Capitulo 3

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—No esperaba que despertaras tan pronto— dijo una voz frente a él.

—¿Q... Quien e... eres?— dijo Dilan con una voz apenas audible mientras que posicionaba su cuerpo para intentar no parecer vulnerable.

—Tranquilo, no te haré daño— el hombre que se erguía frente a él le parecía inmenso —eres un chico muy valiente, vi lo que hiciste— señalo a Kate —ella esta aquí, recuperándose y todo gracias a ti—

—¿A... A mi... i?—

—Si, si no hubieses sido tan valiente en ese momento no te hubiera conocido y ustedes no estarían aquí— el sujeto se acercó a él —cuentame la causa de que sufrieran de esta manera—

Dilan le contó todo, desde la muerte de su padre hasta su robo. Algo en ese hombre le inspiraba confianza, se sentía seguro.

—Ya veo— dijo el hombre después de escuchar la historia —Tu y tu pequeña hermana tienen una pesada carga sobre sus hombros, no será fácil, pero yo los ayudaré. Mi nombre es Jemes Khronth, General Jemes Khronth. Y a partir de hoy, yo seré tu mentor—

Dilan no comprendía las palabras de aquel hombre, aún no era momento de que las comprendiera. Pero algo en su interior le decía que Khronth tenía razón.

El entrenamiento no comenzó inmediatamente, esperaron a que Dilan se recuperará de sus heridas, pero lo que realmente le preocupaba a Dilan es que su hermanita llevaba dos días sin despertar, temía que hubiese sido demasiado para ella. Y a pesar de que el doctor decía que todo estaría bien, le era muy difícil creerlo.

Mientras tanto, Dilan comenzó a descubrir nuevas cosas de su ahora futuro mentor. Khronth trabajaba en la guardia del palacio, y era muy cercano al rey. También logro ver cómo todo el mundo lo respetaba, pero él nunca abuso de dicho respeto. Dilan incluso deseo llegar a ser como él.

Esa noche Dilan recobro la esperanza. Kate abrió sus ojos y aunque aún estaba muy débil para moverse y hablar, logro comer. Dilan le platico sobre Khronth y sobre cómo los había ayudado. Pero la pequeña Kate no resistió mucho y volvió a dormir. Pero esta vez había una leve sonrisa en su rostro.

Dilan no lo pensó más y corrió en busca de Khronth, ignorando sus heridas. Cuando lo encontró fue firme y directo.

—¡Quiero comenzar mañana con el entrenamiento!— dijo el pequeño con un tono de voz que desbordaba seguridad.

Khronth no dejaba de pensar que el pequeño necesitaría un par de días más para poder entrenar, pero comprendió que no lo haría cambiar de parecer. Pues el pequeño era igual de obstinado que su padre.

—Comenzaremos mañana a primera hora— contestó y Dilan se sintió satisfecho con sus palabras.

...

Aún no salía el sol cuando Dilan y Khronth ya estaban despiertos. Comenzaron estirando los músculos y aunque Dilan sentía dolor en cada movimiento estaba decidido a convertirse en alguien capaz de proteger a su hermanita.

—Esto no será sencillo, lo sabes ¿verdad?— Dilan se limitó a asentir, pero su mirada mostraba una gran determinación, era la mirada de su padre. Al verla Khronth reafirmo que estaba haciendo lo correcto.

—Empezaremos con algo simple, subiremos hacia el camino de la montaña, haremos esto todos los días hasta que puedas mantenerme el ritmo, sólo entonces te enseñaré a defenderte— Dilan asintió nuevamente e inmediatamente comenzó a correr hacia la montaña.

—Sin duda serás un hijo digno de tu padre— murmuró Khronth antes de comenzar a correr tras él.

...

Un mes y medio es lo que le tomo a Dilan para lograr seguir de cercas a Khronth. Un mes y medio para que Kate al fin pudiera levantarse de la cama.

Su vida constaba de una rutina sencilla, desayunaba antes de que saliera el sol y daban varias vueltas al camino de la montaña, volvían poco antes de mediodía, preparaban la comida y descansaban. En ese momento es cuando Dilan aprovechaba para compartir tiempo con Kate, su salud había mejorado mucho desde que llegaron a vivir con Khronth, aun estaba débil por lo que no salía de casa pero ya participaba en sencillas tareas como ayudar con la comida.

Antes de que se pusiera el sol recorrían una vez más el camino de la montaña y al llegar a la sima esperaba a que oscureciera para bajar. En ese momento, Khronth, siempre le recordaba a Dilan que no dependiera de su vista, necesitaba su instinto bien desarrollado. Le decía que no siempre las cosas son lo que parecen y que creer en un enemigo derrotado era un error, la falsa debilidad es la peor arma. Entonces lo sujetaba y lo miraba fijamente.

—Nunca debes confiar en un enemigo, pueden fingir lo que sea con tal de que uno baje la guardia— Dilan prestaba mucha atención a sus palabras cada día, no importaba que fueran las mismas —necesitamos el instinto para sobrevivir en la batalla, debemos desarrollarlo al grado de poder pelear en completa oscuridad. La mayoría no lo poseemos y adquirirlo requiere tiempo y esfuerzo. Pero muy de vez en cuando nace alguien con ese instinto adherido a sus venas, ese tipo de enemigos son los más peligrosos por que no sabrás que planean y ellos podrán adivinar tus movimientos con una facilidad que más que sorprendente te asustara. Necesitas estar listo para ese momento— normalmente siempre después de esa conversación bajaban la montaña, pero en ese momento una duda surgió.

—¿Conoces a alguien que naciera con ese instinto?— pregunto Dilan, Khronth guardo silencio unos minutos antes de hablar.

—Pensé que nunca conocería a alguien así, pero lo hice y no me sorprendería que en unos años le dieran mi puesto en la Guardia Imperial—

—¿Quien es?—

—Eso no le importa a los chicos a los que se les da una ventaja de 10 segundos para bajar la montaña— Dilan tardó en reaccionar unos segundos antes de correr con todas sus fuerzas.

—Ya llegará el momento de que se conozcan, sólo espero haberte preparado lo suficiente para entonces— murmuro Khronth a la soledad que lo rodeaba y corrio tras Dilan.

Sangre de ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora