Kate recién cumplió nueve años, su padre le había prometio que cuando cumpliera esa edad por fin podría conocer la capital, por primera vez podría ver los fuegos artificiales. Ella estaba muy emocionada. Pero aun faltaba que su padre quisiera cumplir su promesa. Aunque Dilan, su hermano, le dijo que esperaran a la cena para preguntar, Kate estaba muy impaciente.
Los niños no sabían por que, pero a su padre, por alguna razón, no le gustaba ir a la capital y lo evitaba siempre que le fuese posible. Ellos vivian en un pueblo a un par de horas de la capital, asi que era realmente extraño que nunca hubieran ido.
Finalmente, a la hora de la cena, ambos se armaron de valor para hablar con su padre.
-Papá ¿podemos decirte algo?- dijo Kate y su padre asintio mientras dejaba de comer para prestarles atención.
-Como sabes- continuo Dilan -hoy Kate cumplio nueve años- su padre los miro con asombro, parecía que lo había olvidado.
-Asi que mi niña ya es toda una señorita- sonrío viendo a su hija.
-Nosotros nos preguntabamos- dijo Dilan -¿Podríamos ir a la capital? ¿Al festival de verano?-
Los niños estaban muy nerviosos y más al ver que su padre no respondia. Se comenzaba a formar un silencio incomodo.
-Esta bien, iremos mañana- dijo finalmente su padre.
Los niños comenzaron a festejar y a abrazar a su padre, esa noche termino entre risas y abrazos.
A la hora de dormir, mientras Kate era arropada por su padre una duda la asalto.
-Papá ¿tu crees que mamá hubiera querido ir con nosotros?-
-A tu mamá le hubiera encantado- le beso la frente y se dirigío a su habitación.
Él sabía que tarde o temprano llegaría este momento, aunque no creía que fuera tan pronto. La verdad es que estaba arrepentido de haber hecho esa promesa, no estaba seguro de que sus hijos estuvieran listos para ver la capital. "Sus hijos" eso realmente sonaba bien.
Al día siguiente, los niños se levantaron mas temprano de lo normal y ellos solos improvisaron una merienda para el camino.
Después de que su padre preparo todo, ambos niños subieron a la carreta muy emocionados, estaban tan felices que todo el camino rieron y jugaron.
De pronto, a lo lejos, se divisaban varios guardias del palacio. Inmediatamente el padre de los niños se tenso y les ordeno que se callaran. Por suerte pasaron desapercibidos. El padre no pudo evitarlo y suelto un suspiro de alivio. A los niños esto les parecío muy extraño, pero decidierón no preguntar.
Por fin llegaron a la capital y los ojos de ambos niños se iluminaron. Estaban viendo tantas cosas, tan diferentes a lo que ellos conocian. Y aunque su padre esperaba que tuvieran muchas dudas no esperaba la cantidad de preguntas que salían de la boca de los pequeños. Eran desde ¿Que hace ese señor? ¿Que venden ahí? Hasta ¿Por que ella se peina asi? ¿Por que su vestido es rosa? Y asi un sin fin de preguntas a las que apenas fue capaz de dar respuesta.
Fueron a hacer unas compras al mercado de la ciudad en lo que esperaban que el festival comenzara. Aunque los niños estaban tan felices que no se dierón cuenta de que su padre se veía muy nervioso.
Por fin comenzo el festival, los niños corrian de un lugar a otro y su padre tras de ellos. Probaron toda la comida y jugaron todos los juegos posibles, sus pequeños rostros rebozaban de felicidad.
Una vez que hubo oscurecido, su padre los llevo a una pequeña colina, de la cual aseguro, tendría la mejor vista de los fuegos artificiales.
Los niños esperaban ansiosos a que comenzaran, sería la primera vez que los verían. Entonces una pequeña explosion se escucho a lo lejos, e hizo que los niños se asustaran y abrazaran a su padre y este comenzo a reír. Ante la mirada de confusion de sus hijos y sin poder controlar su risa señalo al cielo. Los niños giraron su rostro en la direccion que su padre señalaba y al instante quedaron maravillados por lo que veían, una diversidad de colores pintaban el ya oscurecido cielo. Era un espectaculo hermoso.
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Sangre de Reyes
AdventureKate y Dilan creían tener una vida normal con su padre, pero todo cambio el día que pidieron ir a la capital del reino. Ese día su destino se desencadenó trayéndoles sufrimiento y desesperación, hasta que una luz apareció, tuvieron un nuevo hogar q...