Pov Ava
Ocho años después…
Lo había logrado, me había graduado de la universidad. Había estudiado filosofía y letras para que mis pasos para ser una escritora fueran los correctos. Estaba orgullosa de mí misma y mis padres no dejaban de decírmelo y demostrarlo, lo habían hecho desde ese día.
El accidente era un tema tabú en nuestro hogar, no se hablaba sobre eso y así era mejor. Lo habíamos superado los tres pero era mejor no hablarlo porque sentíamos que no aportaba cosas positivas a nuestras vidas.
— ¡Ava, necesito las quince páginas que te pedí! — Exclamó mi compañera de trabajo y mejor amiga, Aurora.— ¡Ya voy! — Los jefes creían que redactar quince páginas el mismo día de una reunión era tarea sencilla. Eran unos malditos.
Había un escándalo en la editorial en la que trabajaba porque ese día llegaba el que nos pagaría desde ese momento hasta que decidiera dejarnos sin empleos. Yo era escritora pero necesitaba un empleo fijo que me diera de comer y, ¿qué era lo más cercano a mi amor por las letras? Ser una gran editora. No me desagradaba en absoluto, solo me molestaba que me tuvieran bailando como a una cucaracha envenenada.
— Toma, yo iré por los que tiene Sebastián. — Prácticamente hice que se comiera los papeles para que los sostuviera.
Correr por el trabajo no era buena idea, mucho menos cuando el lugar estaba tan abarrotado.
— ¡Lo siento! — Me disculpé con el chico que me había llevado por delante. — Perdón, perdón. —Recogí los papeles que por mi culpa se habían caído al suelo y tomé mi teléfono.— No hay problema. — Respondió.
— Nuevamente disculpa. —Continué corriendo hacia la oficina del imbécil que no había entregado los documentos a tiempo. — ¡Sebastián!
— Perdón. — Se cubrió la nuca antes de que mi mano impactara esa parte. — Los iba a llevar ahora.
— Te mataré, S. Simons. — Doblé un poco los papeles y lo señalé con ellos.
Caminé a pasos rápidos hacia la oficina en donde debía estar Aurora mientras planeaba escribirle.
— Maldita sea mi suerte. — Lloriqueé. — ¿Dónde está mi teléfono?
Aquello era un Deja- vú y yo no necesitaba de esos en ese momento. Tenía demasiado estrés como para comenzar a buscar al ratón. Rápidamente busqué los contactos para marcar mi número y enviar un mensaje a mi teléfono.Tenía dos minutos y más le valía a ese señor entregarme mi teléfono.
Mensajes de texto— Buenas tardes, tiene el teléfono equivocado. Lo necesito urgentemente así que le agradecería que me lo devolviera, ya. — Escribí con rapidez.
— ¿Sigue en la Editorial? De ser así, estoy por tomar el ascensor. — Me informó.
— En camino. — Envié y bloqueé.
Fin de los mensajes
Corrí como lo que era, mi única oportunidad para sobrevivir. Si mi jefe no tenía esos documentos iba a matarme, no, me arrancaría el pescuezo y lo pondría en su escritorio como premio.
— ¡A un lado! — Bramé.
Había llegado al ascensor y no sabía cómo.
— Mi teléfono. — Respiré entrecortadamente mientras le extendía el suyo.— Gracias. — Habló con amabilidad y no pude evitar girarme hacia el lado para ver quién era.
— De na…— Las palabras se me habían quedado atascadas.
Madre de Dios… En el mundo había muchos ojos de ese color pero esos eran inconfundibles.El sonido emitido por el ascensor nos había avisado de nuestra llegada a la planta ejecutiva pero ninguno se movió. Él me observaba como si ya se hubiera esperado encontrarme ahí y yo lo hacía con la mayor de las confusiones.
— ¿Señor White? —Preguntó la voz de mi jefe.— ¿Sí? —Preguntó él sin siquiera observar al hombre que le había hablado.
— La reunión…— Daven tocó uno de los botones y luego volvió a su posición.
— Deme unos minutos. —Tomó los papeles que tenía entre mis manos y se los extendió a mi jefe antes de que las puertas se cerraran.
Ambos volvíamos a estar solos en el interior del ascensor. En otro movimiento, Daven tocó el botón para que se detuviera la caja metálica en la que nos encontrábamos.
— ¿Qué? — Pregunté como si nada me afectara.— ¿Qué? — Repitió con cierta incredulidad.
— Habla rápido, tengo que continuar trabajando. — Me iban a despedir por su culpa, lo sabía.
— No creo que sea necesario en estos momentos. Técnicamente estás con tu jefe así que…— Él era el nuevo propietario.
— ¿Por qué la compraste? — No tenía sentido que comprara una editorial.
— ¿Cómo has estado? — Evadió mi pregunta con otra.
— He estado bien, estoy entera. ¿Y tú? — Inconscientemente comencé a mover la pierna. — Escucha, necesito trabajar.
— De acuerdo. — Volvió a apretar el botón para que el ascensor continuara el trayecto. — Te veré más tarde, Sra. P.
Salí del ascensor de la misma forma en la que había entrado, sin idea. Las piernas me temblaban y solo quería sentarme en la silla frente a mi escritorio para recobrar la cordura.Habían pasado horas y yo seguía sin atreverme a ponerme de pie. No sabía si él estaba en reunión o si acechaba como ave de rapiña, esperando a que me dirigiera hacia algún lado para aparecerse por ahí.
— Ava, el jefe quiere verte. — Me avisó la secretaria del Sr. Danvers, el jefe hasta ese momento.— ¿Cuál? — Pregunté temerosa.
— ¿Acaso tienes otro jefe? ¡Camina! — Me levanté y avancé con lentitud hacia el ascensor, otra vez.
Pedía por todo lo alto para que él no estuviera ahí esperándome.
— Sra. P. — Tan pronto las puertas metálicas se abrieron, aquel hombre me recibió con una sonrisa juguetona en el rostro.
La editorial comenzaba a parecer un hotel, uno de los que tenían a un hombre apretando los botones del ascensor.Suspiré, volví a tomar aire e ingresé, sabiendo que no iba a salir tan pronto como me hubiera gustado.
— Han pasado años, ¿por qué cuando apareces no me puedo librar de ti? — No quería ser tomada como alguien sin sentimientos que nunca lo había querido porque lo había hecho y muchísimo pero me encontraba confundida.— Porque…— Volvió a detener la caja metálica. — Fueron mis padres quienes tomaron la decisión de alejarme no yo.
— En la situación en la que estábamos ninguno podía tomar decisiones. — Comenzó a negar lentamente con la cabeza.
— La mía había sido tomada desde mucho antes y fue estúpido que no la respetaran. — Parecía que aquello le causaba malestar. — Vayamos a tomar algo, tenemos mucho de lo que hablar y por lo visto sigues siendo tan protectora por las letras como siempre.
— No creo que eso sea…— Murmuré.
— Ava. — Una voz grave y fuerte salió desde el interior de ese hombre. — Yo había decidido quedarme a tu lado y como no me respetaron, voy a recuperar el tiempo perdido. Te veo a las ocho en la dirección que te enviaré, te estaré esperando, Sra. P.
![](https://img.wattpad.com/cover/275815384-288-k181382.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Todos tus Mensajes© AEL #3 [BORRADOR]
Romance💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Tercer libro de la trilogía AEL.• •No es necesario leer los primeros dos libros pero si deseas conocer ciertos detalles, te lo recomiendo.• Las mujeres Da...