CAPÍTULO 25

563 52 38
                                    

Nota: subo este capítulo porque no os podía dejar así y porque tengo que decir que FELIZ NAVIDAD, CORAZONES.

Sofía.

Salgo detrás de él, llamándolo, pero anda más rápido que yo y no logro alcanzarlo.

Lo veo subirse al coche y salir disparado.

Joder, podría haber sido un poco más cuidadosa con las palabras.

No puede conducir, no va en condiciones para hacerlo.

Subo y comienzo a recoger mis cosas.

¿Te vas?
—¿Pensabas que me iba a quedar?— lo miro por encima de mi hombro.
—No sé, lo has rechazado a él.
—No lo he rechazado, solo le he dicho que no me iba con él en ese estado. No siempre tenemos lo que queremos.

Probablemente si Simone no hubiera venido y no me hubiera despertado me habría quedado durmiendo aquí hasta mañana.

Por una parte habría agradecido eso ya que al venir se ha liado.

Debería de dejar de beber, se me va de las manos. Soy una gilipollas.

—Bien, al menos déjame llevarte.
—Está bien. Gracias.
—No me las des.

Cojo todo y nos vamos al ascensor.

Mientras bajamos, marco su número y lo llamo un par de veces hasta que lo coge.

—¿Qué quieres?
—Para el coche y deja de conducir, Simone, no estás en condiciones para hacerlo.

Escucho como se ríe a carcajadas.

—Estoy en perfectas condiciones, ojazos.

No, no lo está.

—Simone, hazme caso y para antes de que
suceda algo. Por favor, ten cuidado— intento convencerlo, pero creo que no podré.

No dice nada y lo siguiente que escucho es un golpe.

—¿Simone? Simone— me separo el móvil y veo que no ha colgado—. ¡Simone!

Nos subimos al coche y Gian comienza a conducir.

—¿Qué pasa?
—No sé, no me contesta.
—Se le habrá caído el móvil o algo.

Sí, puede ser.

Pero me da igual, no pienso colgar y no dejo de llamarlo.

Lo escucho maldecir.

¿Qué está pasando?

Lo siguiente hace que se me pare el corazón y me quede inmóvil.

Escucho pitos, las ruedas de un coche chirriar, gritos y por último un fuerte golpe.

No puede ser eso.

—Simone— comienzo a perder la calma—. ¡Simone, contéstame! ¡Simone!
—¿Qué pasa ahora?

Pongo el manos libres.

La mano comienza a temblarme al igual que el labio inferior.

Todavía se escucha a alguien gritando a lo lejos y murmuro de gente.

—¡Simone, contesta, joder!— sigo gritando.
Simone, parla.

Simone, parla= Simone, habla.

No quiero alarmarme, pero me imagino lo peor.

—Gian...
—Tranquila, no le ha pasado nada, ¿vale?

Le pido que vaya más rápido para ver si lo vemos por el camino.

Me muerdo el labio mientras meneo el pie sin parar y miro hacia todos lados, buscándolo.

Un corazón robado.                          (Segunda parte de "Un beso robado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora