CAPÍTULO 27

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Sofía.

Hoy voy la última.

Los chicos han decidido sacarme a correr. Me he negado un montón de veces, pero casi me sacan a rastras de la casa.

En estos últimos días es como si mi cuerpo no tuviese vida o no me perteneciese; he estado desconectada. No sé, es algo raro. Es como que quiero hacer cosas, estar como antes, pero mi cuerpo no cede.

Es como... como si le faltase algo.

Mis pies pisan el suelo, intentando ir más rápido mientras mi mente está en otras cosas.

No soy la única que está mal, todos lo estamos, pero al que más se le nota es al pequeño de los Bianchi que está como yo o incluso peor.

Chiara también está mal, Leonardo intenta ser fuerte, pero no siempre le sale y la Nonna de vez en cuando llora, otras veces es fuerte...

—¡Vamos, Sofi!— Luka llega hasta mí, me agarra del brazo y tira de mí para que los pueda seguir, obligando a mis pies a que vayan con más rapidez.

Solo vamos cuatro: Luka, Ales, Alonzo y yo.

Mis amigos son demasiados perezosos como para hacer ejercicio. No los juzgo, yo también era así.

Unos cuantos minutos más y veo que van parándose poco a poco hasta que nos quedamos con las manos apoyadas en las rodillas e intentando recuperar la respiración.

—No puedes seguir así— habla Ales—. Sé la situación en la que estamos, pero no puedes, Sofía.

Frunzo el ceño mientras me llevo la botella a la boca para beber agua.

—¿Así cómo? Estoy como siempre.
—No te lo crees ni tú— murmura Alonzo, pasándose una mano por el pelo que ahora tiene mojado por el sudor, ganándose unas miraditas de unas chicas que pasan y ellas ganándose que él les guiñe el ojo.
—Sabes que tengo razón— sigue con su charla—. Todos estamos mal y tú incluso más que nosotros porque sigues culpándote por lo que pasó.

Desvío la mira al suelo mientras me muerdo la mejilla y juego con una piedra imaginaria.

—Pero no puedes seguir así. ¿Crees que a él le gustaría que estuvieras así?— niego con la cabeza— Pues hazlo por él, pero hazlo más por ti.

Sus palabras me dejaron pensando.

💋

Meto todo en la mochila y reviso en una lista mental que no me falte nada.

Llevo el cargador, los auriculares, el libro en una funda, unos snacks por si me da hambre, una botella de agua, el monedero, el móvil y las gafas de sol.

¿Se me olvidará algo?

Pienso en coger ropa para mañana porque está noche me quedo yo a dormir— no es la primera vez que lo hago—, pero no la cojo porque mañana por la mañana ya estaré aquí. Y probablemente me quede toda la noche despierta.

Todos menos Adri se han ido al hospital. Yo me había quedado dormida y no han querido despertarme y me han dejado dormir.

Bajo las escaleras y toco la puerta de la que fue mi habitación pero ya no queda nada de mí en ahí. Escucho a Adri desde dentro de ella diciéndome que ya sale, pero su voz suena rara.

Un corazón robado.                          (Segunda parte de "Un beso robado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora