Todos los capturados se quedaron inmóviles observando al joven que se alzaba frente a ellos.
—¡No tenemos mucho tiempo así que siganme!— Dilan comenzó a avanzar y aunque muchos dudaron la mayoría lo siguió.
Muchos de los cautivos sabían el destino que les deparaba así que miraban en todas direcciónes con cautela temiendo ser atacados en cualquier momento. Pero ignoraban que, bajo órdenes de Kate, los dos jóvenes que los guiaban habían soltado cerdos en zonas lejanas a dónde planeaban transitar para alejar a los posibles depredadores.
Después de media hora de caminar un muro de varios metros de alto se erguia frente a ellos. Al acercarse más divisaron una puerta aparentemente cerrada, pero que se abrió segundos después dejando ver dos siluetas más.
—¡A fuera los están esperando varios carruajes que los llevarán a un lugar seguro¡— dijo Dilan e inmediatamente todos comenzaron a hacer una fila para salir de ahí.
Kate había hablado personalmente con el noble que planeaba colocar de gobernador y él gustosamente le ofreció su morada para ocultar a las víctimas, así que dispuso varios carruajes para ayudar.
Solo faltaban una par de personas cuando un rugido ensordecedor los dejo inmóviles a todos. De pronto de la oscuridad una figura enorme se abalanzó hacia Sheryl pero no pudo si quiera tocarla, Dilan con una velocidad sorprendente se interpuso y mato a la fiera de un rápido movimiento.
Todos los presentes dejaron de contener el aliento al ver a la joven a salvo. Kate corrió hacia ella pues le habían dado un susto de muerte pero se encontraba bien. Después se acercó a la Bestia que se desangraba a los pies de su hermano. Era un enorme león de montaña pero muy mal alimentado, probablemente los hacían pasar hambre para que siempre estuvieran dispuestos ha atacar.
—Debemos irnos— Kate se aseguro que no faltará ningún esclavo —su rugido seguramente alertó a cualquier otra bestia que se encuentre cerca— Dilan asíntio y con un sutil movimiento limpio la sangre de su espada y salió detrás de sus compañeros.
Ellos no abordaron ningún carruaje, si no que rápidamente se internaron en el bosque. El noble de esas tierras ignoraba completamente que había sido saboteado y esperaba con ansias que pasará una semana para iniciar la cacería.
Una vez en su campamento, el grupo se sentó alrededor de una fogata a cenar. Kate desde la distancia había estado observando como los carruajes tomaban las rutas que les asignó para no levantar sospechas.
—Gracias— le dijo Sheryl a Dilan mientras se sentaba a su lado —supongo que ahora te debo la vida—
—Solo hice lo que tenía que hacer—
—Supongo— Sheryl sonrió —pero eres el primer hombre que me ha protegido, así que yo seguiré cargando esta deuda— Dilan la miro en silencio.
—Nunca has hablado de tu pasado— el menor quería saber más de ella.
—Es mejor asi— la pelinegra puso su mano en la mejilla del joven frente a ella —No quiero que me miren de manera diferente y si supieran lo que he tenido que hacer para sobrevivir nunca más me mirarían a los ojos—
—Eso no es cierto— refutó de inmediato Dilan.
—No sabes nada— Sheryl sonrió —es mejor que todo quede asi— Dilan no dijo más pero no despegó su mirada de la joven frente a él.
Kate y Bud se lanzaron un par de miradas cómplices, ambos se habían dado cuenta del interés especial que mostraba Dilan por Sheryl pero ¿lo notaría él?
El reloj seguía corriendo, el tiempo se acaba para aquel tirano que ignoraba que sus planes habían sido arruinados.
Un día antes de la cacería el grupo se interno en el terreno plagado de bestias a preparar todo. Mientras que el dueño de todo aquello recibía gustoso a sus invitados.
A la mañana siguiente todo comenzó. El anfitrión ofreció un gran banquete para saciar a sus visitantes quienes conversaban ansioso anticipando la cacería que tendría lugar en unas horas. Mientras tanto Kate daba las últimas indicaciones antes de ponerse en marcha.
Llegando medio día los nobles se dispusieron a ensillar sus caballos y preparar sus armas, después en grupo se dirigieron al lugar de la cacería. Kate observaba a una distancia prudente mientras intercambiaba miradas con Dilan, quién ya comprendía a la perfección lo que estás significaban.
Cuando la cacería dio inicio Kate le hizo una señal a su hermano y este sonrió obsevando a sus presas. Rápidamente Bud y Dilan montaron a sus respectivos caballos y se acercaron hacia sus víctimas.
Los nobles actuaron con más cautela de la esperada, les pareció muy raro no encontrar restos de los esclavos, tampoco se les habían acercado los sobrevivientes a pedir clemencia como las otras ocasiones. Así que dividiéndose en grupos de dos comenzaron a inspeccionar la zona en busca de sus presas.
No tardó mucho para que uno por uno fueran cayendo en las trampas que Kate había colocado con ayuda de Bud, los gritos de agonía se fueron exparciendo por el lugar. Muy pocos tuvieron suerte de morir al instante o quedar inconscientes, la mayoría sufrió heridas no fatales pero que los inmovilizaron en el lugar que cayeron.
El noble a cargo y un pequeño grupo que se quedó con él fueron más cautelosos y no se adentraron en la zona al sentir que algo era diferente. El sujeto rápidamente salió de ahí y dio la orden de cerrar la entrada y no dejar que ningún desconocido entrara o saliera. Ignoro las súplicas de ayuda de los que antes lo acompañaban, los abandonó sin remordimiento alguno.
Para cuándo llegó a su morada Kate y Sheryl ya se habían ocupado de los guardias y los sirvientes.
Dilan y Bud se encargaron de revisar a los heridos asegurándose de que sangraban lo suficiente para atraer a las bestias que rondaban al rededor. Y los que no estaban heridos eran rociados con sangre de cerdos. Uno de ellos intento librarse de su atadura y les pido ayuda, pidió que tuvieran compasión y lo ayudarán.
—¿Cuántas veces ellos te lo pidieron?— le dijo Dilan con un tono de voz que helaba el alma —Pero de seguro solo te burlaste y los atacaste por la espalda—
—¡Eso no fue así! ¡Me obligaron!— el sujeto buscaba cualquier manera de salvar su vida.
—¿Obligarte?— el menor lo fulminó con la mirada —¡Un cobarde como tú no merece ni mi atención!— Dilan vacío el resto de la sangre que cargaba sobre el despreciable sujeto y se montó en su caballo dispuesto a marcharse.
El tipo no dejaba de maldecirlo y amenazarlo al ver qué se alejaba. Apenas habían empezado a cabalgar cuando las maldiciones se convirtieron en gritos de dolor, la presa había sido encontrada.
Salieron de ahí y se dirigieron a la mansión para encontrarse con Kate y Sheryl. Una vez reunidos entraron por las enormes puertas y al llegar al salón principal donde fueron recibidos.
—Asi que ustedes fueron quienes causaron todo esté desastre—
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Sangre de Reyes
PertualanganKate y Dilan creían tener una vida normal con su padre, pero todo cambio el día que pidieron ir a la capital del reino. Ese día su destino se desencadenó trayéndoles sufrimiento y desesperación, hasta que una luz apareció, tuvieron un nuevo hogar q...