Sangre de Reyes

Capítulo 6

Mientras tanto, a varios kilómetros de distancia, en lo más profundo de los calabozos del gran palacio un hombre intentaba acabar con su vida.

"Un intento más" repetía en su mente. Aunque realmente ya había perdido la cuenta de las veces que había fallado tratando de morir.

Llevaba un par de meses atando retazos de tela para formar una cuerda y al fin la tenía lista. Esperaba, rogaba por que esta vez pudiera lograr su objetivo.

No recordaba cuanto tiempo llevaba encerrado, no recordaba la luz del sol. Sus pulmones estaban llenos de ese aire podrido que ronda a la muerte. Pero en su mente no paraba de revivir el momento en el que lo perdió todo, el momento en el que la llama de su vida se apagó.

Recordaba los gritos de esa noche, el llanto de los niños. La última vez que la vio antes de...

No se perdonaba, aunque nada era su culpa. Siempre pensaba en que pudo ser diferente, que fue lo que no vio, donde no actuó. Pero era tarde, ya nada sería igual, ellos se habían ido.

Recordó sus sonrisas una vez más, quería irse con un buen recuerdo. Ato en una viga la cuerda que tanto trabajo le había costado formar, luego la giro alrededor de su cuello y empujo el banco bajo sus pies.

Una mala jugada, el destino aun no estaba de su lado y la cuerda se rasgo. Cayó al suelo con un estruendo que recorrío cada tunel bajo el castillo. No se esforzó por moverse, se quedó en el suelo sintiendo como brotaba sangre de su frente por el golpe. Sabía que pronto mandarían a alguien a curarlo, escucho a los guardias moverse. ¿Por que no lo dejaban morir? ¿De que les servía tenerlo ahí, pudriéndose?

Pero al girar si rostro noto algo fuera de lugar, uno de los bloques de piedra de la pared se había desprendido por el impacto. Se arrastró hasta el pensando que tal vez podría encontrar algo útil para terminar con su existencia.

Se levantó como pudo y metió la mano en el orificio, pero no esperaba lo que encontraría. Saco dos libros de un considerable tamaño y peso, estaban llenos de polvo. Se acercó a la puerta para leer el título con ayuda de la poca luz que entraba gracias a las antorchas.

Los título estaban en un lenguaje antiguo, sólo entendió una palabra "ilusión". El interior de los libros estaba en lengua común, así que comenzó a leerlos.

Tardó unos momentos en acostumbrarse a leer por la poca luz, pero cada página que pasaba hacia que devorara la siguiente. Su mente comenzó a expandirse y en lo profundo de su alma las puertas de la libertad se abrían lentamente.

Haría pagar a aquel que le arruinó la vida, lo haría perder todo lo que el perdió y en sus manos se encontraba el arma más poderosa que podía encontrar.