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El siguiente personaje (Ainoah González) está basado en una amiga, quien realmente formuló las preguntas y me ayudó a darle vida.

Muchas gracias por tu ayuda Gennie.♡

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¿Miedo? No, no tenía miedo. ¿Nervios? Hasta en el último de mis huesos y es que no era para menos, Daven me estaba acompañando a ver a la psicóloga que era amiga de su papá.
 
— Ava, tranquila. — Murmuró Daven, quien se encontraba sentado mi lado.

— Estoy tranquila. — La realidad era que no, estaba hecha un manojo de nervios.

— Por supuesto… Te he dicho que es una amiga de papá y que nada de lo que digas saldrá de ahí, todo está bien. — Asentí repetidas veces mientras intentaba que sus palabras se quedaran en mi cabeza.

— De acuerdo. — Murmuré.
 
A los pocos minutos una mujer apareció frente a nosotros para tomar nuestros nombres. El consultorio no era un lugar muy grande pero estaba decorado para que pareciera que sí.
 
— ¿Ava Falcom? — Escuché mi nombre salir de la boca de una mujer desconocida.

— ¿Sí? — Ella me sonrió y se hizo a un lado.

— Adelante. — Asentí y comencé a caminar a pasos lentos.
 
Ella parecía ser agradable pero no podía confiar en su apariencia porque era alguien que estaba haciendo su trabajo y nada más.
 
— Primero que nada me gustaría presentarme, soy Ainoah González y estoy aquí para escucharte. — Asentí lentamente.
 
Claro que estaba ahí para escucharme o mejor dicho, yo estaba ahí para ser escuchada. Ella cobraba por parecer amable y escuchar mis problemas por lo que aquellas palabras me parecían vacías.
 
— Sé que eres amiga de Daven, hijo de mi amigo pero te aseguro que todo lo que digas no saldrá de aquí. Solo yo conoceré lo que quieras decirme aunque claro, si has matado alguien debo decirlo. — Su pequeña broma me había hecho sonreír porque sus gestos mostraban tristeza pero su sonrisa hacía ver que intentaba ganarse mi confianza. — Me gustaría conocerte, ¿te parece si comenzamos?

— Sí. — Respondí con timidez.

— De acuerdo. ¿Cuál es tu color favorito? — Ainoah era muy sonriente, tanto que me incomodaba.

— El verde. — Asintió, comenzando a escribir en su libreta.

— ¿Por qué? ¿Qué te gusta del verde? — ¿Qué tenía que ver mi gusto por el color verde con mi problema?

— Es una buena pregunta a la que no tengo respuestas. — Realmente no sabía qué debía responder.

— Está bien. — Volvió a asentir. — ¿Cuáles son tus pasatiempos?

— Salir de fiesta pero eso ya no puedo hacerlo. — Su mirada volvió a fijarse en mí.

— ¿Por qué? — Quise reírme porque en mi cabeza había aparecido el recuerdo del rostro de papá cuando había visto mis notas. 

— Mis notas no son las mejores. — Respondí con simpleza.

— ¿Puedo saber por qué? — Hizo una corta anotación y esperó a que respondiera.

— Porque encuentro absurda la institución que es llamada escuela. — Al escuchar mis palabras dejó de sonreír con amabilidad y comenzó a reír.

— Tu punto de vista es interesante. — Habló sin parecer ofendida o dar indicios de contradicción. — ¿Cuáles son tus metas? ¿Qué es lo que quieres ser cuando mayor?

— Escritora, quiero ser escritora. — Me sentía muy orgullosa de decirlo en voz alta porque para mí, una persona que nunca había tenido nada realmente claro, era mi principal y único objetivo.

— ¿Qué te gustaría escribir? — Esa conversación comenzaba a interesarme.

— Me gusta la fantasía y las historias de romance, para mí esa mezcla es perfecta. — Podía hablar sin parar sobre mis aspiraciones como escritora y jamás me cansaría.

— ¿Algún libro o escritor favorito? — Esa era una pregunta difícil de responder.

— Ninguno, creo que todos tienen su estilo. — Mi mirada cayó en el rápido movimiento del bolígrafo que tenía entre sus manos.

— Si pudieras estar en un lugar, ya sea real o fantástico, ¿dónde estarías ahora mismo? — Un lugar real o fantástico…

— Es una pregunta difícil pero creo que estaría bajo el mar. — Había fruncido el ceño y dejado de escribir.

— ¿Por qué? — Pareció realmente intrigada por mi respuesta.

— Porque a pesar de ser oscuro y temible, me parece interesante. — Anotó una última cosa y cerró la libreta.

— De acuerdo, creo que por hoy he podido conocerte un poco. Sin embargo y si decides volver, te dejaré una asignación. — Se puso de pie para acercarse a mí. — Me gustaría que escribieras una historia o un pequeño texto en donde me digas cómo te sientes física y mentalmente, así también, la forma en que percibes tu entorno. Podrías entregarlo en la próxima sesión o cuando gustes, cuando te sientas cómoda.

— Está bien. — Ella extendió una pequeña tarjeta y me la entregó.

— Este es mi número, puedes llamarme cuando desees hablar o si necesitas algo. — Asentí. — Como te dije, estoy aquí para escucharte.
 
Hubo un pequeño intercambio de palabras antes de que ambas saliéramos. Durante toda la consulta la posibilidad de haber sido abandonada allí daba vueltas una y otra vez por mi cabeza.

Él seguía ahí, esperando por mí.
 
— ¿Qué tal te fue? — Me preguntó.

— Pues… No me dio un diagnóstico. — Ambos nos reímos de mis palabras porque sabíamos lo mucho que me había molestado escuchar un posible diagnóstico desde el primer instante.

— Es eso muy bueno. — Se acercó un poco para besar mi cabello. — Vamos, debemos ir a comprar la ropa para el bendito aniversario.
 
“El bendito aniversario”, era evidente la incomodidad y malestar que le ocasionaba asistir a aquel evento. Sabía que con mi sola presencia no podría lograr mucho pero iba a intentar que la ocasión no fuera tan terrible para él.

En el interior del auto solo se podían escuchar nuestras risas a causa de un chiste tonto que él había dicho pero mi concentración se perdió en sus rasgos. Él era realmente atractivo, de eso no había dudas y por lo mismo no pude evitar que una pregunta se formara en mi cabeza.
 
— ¿Por qué no tienes novia? — Daven se ahogó con su propia saliva y me observó por unos segundos.

— Espero a la indicada. — Intentó parecer indiferente. — Je t'attends.
 
*Je t'attends.: Te espero.*
 
— Mm. — Emití mientras asentía lentamente.

Quien se ganara su corazón sería muy afortunada porque él era un gran chico. Daven era caballeroso, protector y cariñoso, un total partidazo.

Deseaba compartir mi vida con alguien como él pero eso era muy difícil de encontrar en una sola persona y la poligamia no era lo mío. Daven era un espécimen en peligro de extinción y aunque no me lo dijera, sabía que su corazón ya tenía un nombre.

Todos tus Mensajes© AEL #3 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora