Capítulo 11

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Hace una semana que Kate y Dilan se habían quedado solos, siguieron con su rutina. Las discusiones entre ambos por que Kate quería usar la espada se habían vuelto un hábito entre los dos. Ninguno estaba dispuesto a ceder, Dilan se negaba rotundamente a entrenar a Kate a pesar de que Keneth le había recomendado que lo hiciera, incluso le regaló una espada con un hermoso emblema de un dragón custodiando una rosa. Pero Dilan se las había arreglado para esconderla muy bien. Él pensaba que entrenar a Kate era exponerla a un peligro innecesario.

Finalmente llegó el día donde sus provisiones comenzaron a escasear, pronto tendrían que bajar al pueblo del otro lado de la montaña.
Dilan tenía un debate interno, puesto que no sabía que sería más peligroso, dejar sola a Kate o llevarla con él. Al fin decido qué irán juntos, bajaron al atardecer con la esperanza de que la falta de luz ocultara el rasgo de sus ojos.

Al entrar al pueblo lograron pasar desapercibidos, parecía que todos estaban lo bastante ocupados como para reparar en ellos.

Dieron un pequeño recorrido por el lugar antes de encontrar donde abastecerse de alimento. Y para sorpresa de ellos había una gran fila, la gente que estaba esperando su turno de ser atendidos era de lo mas variada. Parecían ir desde campesinos hasta hombres buscados por la ley y esto se confirmó al ver un cartel de se busca tirado en el suelo con el rostro de un hombre que se encontraba a unos pasos de ellos.

El viejo Keneth tenía razón, en esta zona del país poco les importaban las órdenes del rey. Aunque no sabía si debía sentirse seguro por eso, era obvio que no los entregarían si aparecían los guardias ¿pero con que clase de criminales podrían toparse si no tenían cuidado?

La fila avanzaba muy lentamente, al parecer todos venían a surtirse lo suficiente para no bajar al pueblo en un buen tiempo. Kate comenzaba a aburrirse y Dilan a desesperarse.

Entonces Kate pensó que podía aprovechar el tiempo que Dilan estaría en la fila para ir a ver que tipo de negocios encontraba, tal vez habría un lugar donde compren joyería para cuando se les terminará el dinero. Rápidamente le comunicó su idea a Dilan y se aseguró de alejarse rápidamente para que esté no pudiera decirle que no.

Dilan no podía creer que Kate se fuera sola, como si no se diera cuenta del lugar en el que se encontraban. Pero no se atrevió a salirse de la fila para ir tras ella, momentos antes un sujeto se movió de su lugar y no lo dejaron volver, tuvo que ir hasta el final de la fila y comenzar a esperar de nuevo. Dilan no tenía tiempo de volver a formarse, quería estar lo menos posible en el pueblo.

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Kate comenzó a vagar por el pueblo, realmente había mucha gente pero no estaba segura de cuales serían habitantes y cuáles viajeros. Finalmente dio con el lugar que buscaba, estaba muy descuidado por fuera pero al entrar se dio cuenta de que era todo lo contrario. Las joyas se desbordaban por todas las esquinas, y había varias damas dentro observando los collares, anillos y demás. Y justo arriba del mostrador un letrero que decía "Compra y venta de joyería". Sin lugar a dudas ese local les sería muy útil a futuro.

Después de echar un vistazo más al local decidió volver, pero no se percató de que algunos sujetos llevaban un tiempo observándola, el cuerpo de una joven de 14 años parecía darles suficiente motivación para cometer una atrocidad.

En el camino de vuelta, Kate se confundió y entró a una especie de callejón o calle muy pequeña y ahí fue donde se dio cuenta de que no estaba sola. Al girarse se encontró con tres sujetos que a simple vista se veían peligrosos, en ese momento deseo no haberse separado de su hermano.

Dilan movía la pierna impaciente, Kate aún no regresaba y eso lo volvía loco. Por suerte ya era su turno, pronto iría a buscar a su hermana y le daría un buen escarmiento.

Kate retrocedió hasta chocar con el muro a sus espadas, observó a su alrededor, el callejón tenía una salida lateral pero ahora uno de los sujetos obstruía el paso. No era tonta, sabía que estaba en peligro y gritar no serviría de nada, nadie la ayudaría, varias personas vieron la situación en la que se encontraba y sólo pasaron de largo o miraron a otro lado. Así era este pueblo, nadie quería meterse en problemas. Miró a su alrededor y vio una especie de palo, si lograba darle con el a él sujeto que le impedía el paso tal vez tendría tiempo suficiente para correr y con suerte Dilan la vería.

Dilan termino de pagar y comenzó a mirar a su alrededor buscando un indicio de Kate.

Kate no lo pensó más y con un movimiento rápido tomo el palo y se lo ensartó en la mejilla al sujeto a su derecha, rápidamente corrió en dirección a su salvación pero cuando justo se sentía victoriosa una mano la retuvo y arrojó con gran fuerza contra el muro haciéndola perder el aire por el impacto.

-¡Maldita! ¡Te mostraré lo que es el verdadero dolor!- dijo furioso el sujeto que se revisaba la herida en su mejilla.

-Le enseñaremos a respetar- dijo otro.

Dilan sintió una opresión en el pecho y al instante supo que algo estaba mal, comenzó a correr desesperado por todo el pueblo siguiendo sus instintos.

Los tres sujetos comenzaron a patear a Kate hasta que vieron que no tenía fuerzas de moverse. La desesperación de Dilan aumentaba.

Kate estaba a punto de caer inconsciente por el dolor, y entonces los tres sujetos vieron la oportunidad, se acercaron más. Kate intento usar lo que le quedaba de fuerza para defenderse pero fue en vano, de un segundo a otro su ropa estaba desgarrada.

Dilan llegó al callejón justo para ver cómo se le acercaban a su hermanita. La ira lo cegó al ver tal escena, sin pensarlo desenfundo sus espadas que relucieron ante la luz de la luna.

Rápidamente redujo la distancia que lo separaba de la escena y atacó a los sujetos, al primero y más cercano a él de un tajo, con su espada izquierda, le desgarro el estómago mientras que con la derecha le hería el brazo al segundo sujeto que al tratar de embestirlo termino con el rostro partido en dos, todo fue tan rápido que no tuvieron tiempo de reaccionar. Al tercer sujeto que era el que estaba más cercas de Kate le dirigió la mirada de odio más pura que podía existir, él sujeto se había quedado paralizado. Dilan cruzó sus espadas alrededor de su cuello y tras un mar de sangre todo había terminado.

La gente del pueblo se reunió alrededor de la entrada del callejón, mirando con miedo y asombro, algunos con morbo.

Dilan se quedó de pie ante los cuerpos, estaba manchado de sangre. La ira se disipaba poco a poco. En ese momento la gente del pueblo y los forasteros comprendieron que él era alguien con quien no querrían problemas.

Al volver en si, se quitó su chaqueta y se acercó a su hermana par cubrirla.

-¡No me toques!- grito ella presa del temor.

Sangre de ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora