Capítulo 16

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Kate no podía entender como ese sujeto pudo haberles robado el dinero, por más que lo pensaba no vio movimientos suficientes para que eso pasara, pero Dilan insistía en que había sido él. Ella también lo sospechaba pero no tenía pruebas y ninguno vio nada.

Por suerte, Kate era bastante precavida y sacó de su bota una de las joyas que Khronth les había dejado, él joyero les dio buen dinero, más del que esperaban pues aunque era sólo una sortija parecía ser de gran valor. Ahora tenían más que dinero suficiente, compraron todo lo que necesitaban y como aún les sobraba decidieron cenar en el pueblo.

Fueron a una posada ubicada en el centro del lugar, era famosa por su taberna y los deliciosos platillos que ahí servían. Dilan ya había cumplido los 18 así que ya podría comprar alcohol y eso lo emocionaba de una manera bastante infantil, aunque Kate se preguntaba si realmente a alguien le preocuparía su edad, y más en ese lugar que las reglas parecían sólo adornos.

Se dirigieron a la taberna, al entrar el olor a alcohol, cigarrillos y comida inundó sus fosas nasales, uno que otro les dirigió una leve mirada pero nadie les prestó más de la debida atención. Se dirigieron a la barra y se sentaron, el tabernero les ofreció el especial de la casa que consistía en pato asado con pan y sopa de verduras, ambos aceptaron gustosos. Dilan no se iba a quedar con las ganas y antes de cualquier cosa pido un tarro de cerveza, por algún motivo Kate sentía que eso no terminaría bien pero Dilan era demasiado obstinado. En cuanto se la sirvieron la tomó de un sorbo, mala idea, inmediatamente sintió un mareo y ganas de vomitar, él no estaba hecho para beber.

A su lado alguien lanzó un eructo demasiado ruidoso, Dilan volteo molesto pues el alcohol ya se instalaba en su ser. La furia se apoderó de él al ver al dueño de semejante sonido, no era otro más que aquel sujeto de la montaña.

—¡TU!— gritó Dilan furioso mientras señalaba con el dedo a aquel desconocido que al verlo imitó su acción.

—Yo— dijo aquel ebrio mientras apuntaba a Dilan.

—Deberías intentar calmarte— le susurró Kate a Dilan, pero este hizo caso omiso.

Dilan intento desenfundar sus espadas pero no las encontró, había olvidado que las dejo a cargo del portero como requisito para entrar. Él sujeto frente a él a penas y lo miraba,  eso lo enfureció más.

—¡Eres un maldito ladrón!— gritó Dilan con sus sentidos nublados por el alcohol —¡Te haré pagar!—

El sujeto lo miro y con la mano le hizo una seña de que esperará, tomó la botella de alcohol que estaba bebiendo y se bebió todo lo que quedaba, después le arrojó la botella a Dilan con una velocidad sorprendente que este a penas la pudo esquivar. Kate observaba la escena molesta, sabía que Dilan no debía beber alcohol, y ahora sólo le quedaba esperar que esto terminará rápido y poder regresar a casa.

Dilan furioso se lanzó hacia el desconocido quien era más rápido y lo recibió con una patada en el estómago que le quito el aliento y lo hizo caer de rodillas. Al levantar la mirada el ebrio ya no estaba, entonces Dilan sintió una respiración en su cuello rápida se giró y se encontró con otro eructo apestando a alcohol. Pero el sujeto desaparecio muy rápido de su campo de visión, no había visto a nadie tan veloz.

—Cariño, por aquí— lo llamó una voz y al girarse vio al sujeto recargado en el balcón del segundo piso. Furioso corrió hacia él.

Cuando lo tuvo enfrente se lanzaron un par de golpes pero nada realmente grave, el desconocido era demasiado rápido como para que los golpes de Dilan acertarán correctamente. De un instante a otro el sujeto se acercó al balcón y se lanzó, Dilan salto detrás de él pero se dio cuenta de que iba cayendo sólo, se dio un buen golpe y al mirar hacia arriba vio al sujeto colgado del balcón burlándose de él. Esto hizo que su sangre hirviera.

Mientras que a Kate le servían el pato asado, había decidido no preocuparse por Dilan después de todo era mas fácil pagar sus destrozos que hacerlo cambiar de opinión. La comida realmente estaba deliciosa, tanto que pensó en comerse la parte de Dilan también.

—Estoy dispuesta a pagar todos los daños que cause mi hermano— le dijo Kate al tabernero mientras saboreaba su comida.

—Le sorprendería saber que estás escenas suelen ser muy comunes en este lugar— dijo el tabernero. De pronto se escucho un estruendo y ambos se giraron.

Dilan y el ebrio se están lanzando sillas sin importarles los demás clientes. "Dilan tendrá prohibido el alcohol de por vida" pensó Kate.

—Disculpeme señorita pero me temo que lastimare un poco a su hermano— dijo el tabernero sacando un especie de arma hecha con un gran tronco precia un mazo —no se preocupe, se lo que hago. En mi juventud fui guardia de una de las prisiones más peligrosas, esto no tomará mucho— Kate lo miro acercarse a él caos con una increíble tranquilidad, sin duda este pueblo están lleno de la más variada población.

Se escucharon un par de golpes y el tabernero ya se encontraba de nuevo en su sitio.

—Su hermano estará inconsciente por una media hora pero no es nada grave, sólo use una técnica que usábamos con los prisioneros demasiado rebeldes— Kate suspiro, Dilan se merecía eso y más.

—Me disculpo de nuevo ¿Cual es el costo de los daños que han causado?—

—Para ustedes nada, después de todo me han devuelto mi dinero, de hecho la comida la invita la casa—

—Eso es demasiado, no me sentiré cómoda causando desastres y no pagando por ello. Hagamos esto, usted invita la comida pero me deja pagar las reparaciones—

Después de discutir un rato más llegaron a un acuerdo, Kate se comió la comida de Dilan pues este seguía inconsciente, tardó tanto en despertar que Kate tuvo tiempo suficiente para que el tabernero le enseñará lo que había hecho para dejarlos inconscientes, algo que sin duda les sería útil a futuro aunque ella no tenía la fuerza suficiente para hacerlo correctamente.

Se acercó a Dilan, quien empezaba a reaccionar, le vacío encima una cubeta con agua y este despertó, junto con el desconocido. Al reaccionar ambos se miraron con un odio renovado.

—No de nuevo— suspiro Kate —ya quiero volver—

De pronto la puerta se abrió de golpe mientras de fuera entraba el sonido de gente corriendo.

—¡Los guardias viene! ¡Están revisando el pueblo!— Kate y Dilan se miraron con temor.

Sangre de ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora