con una mano apoyada sobre la otra y presionándose el dedo anular del cual no para de salir sangre.
Me posiciono detrás de ella y acuno su mano en la mía para ver lo que se ha hecho aunque me es imposible ya que no se ve claro por culpa de la sangre.
Me inclino y agarro un trapo.
—Simone— comienza a lloriquear.
—Shhh. No es nada, ¿vale? La sangre siempre suele asustar más. Seguro no es mucho.La llevo al fregadero y enciendo el grifo para poner su dedo debajo del agua que se va tintando de rojo.
—Simone, no para de salir. ¿Y si necesito que me den puntos? No quiero ni verlo— cierra los ojos, se da la vuelta sin menear el brazo y entierra la cara en mi pecho agarrándose de la camiseta y mojándomela con las lagrimas.
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Un corazón robado. (Segunda parte de "Un beso robado")
Teen Fiction(2ª parte de "Un beso robado") Después de dos años, Sofia ya parece haber olvidado a Simone; o tal vez es lo que quiere creer. A ella todo le está yendo de maravilla: trabaja en lo que le gusta, sigue estudiando, tiene a sus amigos... Él volverá, y...