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Todas las personas que allí se encontraban habían comenzado a seguir la mirada de la mujer y por lo mismo, cayeron sobre nosotros. Era realmente incómodo ser observaba tan fríamente por más de cinco pares de ojos. 
 
— No creí que hablabas enserio cuando dijiste que asistirías. — Habló ella sin dejar de observarme. — ¿Quién es ella?

— Mamá, te presento a Ava. — Había dado en el blanco, esa señora era su madre.

— Mucho gusto. — Hablé y sonreí aunque me sintiera tonta bajo su atenta mirada.

— Mm. — Emitió. — Ve y saluda a tus abuelos.

— Sí. — Daven hizo un asentimiento muy leve mientras me arrastraba con él hacia los señores mayores. — Lamento ese momento incómodo. No le prestes atención, ella es así hasta con sus hijos.

— Está bien. — Murmuré.
 
No, nada estaba bien allí. No llevaba ni siquiera una hora y ya quería salir corriendo de ese lugar repleto de personas estiradas.
 
— Ella pareció mm, ¿sorprendida? Por tu presencia… ¿No sueles asistir a estos eventos? — Pregunté con timidez.

— No mucho pero esta vez no pude librarme, los abuelos insistieron hasta que escucharon un sí de mi parte. — Se sinceró y lo comprendía, debía ser horrible asistir cada tanto.

— Entiendo. — Los señores se pusieron de pie cuando nuestros pasos se detuvieron frente a ellos.
 
La primera en abrazar a Daven fue su abuela y mientras lo hacía, ésta le decía una serie de cosas que solo él podía escuchar. Luego fue recibido por los brazos del señor que se encontraba al lado de su esposa. Ellos se veían agradables y esperaba que no fuera solo una impresión.
 
— Abuela, abuelo, ella es Ava. — Me presentó a ellos y no supe si sonreír, darles la mano o abrazarlos.

— Mucho gusto. — La mujer extendió sus brazos, envolviéndome en un cálido abrazo.

— Igualmente. — El abuelo por su parte me estrechó la mano para no parecer un confianzudo o viejo verde.
 
Ellos comenzaron a hablar y a hacerme preguntas para no dejarme a un lado. Gracias a eso me había enterado de lo travieso que había sido Daven en sus primeros años de vida.
 
— ¿Qué? — Le preguntó él a su abuela, quien le había formulado una pregunta sin siquiera abrir la boca. — Elle est la fille.
 
*Elle est la fille.: Ella es la chica.*
 
— Maravilloso. — Aplaudió y asintió sutilmente. Daven le había dicho algo que le había encantado a su abuela.
 
El ambiente entre nosotros era agradable pero como todo, en algún momento aquella burbuja debía reventar. Algunos miembros de la familia de Daven habían comenzado a acercarse para criticar y juzgar indiscretamente a varios invitados, yo incluida.
 
— Daven, ¿quién es tu acompañante? — Preguntó una mujer bastante joven.

— Ella es Ava, Meredith. — Él se giró un poco hacia a mí para explicarme quién era ella. — Meredith es mi prima.

— Me encantaría saber dónde la recogiste. — Soltó con una mezcla de asco y burla. — Es decir… No quiero ofenderte pero he visto mejores compañías por menos dinero.

— Cuida tus malditas palabras. — La amenazó sin llamar la atención de terceros.

— ¿de quién eres hija? — Preguntó la madre de Daven, abriéndose paso entre el tenso intercambio de palabras.

— De Odet y Seth Falcom, señora. — Por primera vez en lo que llevaba ahí, el padre de Daven nos prestó atención.

— ¿Falcom? — Preguntó y Asentí. — Por lo visto él no perdió el tiempo.

— La que no perdió el tiempo fue ella. — Su esposa se rio falsamente de su propio comentario. — No pasó ni un mes y ya tenía a Falcom entre sus piernas, en fin, toda una zorra.

— Detente. — Daven intentó calmar la situación pero ya era algo imposible, se habían metido con mi familia.

— Debería cerrar la boca y no hablar de terceros cuando usted es fácilmente criticable. — Espeté molesta. La mano del Sr. P sostuvo una de mis muñecas pero ni siquiera eso podía retener mis palabras. — Conozco a mi familia mejor que nadie y créame, no se vea reflejada en ella. Si se siente zorra y le abre las piernas a todos no es mi asunto y mucho menos culpa de mi madre, con permiso.
 
Me solté del agarre de Daven y comencé a caminar hacia lo que creía que era el baño. Necesitaba calmarme o me daría la vuelta y le quitaría las extensiones a esa espantosa mujer.
 
— Vieja estúpida, maldita lagartona hija de tu perrísima…— Resoplé una y otra vez en el interior del baño mientras intentaba apaciguar mi coraje.

— No deberías hablar así. — La voz de un chico me sobresaltó. — Mucho menos cuando no estás en una celebración de tu familia.

— Claro, permitámosle a los riquitillos que hagan lo que quiera. ¿Tú quién eres para meterte aquí y decirme lo que tengo que hacer? — Las flechas llenas de veneno había cambiado el objetivo y se habían centrado en el imbécil que se encontraba en el baño de mujeres.

— Yo, niña tonta, soy el hijo de la mujer a la que acabas de insultar. — Él era el hermano de Daven…
 
El chico que se encontraba a algunos pasos de distancia, cerró la puerta detrás de él, dejándonos a ambos en el interior de los baños.
 
Pov Daven

— ¿Qué te pasa? — Bramé. — No tenías que ser así ni decir esas barbaridades.

— Cuida cómo me hablas, Daven. Recuerda quién soy. —Estaba furioso con mi familia.

— Les diré una cosa y espero no tener que repetirlo. No se metan con mi chica y su familia porque no me haré responsable de nada. — Observé a las causantes de mi malestar y continué hablando. — Tendrán que acostumbrarse a ella o desaparecer de aquí porque no voy a permitir que se arruinen los avances que he hecho. Si tengo que elegir entre ustedes o ella, no dudaría en darles la espalda. —  Me alejé de allí para buscar a Ava e intentar arreglar todo el caos.
 
Sabía que llevarla me causaría problemas, había sido un egoísta al querer presentarla a mis familiares más cercanos.
 
— Mierda… ¿Dónde estás? — Pregunté en voz baja mientras observaba a mi alrededor.
 
Esperaba que Ava no se hubiera ido sola porque no conocía la zona, era peligroso para ella.

A la lejanía algo llamó mi atención o más bien, alguien. ¿Qué hacía él saliendo de ese lugar? ¿Por qué había ingresado ahí?

Mientras por mi cabeza aparecían cientos de preguntas, mi cuerpo comenzó a moverse a toda prisa. Los baños de mujeres y mi hermano saliendo de allí, nada bueno debía significar. Nada era bueno cuando mi hermano estaba de por medio.

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