CAPÍTULO 29

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Sofía.

Me quedo con la boca entre abierta, el ceño fruncido y paralizada.

Me quedo así unos segundos o tal vez minutos, intentando procesarlo.

¿Cómo que quién soy?— me pregunto una y otra vez.

Comienzo a negar con la cabeza y retrocedo unos pasos.

—Simone— la voz me tiembla—, soy Sofía.

Me mira con el ceño fruncido y parece que está pensando.

Frunce los labios y niega.

Perché parli in spagnolo?

Perché parli in spagnolo?= ¿Por qué hablas en español?

¿Es una broma?

Vuelvo a negar repetidamente con la cabeza.

Alguien posa sus manos desde atrás en mis hombros.

—Sofía, acaba de despertar y...— no dejo que Chiara acabe.

Me suelto de su agarre y vuelvo a dar los pasos que retrocedí antes, notando cómo se me comienzan a aguar los ojos.

—Estás de broma, ¿no?
—¿Por qué lo estaría?

No me gusta la manera con la que mira.

Ni si quiera la primera vez que nos vimos me veía así.

Me mira como a una completa desconocida.

—No sé, tal vez estés cabreado y quieres cobrármelo así.
—No estoy enfadado porque no te conozco de nada.

Noto como mi corazón se va rompiendo pedacito a pedacito.

Una lágrima traicionera cae y me recorre la mejilla. Esa encabeza a otras muchas más.

—¿No me conoces de nada?— pregunto, con miedo a volver a escucharlo decir lo mismo.
—No— parece que se está cansando—. No te conozco de nada, no sé quién eres.
—¡Y una mierda, Simone!— pierdo los papeles— ¡Me conoces mejor que yo misma, joder!

Tal vez me esté pasando, pero es que no, no puede ser.

Creo que cualquiera en mi lugar se pondría así.

Él no ha podido olvidarme. No después de todo lo que hemos pasado juntos.

Acuno su cara en mis manos, obligándolo a mirarme.

—Soy yo, soy Sofía— comienzo a llorar—. Claro me conoces, y demasiado bien.

Aparta mis manos de él, mira detrás de mí y luego a los que hay en la habitación.

Todos estamos aquí dentro. Y todos me miran con lástima.

Puoi portarla fuori di qui?

Puoi portarla fuori di qui?= ¿Podéis sacarla de aquí?

Otras manos se vuelven a posar en mis brazos e intentan apartarme de la cama.

Miro por encima de mi hombro y me encuentro con Luka.

—Vamos, Sofi. Dejemos que descanse y ya hablaremos con él.

¿Por qué ellos no se ven tan sorprendidos como yo al ver lo que sucede?

¿Por qué parece que ya lo sabían?

No.

Mi cerebro intenta trabajar y darse cuenta de algo.

Me suelto bruscamente y me aparto de todos, pegándome a la pared para luego mirarlos uno a uno.

¿Cómo han podido?

Un corazón robado.                          (Segunda parte de "Un beso robado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora