Kate y Dilan le dieron un último vistazo a la cabaña que les sirvió de hogar los últimos años, no sabían cuando volverían ni si quiera si lo lograrían. Pero ahora daban el primer paso para la nueva etapa de su vida.
La sangre de sus predecesores que corre por sus venas los llamaba, un legado digno de Reyes.
Se dirigieron a la zona oeste del país, donde Kate y Dilan se sorprendieron al ver la diferencia de un lugar a otro. Su ruta estaba camino a las casas nobles más poderosas e influyentes además de corruptas, Kate escogió este lugar para proteger en cierto modo a los otros grupos.
Las mansiones, casi palacios, que se encontraban en el territorio distaban mucho de parecerse a las casas nobles de dónde venían. Pero la pobreza y el abuso de autoridad era el mismo, los campesinos a penas tenían para comer y los mejor acomodados seguían ciegamente las órdenes de los nobles a cargo.
Al ver la situación fue inevitable que la sangre de los dos hermanos hirviera de furia, esto era precisamente lo que querían cambiar.
Se asentaron en un espeso bosque que bordeaba la zona, después de investigar un poco encontraron el lugar perfecto para ocultarse. Bud se encargo de observar los alrededores e idear las mejores rutas de escape mientras Sheryl bajo al pueblo ha obtener información.
Kate estaba sentada con las piernas cruzadas y los ojos cerrados ideando planes según la posible información que le traerían.
—Cuando viste ha aquel recaudador de impuestos y me dijiste "¡Robemosle!" nunca me imaginé que llegaríamos tan lejos— Dilan se sentó a su lado.
—¿Te arrepientes?— pregunto la menor sin abrir los ojos.
—Ni por un segundo— el mayor sonrió mientras veía hacia el cielo —es como si hubiéramos nacido para esto—
—Es como si todo estuviera en nosotros, casi como si fuera nuestro deber acabar con esto—
—Me siento igual aunque hay algo que lamento—
—¿Que?—
—Que una niña de 16 años debería estar haciendo otras cosas— Kate le golpeó el hombro.
—No soy una niña, estoy por cumplir 17—
—Aunque parecieras una niña— Dilan observó a su hermana, sin duda ya no era más una niña pero el no lo aceptaría tan fácilmente —tu mente de militar arruina todo— ambos siguieron burlándose y jugando hasta que los mayores llegaron.
Bud les explico las mejores rutas de escape que podrían tener, también que el bosque era lo suficientemente largo como para cubrir todo el territorio así que estarían bien cubiertos.
Sheryl informo que básicamente era lo mismo con los nobles en todos lados, solo hubo una excepción, un noble amigo del rey que subió al poder poco después de que lo hiciera el actual monarca, se caracterizaba por sus tratos casi barbaricos a los que consideraba inferiores. También que suele disfrutar de la casería e incluso se rumorea que cazaba personas.
Dilan y Kate se dirigieron una mirada al oír esto, sin duda acabarían con ese sujeto.
A la mañana siguiente, los cuatro recorrieron las rutas de escape para memorizarlas pues en la noche atacarían la primer casa. En ella vivía un noble con su esposa y dos hijos, los jóvenes eran bien conocidos por abusar de su poder con las campesinas.
El primer plan fue que Kate y Sheryl se hicieran pasar por viajeras y atrajera a los jóvenes a fuera mientras los otros dos entraban. Pero como siempre, Dilan se negó rotundamente.
—Sabes que no me pasará nada— insistió Kate pero Dilan no daba su brazo a torcer, hasta que una melodiosa voz lo llamo.
—¿No confías en mí?— Sheryl se acercó cautelosamente, un depredador observando a su presa —¿No crees que tengo la capacidad de proteger a tu hermanita?—
Dilan retrocedió entre balbuceos, odiaba ser el único al que le afectará y por más que lo negara le gustaba que ella jugará así con él.
—¡Si prometes no hacerme esto más la dejaré!— grito mirando hacia el suelo avergonzado. Sheryl y Kate se lanzaron una mirada cómplice, este había sido el plan desde el principio.
Cuando el sol estaba por ponerse, Kate y Sheryl, se acercaron a la imponente mansión y tocaron a la puerta, al mayordomo le dijeron que venían de muy lejos y buscaban solo un poco de comida. El anciano las miro con lastima pero conociendo los gustos de sus jóvenes amos temía ser castigado si no les informaba.
Minutos después un par de jóvenes salieron, fingiendo falsa amabilidad las guiaron a los establos prometiendoles un lugar donde dormir y comida. Mientras tanto, Bud y Dilan entraban por una ventana lateral y se dirigían al comedor de la gran casa.
—¿Saben que el alojamiento y la comida no son gratis?— dijo uno de los jóvenes al acercarse a Kate, quién sintió repulsión por semejante escoria.
—Si son buenas les daremos lo prometido, pero si se resisten, bueno...— el otro termino su frase entre risas.
Ambos tipos se acercaron acorralandolas, por un momento Sheryl temió que Kate no estuviera preparada pero al verla desenfundar su espada con gran velocidad y colocarla en el cuello del sujeto frente a ella suspiró aliviada. Inmediatamente ella siguió su acción y sacando dos pequeñas dagas de su ropa amenazó a su objetivo. Los dos tipos no se lo esperaban y no pudieron defenderse, unos segundos bastaron para que quedarán inconsciente.
Y como buenas damas, los dejaron atados en paños menores sobre un montón de estiércol, así se la pensarían dos veces antes de pedir ayuda por la vergüenza que sufrirían al despertar.
Al regresar a la entrada de la mansión Bud les abrió la puerta asi que entraron y lo siguieron sin hacer ningún sonido. En lo que ellas estaban ocupadas, ello se encargaron de todos los sirvientes.
En el comedor, los señores de la casa se burlaban de los campesinos a los que habían humillado hoy, cuando gritaron exigiendo más comida unas espadas se cruzaron en el cuello del hombre y una daga presionó la espalda de la señora.
—Si gritan o intentan algo sus vidas se acaban— la voz de Dilan causaba escalofríos, pues estaba molesto por haber tenido que exponer a Kate.
Ambos se levantaron de la mesa y siguieron a sus captores hasta donde guardaban la caja fuerte, una vez ahí se les exigió que la abrieran.
Kate y Bud llenaron bastantes costales con la ganancia de esa noche, al final Kate miro los rostros contorsionados por la furia de sus anfitriones y sonrió lo que los molesto mas.
—Gracias por su valioso servicio— dijo mientras hacia una reverencia, segundos después los señores de la casa cayeron inconscientes.
Antes de salir se encargaron de darle una parte justa de la ganancia a cada uno de los trabajadores pues varios habían cooperado al oír los rumores sobre ellos.
De regreso en el bosque, Kate se puso a organizar la ganancia para repartirla entre los campesinos bajo el control de esos nobles, mientras Sheryl inspeccionaba las joyas en busca de su anheló.
En la mañana las noticias se exparcieron como pólvora, todos hablaban del robó y la humillación que sufrieron esos tiranos, nadie menciono el dinero aunque era obvio que todos estaban alegres. Nadie se atrevería a exponer a sus benefactores.
El siguiente mes transcurrió con facilidad, pues los nobles de esa zona estaban acostumbrados a ser temidos asi que no poseían muchos guardias. Y sus súplicas por ayuda caían en oídos sordos pues el noble amigo del rey se negaba a humillarse pidiendo la ayuda de la guardia real.
Esa tarde mientras comían, Bud volvió de su guardia.
—Te buscan— le dijo a Kate.
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Sangre de Reyes
PertualanganKate y Dilan creían tener una vida normal con su padre, pero todo cambio el día que pidieron ir a la capital del reino. Ese día su destino se desencadenó trayéndoles sufrimiento y desesperación, hasta que una luz apareció, tuvieron un nuevo hogar q...